HÉROE DE GUERRA (Quinta parte) Por G. J. Villegas

in #castellano6 years ago (edited)

DE NUEVO soñó con su familia. Los abrazaba a ambos, a su esposa e hijo, cerca del jardín de flores que el mismo había construido para ella. Las risas de sus seres amados le hacían sentir otra vez la felicidad de los tiempos de paz. Acariciaba la mejilla de su amada, y en sus ojos color ámbar se reflejaba aquel brillo que lo enamoró alguna vez. Podía percibir el fresco aroma del campo, del pasto recién cortado, del pan fresco a punto de salir del horno. Por espacio de varias horas pudo pasear con su pequeño a caballo, saborear un rico postre endulzado con miel, y sentir el suave cabello de su mujer mientras la rodeaba con sus brazos frente al balcón de la entrada de su granja.

Cuando por fin despertó, ya era de noche. Su primera impresión fue la del techo mohoso y medio destruido de la choza donde estaba escondido. El aire tenía un olor fuerte a orine de ratas y Dosher el perro, gruñía a un hueso viejo que le dieron para roer. A su lado estaba Timothy, dormido en una silla, con una mano sujetando su barbilla.

Cory se inclinó un poco sobre su costado y un agudo dolor le recordó rápidamente porque se había desmayado horas atrás.

—La herida era grave, tuviste suerte de no morir desangrado. Lástima que no tenga nada que ofrecerte para calmar el dolor. Pero pasará con los días, solo debes resistir —dijo una voz desde el fondo de la choza. Había poca luz pero la silueta y el tono suave eran sin lugar a dudas de una mujer. El instinto le hizo tantear la funda de su cuchillo, pero se encontraba casi desnudo, recostado sobre lo que parecía un colchón de campaña, cubierto por una débil cobija.

—¿Quién es usted? —preguntó el soldado.

—Me llamo Madeline —respondió la mujer y agregó—: Tu cuchillo está en esa caja de allá, como puedes ver no tengo la intención de hacerte daño. De ser así ya estarías muerto. Un soldado enemigo desvanecido por sus heridas, es presa fácil, hasta para una vieja como yo.

La mujer encendió una lámpara de keroseno y Cory pudo ver entonces su tez. Le calculó unos 60 años, aunque podrían ser menos. La guerra suele ocultar la verdadera edad de los rostros maltratados por ella. Timothy despertó y se alegró mucho al ver que el oficial seguía con vida.

—Hola niño —dijo el soldado dando un vistazo rápido a Timothy. Notó que llevaba ropa limpia y no tenía la cara sucia.

—Esta señora te salvó la vida —indico Timothy.

—Así parece amiguito.

—¿Te duele mucho? —preguntó Timothy al ver los gestos de Cory.

—Algo —respondió el soldado secamente y mirando a la mujer dijo—: Me llamo Cory, pero supongo que ya usted lo sabe.

—Es cierto, Tim me lo dijo —declaró Madeline— Veo que eres inteligente. No entiendo entonces que hace un soldado como tú en territorio enemigo, solo y sin recursos, ayudando a un niño enemigo y su perro.

—Timothy no es mi enemigo, y yo no soy más un soldado. Pienso que valgo más vivo que muerto. Decidí que no quería ser parte de esta tonta guerra. Solo voy a la frontera, a casa.

—¿Con Débora? —inquirió la mujer.

—¿Cómo sabe usted ese nombre? —preguntó con asombro el oficial.

—Lo repetías cuando te trajimos —indicó Timothy.

Cory se quedó pensando un momento, intentando entender que había pasado las últimas horas. Estaba tranquilo con la idea de no haber muerto a manos del enemigo, de que su herida hubiese sido atendida por la mujer. Pero entendía que no podía quedarse en ese sitio, tenía que seguir moviéndose o pronto seria encontrado por alguna patrulla.

—¿Dónde está mi uniforme?

—También en la caja —respondió Madeline.

Hizo el intento de levantarse, pero solo comprobó que aún no tenía las fuerzas suficientes

—No se levante, espere hasta el amanecer al menos —indicó la mujer con insistencia.

—¿Por qué me está ayudando, a mí que soy un soldado enemigo?

—Tu mismo dijiste que ya no eres un soldado. ¿Dime que te motivó a salvar a ese niño? Quizá solo te estoy devolviendo el favor —respondió Medeline acercándose a él para acomodarle la almohada

Cory la miraba con desconfianza, la batalla lo había cambiado. Siempre estaba alerta a todo lo que pudiera ser una amenaza. Podía darse cuenta de la ayuda que había recibido de la mujer, pero algo en sus palabras, en su actitud, no terminaba de convencerlo. Sentía un gran cansancio en el cuerpo, los ojos se le cerraban solos. Volteó para mirar a Timothy y se quedó dormido de nuevo.

Al amanecer todo parecía estar en calma. La mujer y el niño disfrutaban de un abundante desayuno y él sentía menos dolor que la noche anterior. Logró sentarse por sí mismo e intentó conversar con ellos. Estaba algo inquieto, el haber pasado la noche al cuidado de una extraña lo hacía sentirse vulnerable.

—Háblame de Débora ¿Quién es? ¿Una novia? ¿Es bonita? —preguntó Madeline sonriendo, intentando calmar al soldado.

—Es mi esposa —respondió Cory y agregó—: Y si, es muy hermosa. Estoy regresando para volver con ella y con mi hijo. No quiero que la guerra le arrebate su padre a mi hijo, no quiero que mi mujer sea una viuda.

—La guerra nos arrebata todo a todos. Esa es la realidad, no puedes escapar de eso —replicó Madeline acercando un plato con comida para él.

—Yo intento cambiar eso en mi caso. Estoy harto de la miseria y la peste de muerte que veo a mí alrededor. Hablamos el mismo idioma, vestimos la misma ropa, y casi tenemos la misma historia. Nuestra piel no es diferente. Entonces ¿Por qué peleamos? Solo porque nos mandan a hacerlo.

—Mi esposo y mi hijo pensaban como tú. Aun así se enlistaron para la batalla. Ambos murieron algunos meses atrás —indicó Madeline con ojos humedecidos— Cómo me hubiese gustado que huyeran del frente para estar de nuevo conmigo. Espero que puedas volver a tu casa pronto.

Cory devoró todo lo que había en aquel plato: papas, huevo, algo de carne y un pedazo de queso. Hacía bastantes días que no comía un banquete como ese. Eso lo hizo pensar en la situación de Madeline, sin hijo ni esposo que velaran por ella. ¿Dónde conseguía toda esa comida? ¿De dónde sacó los materiales para atender su herida? Dosher se levantó de golpe y ladró un par de veces hacia la ventana. Madeline se acercó para mirar y dijo al soldado apurada:

—¡Debes irte, ya vienen por ti!

continuará…

Héroe de Guerra (Primera parte)

Héroe de Guerra (Segunda parte)

Héroe de Guerra (Tercera parte)

Héroe de Guerra (Cuarta parte)


"La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, para provecho de gentes que si se conocen pero que no se masacran" Paul Valéry



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