Novela: La noche transparente. Cap.31

Desde hace varios días, Sayed ha tratado de comunicarse con su hija Nabir. La verdad es que ella lo ha esquivado, porque sabe que se padre va a ser detenido en cualquier momento. Ella se involucró en todo aquello, a través de un trato que hizo con el ministerio de justicia inglés: se infiltraría en las redes terroristas y las delataría; a cambio, su padre no sería enjuiciado. Sayed estaba metido hasta las patas en todo el asunto. Comenzó, como buen palestino, echando vaina en Gaza, participó en lo del Yom Kippur, donde fue herido; después, viendo sus líderes que ya no podría ser un soldado regular (perdió la tercera costilla del lado derecho) decidieron educarlo. Y aprendió bastante. Fue a Georgetown, donde obtuvo un título en ciencias económicas.

Regresó a Palestina, no sin tener tras de sí una red de espionaje bastante decente, ni los israelíes ni la CIA habían podido precisar su red. El MI7 lo tenía en una lista, pero eso no significaba nada. El propio Arafat lo felicitó. Le dijeron que la causa necesitaba guerreros en otros frentes: educación, cultura, ciencia, política, religión, economía; frentes que asegurarían el inexorable triunfo de la causa árabe. Aceptó. Como los países árabes habían pactado con un nuevo aliado (que unas décadas más tarde se levantaría como una potencia) decidieron enviar recursos allí, a fin de estrechar los lazos en ese terreno y asegurar una sólida alianza.

Al nacer la OPEP nadie daba nada por ella, ni siquiera los miembros; pero las políticas energéticas y nacionalistas de ellos llamaron la atención: podían ser cuestionados los poderes del imperio e incluso, vencidos. Pensando en descubrir un mundo nuevo y fascinante, un hermano extraño y que lo aceptaría, Sayed se fue a vivir a Venezuela, radicándose durante unos meses en Caracas y después de casarse con la hija de un iraní, se estableció en Maracay, ciudad donde el dictador Gómez gobernó durante casi toda su vida y que convirtió no sólo en capital de la nación, sino en centro militar, económico, político… y las actividades ilícitas. De hecho, esta ciudad fue siempre bastión del desorden y el crimen: la guerrilla tenía una base allí (en las montañas del parque Henry Pittier) los sangrientos saqueos de 1989 fueron especialmente cruentos en esta región y el actual presidente, Hugo Chávez Frías, en 1992, comandando un batallón de la 42 brigada paracaidista, fingió dar un golpe de estado, asaltando la residencia presidencial, llamada La Casona; y el Palacio de Miraflores, sede ejecutiva de la presidencia y la sede de Venezolana de Televisión, sede del canal del estado. El combate fue breve, durante la madrugada; pero fue sangriento. Chávez se rindió en la mañana.

Eso fue el 4 de febrero, porque el 27 de noviembre, hubo otro intento de golpe, que casi da resultado, debido a que comenzó también en Maracay; pero esta vez comandado por el grupo aéreo acantonado en la Base Aérea Libertador, comandos tomaron torres de transmisión y difundieron a través de los medios un mensaje en el cual los golpistas anunciaban que habían tomado el poder. Esta vez los combates abarcaron diversas zonas de Venezuela; pero más que todo, en el centro, en Caracas, Maracay, Valencia y San Juan de los Morros (desde donde salió una brigada blindada) la fuerza aérea venezolana bombardeó puntos estratégicos: la base aérea de La Carlota, el Palacio de Miraflores y se presume que el Fuerte Tiuna, una inmensa base militar. Los combates fueron encarnizados, hubo más bajas que durante el intento anterior; pero la cosa se acabó en la tarde. Los cabecillas de este golpe se fueron en un C-130, que llegó hasta Iquitos, Perú y fueron asilados, figuraba el general Visconti, de la aviación, como líder.

Después de esto, Maracay fue ganando reputación como centro nacional del crimen y de la más infame formas de la política. Mientras tanto, y en los años siguientes, Chávez, al igual que Hitler, Stalin, Castro, Malcolm X, Sayyid Qutb; terminó tras las rejas y ese tiempo lo dedicó a leer y hacer proselitismo, dio forma a su ideología política, a su liderazgo, se nutrió, maduró y cuando salió libre (gracias a una sorprendente medida política de un presidente social cristiano, un sobreseimiento, lo cual lo habilitaba para optar por cargos de elección popular) era ya una figura política que estaba años luz de sus contrincantes; es más, la situación es ahora más visible: frente a Chávez, sus opositores políticos parecen unos gallos jugadores de Counter-Striker, tratando de defenderse en la selva de concreto. Chávez aplicó los principios de Von Klausewitz; pero al revés: la política es la continuación de la guerra, a través de otros medios.

