El deporte no siempre honra la educación física

alexandermoreno (56)in #castellano • 6 years ago (edited)

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La doctora en educación y especialista en educación física Mercedes Moraima Campos (venezolana) ha presentado ante la comunidad universitaria hispanoamericana, un trabajo sobre los problemas teóricos y también prácticos que confronta a nivel global la enseñanza de la educación física para los niños y adolescentes, colocando, así, en el banquillo de los acusados a factores tan sensibles como las tradiciones instaladas en los procesos de formación de los docentes especializados en el asunto; y también sentando en ese indeseable banquillo, a factores tan “sacrosantos”, como el deporte.

Nos dice Campos que ve con estupor “cómo el profesor de educación física está impartiendo la cátedra, toda vez que es en esta acción concreta donde se ve a las claras el maltrato del cual es objeto el niño y el joven de las escuelas del hemisferio”.
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Venturosamente, plantea Campos, ha quedado históricamente atrás los aciagos tiempos en los cuales la educación física era preferentemente ejercida en nuestras escuelas, por militares y también por entrenadores deportivos a secas. Señala que no obstante a que ya en el siglo XVII, América Latina hace ostensible la preocupación por ello (creando entonces en Chile una instancia académica destinada a la formación profesional de educadores físicos), el problema de la desorientación y hasta del extravío por parte de quienes planifican la educación física y de quienes la ejercen en el aula, sigue vigente. Agrega que lamentablemente en este proceso, el niño sigue siendo víctima de negación a su genésica exclamación de “yo existo; yo estoy aquí”.

Dice Campos que uno de los elementos más desviados que presenta la tradición tanto de la formación de maestros en educación física como de la práctica misma que se da en el aula de clases (llámese gimnasio, cancha, campo…), es que la atención del proceso pedagógico se centra en el docente, en una reglas formales de una disciplina deportiva o en otros factores; mas no en el alumno; no en el ser humano que demanda atención a su desarrollo motriz y a su desarrollo integral. “Es que, viendo el asunto de esta manera tan desafortunada, el alumno no es importante, aunque el proceso sea para él”.

Con agudeza y valentía plantea esta profesora de la venezolana Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) que…

El educador físico no está educando a través del movimiento, sino para el movimiento; entonces quizás el niño se pregunta cosas como las siguientes…
-¿De qué sirve hacer 12 minutos de carrera alrededor de un espacio que por lo general mide 14 metros por 26 metros (cancha de baloncesto)?
-¿Cuántas vueltas tengo que dar, para completar 12 minutos?
-¿Cuál es la finalidad de esa carrera?
O bien se preguntará, ¿Qué sentido tiene para mí, lanzar un balón al cesto un número de veces consecutivas, desde determinada distancia?
(Tengamos en cuenta en esto último que el niño o joven que no tiene la aptitud para la acción respectiva, fracasa entonces en el intento porque no logra el “formal” objetivo que es introducir el balón dentro del cesto; siendo así maltratado al no tener resistencia para mantenerse trotando en un tiempo de 12 minutos, y en consecuencia no tener precisión para lanzar al cesto. Inscrito en tan terrible tradición está decirle acto seguido, palabras soeces. Palabras que al niño y/o el joven le avergüenzan ante sus compañeros. Claro, de tal suerte eventualmente se salva alguno de esos pocos niños o adolescentes privilegiados que de una u otra forma, han aprendido algún deporte y han podido desarrollar (excepcionalmente) su aptitud física o/y su motricidad.

Es del criterio de Campos que la racionalidad del deporte no es la misma que la que corresponde a la educación física. Suele estar inscrita en lo primero, la competencia, el abrazo a marcas, récords, en fin. En la racionalidad de la educación física, el alfa y el omega de la acción pedagógica, está lejos de esto; es, sin duda, el desarrollo integral de cada uno de los alumnos preponderando en ello, el elemento diferencial de cada participante y la actividad motriz como filón para el desarrollo integral.

Valoramos, pues, el esfuerzo teórico realizado por la doctora Campos. Ahora que está al frente de la gerencia del Doctorado en Ciencias de la Motricidad Humana en la UPEL, seguro estamos que todas estas ideas y motivaciones humanocéntricas tomarán más fuerza.

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