No somos nuestra mente - Parte II

Te invito a un viaje donde podrás acompañarme estés donde estés, no necesitaras salir de casa, nos sumergiremos en la meditación, la comprensión de si mismos y la ausencia del pensamiento incesante.

Te invito a dejar de lado la bulla mental

Observar lo que piensas sin juzgarte y sin juzgar Hacer a un lado las películas mentales

Fuente

La mayoría solemos juzgar y juzgarnos a nosotros mismos basándonos en hechos del pasado o creencias que tenemos arraigadas ¡Basta de eso! enfocate en sentir la vida de cerca, creer en ti, aceptar las criticas constructivas sin hacerlas parte de lo que eres. Siempre habrá cosas que mejorar pero nuestro ego, ese monstruo que se alimenta de las opiniones exteriores, que busca la aprobación de todos y vive del que dirán, se encarga de llenarnos de pensamientos negativos, de hacernos sentir menos y pensar más.

La vida es un juego con diferentes niveles, no todos afrontamos las mismas experiencias pero todos crecemos, cambiamos, leemos, aprendemos y el juego va cambiando al igual que nosotros, mantegamos fluidos dando la bienvenida a los cambios.

• Aprendamos a sentir cada experiencia por rutinaria que sea, dediquemos toda nuestra atención a cada actividad, a cada conversación, a cada persona.
• Aprendamos a observar lo que pensamos, lo que nuestra mente saca a relucir como respuesta automática y replantemoslo más allá del ego.
• Enfoquemonos en buscar soluciones en vez de pensar demasiado en el problema.

¿No has notado como la mente domina nuestras emociones?

Todo comienza con un pequeño pensamiento que se extiende y acaba por convertirse en millones de ideas que interpretan cada palabra y expresión del momento, acto seguido nos acompaña una presión en el pecho, un nudo en la garganta y una invasión de hormonas que nos hacen sentir desdichados. Todo esto unido a experiencias pasadas, ya que solemos juzgar con los ojos del pasado, te has preguntado ¿que ocurre cuando no oyes el pensamiento? Cuando eliges la opción de dejarlo ser, de no analizarlo, victimizarte o culparte y solo sentirlo.