A parte de la situación política, está el tema social. El estado Aragua se ha convertido en el estado de mayor delincuencia del país, superando a Bolívar, Anzoátegui y Zulia (por supuesto, a parte del distrito capital: Caracas y las áreas vecinas, correspondientes al estado Miranda) que eran las regiones más violentas de la nación. En especial, la unión policial-criminal (que es la representación práctica de la unión cívico-militar), ha generado un brote hamponil de proporciones catastróficas. De hecho, muchos hampones han emigrado de otras regiones del país para establecerse aquí y muchos se unen a la policía (claro, aquellos que aún no han sido descubiertos) y por parte de la policía, suelen usar a los criminales para hacer el trabajo sucio y conseguir jugosos negocios, con los cuales redondear el exiguo sueldo que reciben. Es práctica común, que un policía le diga a un malandro que le consiga determinada cantidad de dinero, en un lapso determinado. Por ejemplo, como escuché en una oportunidad: “mira, nenerina, consígueme cuarenta mil bolos para las cuatro de la tarde y te paso un dato, para que no pagues cana.” Y el tipo consiguió la plata, a fuerza de robar carteras y prendas de valor, en menos de una hora y el poli le dijo que una comisión iría a la concha donde él y su causa guardaban sus caletas. El causa recibía un mensaje de texto: “Epa, causa??! q´pas? Sak los perols y llvatlos a dond Yolbrenis. boy en la noch. Chaolin.” Y los pacos cayeron pero nada de nada. Los dos choros se guardaron un par de días y luego retornaron a su vaina.

También, el sicariato agarró forma y método. No sólo los malandros, también los policías (sobre todo las brigadas especiales) sino también las fuerzas armadas, sobre todo la Guardia Nacional; aunque también se cree que participan el DIM, las fuerzas especiales, la DISIP y sobre todo, tropas de reserva y los oficiales retirados y dados de baja, que aprovechan estos trabajos para ganar más dinero. Así, que, por todos lados, Aragua era ya una zona de guerra, como toda Venezuela. De hecho, la violencia ha sido la gran derrota que ha sufrido el gobierno bolivariano, junto con la corrupción. Todo lo hecho por el gobierno, por frenar ambos flagelos, toda estrategia, ha fracasado. Aquí es donde gente como yo comenzamos a actuar. ¿De dónde salen las armas? ¿Quién da las informaciones que sirven para los crímenes? ¿A quién le conviene que la violencia continúe? A estas alturas de la vida, ponerse a pensar en bandos de buenos y malos, es una majadería. Los buenos son malos y los malos son buenos, si las circunstancias así lo ameritan, es cuestión de adaptarse y sobrevivir.

Lo bueno es que en Venezuela no he tenido que matar a nadie, sólo le he dado coñazas a equivocados por ahí, del resto se encargan unos panas.

Aquí en New York, la vaina es distinta. Casi uno siente, al bajarse del avión, un maldito escalofrío que te llena el cuerpo de paranoia pura. Si eres inteligente, aprovechas eso y lo cambias por adrenalina o más fácil: te controlas y ya; pero la mayoría de la gente, los que están más acá del bien y el mal se aferran a las promesas expresadas en las vallas publicitarias, como la que estoy viendo al salir del aeropuerto, donde aparecen David Beckham y su esposa usando lentes y ropa Gucci. En otra valla, esta Lindsay Lohan, con su pose de glamorosa tirona; la verdad, es que me la quiero pegar toda la noche, casi lo logro, cuando la conocí en una fiesta que mi buena amiga Björk organizó en su casa.

La gente bien comenzó a ir a esas fiestas porque se supone que allí están los duros; pero en la misma fiesta se ve quién es quién. Lindsay estaba medio borracha, cuando me la presentaron, uno de esos mariquitos que actúan en las películas de Disney y se besan con las carajitas esas; pero a ellos lo que les gusta es que les den por el culo y el resto (como la televisión) es apariencia. Ella me preguntó si yo podía hacerle un retrato y yo le dije que sí, tendría que desnudarse. Ella se sonrojó y se rio y me dio una conveniente y suave bofetada y me dijo:
— Como tú digas. —La fría excitación que sentí en mi espina dorsal se transformó en una cálida erección que me hizo olvidar, de verdad verdad, a Erikka. Björk me vio salir de la terraza, con Lindsay y se estaba riendo, mientras hablaba con alguien que parecía un diseñador de modas. Lindsay se encontró con sus amigos, donde estaba el mariquito paladín de la justicia, que cree en las historietas y cree que Superman es un héroe americano. La llamé y como no cuadré, las amiguitas se dieron cuenta y me dijeron que ella se iba, porque estaba mareada.

Ella dijo, cagando la operación, que yo era un pintor y que pintaría un retrato de ella. El mariquito me dijo y se me quedó viendo, que ella tenía que ir a dormir. Y se fueron. Y yo quedé ahí solo. Miré a través de una ventana, las luces de Manhattan, cuando se aproximó una pana lesbiana que me dio un mensaje demasiado de pinga (que no compartiré con los lectores, debido a que tiene la misma naturaleza del Grial: es algo que impacta y es algo que no se entiende fácilmente y menos sino se ha peregrinado por ello) y lo que vino después fue mejor que tirarme a Lindsay Lohan, lo cual ocurrió después, porque era un cálculo inexorable, como muchas cosas que estaban pasando.

Y así, entrando por la autopista 77, nos enfilamos hacia New York; pero la bordearíamos, para llegar a Manhattan, para buscar el Audi. Julia y Karen hablaban de algo que yo no entendía y ni les paré bolas. Si estaban planeando mi asesinato, yo no me habría dado cuenta. Trataba de descansar, necesitaba de todas mis fuerzas pues sabía que por allí encontraría un par de sorpresitas. Yo sabía que esta tragedia llena de sonido y furia apenas estaba tomando forma.