El tipo que no logró nada - Relato

      Otro día ha culminado dando paso a sus lamentos. Hacía más de quince años que este personaje se encontraba dentro de un bucle, rutinario, nocivo, enfermizo y adictivo. Al caer la noche, la oscuridad que hay en su mente suele tomar el control, y el ego, moviéndose a sus anchas, escupe la poca estima que se tiene, haciéndole sentir inferior en todos los aspectos.

Otra velada donde se ve al espejo para insultarse por cada fallo cometido, puesto que los errores son inaceptables para él. Pero, irónicamente, errar es lo que mejor se le da. Este hecho cala fuerte, y lo hace con especial ahínco, pues, la autocrítica, es el armamento al que más filo le ha sacado, capaz de cortar cualquier pensamiento positivo hacia su persona.

Tanto, que los más grandes pensamientos pasan a ser sólo rodajas con una velocidad sorprendente, sin tiempo de ser analizados o contemplados. Los diminutos, son imperceptibles, opacados por una nube cargada de negatividad, la cual, en cada estruendo, avisa sobre la tormenta que se avecina, trayendo consigo caos a una psiquis desordenada y trastornada.

Durante sus actividades diarias, las ideas revolotean de un lado a otro y dan vida a nuevos proyectos prometedores; él, anota desesperadamente para no olvidar, pero sin darse cuenta, en su habitación, se han acumulado más y más cosas por hacer, entre una ruma de papeles apilados sobre su escritorio.

Anhela estudiar más de tres carreras en concreto, sueña con ser bohemio y entregarse al arte, también, espera algún día poder vivir de lo que le apasiona. Sin embargo, actualmente, trabaja como guardia de seguridad en un centro comercial. Cabe resaltar, que dura muy poco en cualquier puesto de trabajo, suele decir que no encaja en ninguna parte y esto le motiva a renunciar, sin llegar a cumplir los tres meses en la mayoría de ellos.

Desde que era adolescente, se repetía frente al espejo que no perdería el tiempo aprendiendo otros oficios por temor a que esto le condujera hacia otro camino alejado de sus ambiciones. Bajo ese lema, jamás se permitió aprender algo nuevo y jugo a ser el autodidacta solitario después de dejar la universidad; el mismo, quien cree tendrá el mundo en la palma de su mano el día de mañana, porque su mente así lo visualiza, y no existe nadie capaz de hacerlo caer en cuenta, de la realidad de las cosas.

Acostumbrado a dejar todo a medias, emprende cada dos o tres días un nuevo camino que lo llevara hacia «el éxito»; iluso e irrealista, ha soñado más de una vez con ser rico de la noche a la mañana, pero su condición no es tan cambiante como sus acciones impulsadas por su mal hábito. Vive frustrado al no ver resultados con cada cosa que hace, llora y se lamenta pensando que tarde o temprano, no podrá soportarlo más y, acabará con tan amargo sufrimiento.

Se ha encerrado en una zona de confort que ya no es cómoda para él; sin embargo, no lo nota ni se esfuerza en hacerlo. Solo y sin nadie al lado que le pueda hacer espabilar, se deprime cada noche pensando en lo que pudo ser, si hubiese hecho esto en vez de aquello, si en vez de dejar aquel curso lo hubiera terminado, quizás, su historia fuese distinta, quien sabe.

Hoy, nuestro personaje para nada pintoresco y bienhumorado, sigue en posición fetal sobre el colchón de su cama después de escuchar todo lo que su mente tenía para decirle esta noche. Llora como un niño que acaba de perder a sus padres en un atroz accidente, por su mente, ahora sólo pasa una cortina oscura que lo cubre todo y le genera un ruido demencial a punto de sacarlo de quicio.

Recuerda cuantas veces le dijeron que su problema era mental y que un especialista podría ayudarle, pero nunca se atrevió a seguir consejo alguno. Tras salir de su ataque de crisis, nota en la pared conjunta a la cama, una frase que escribió hace tiempo luego de leerla en alguna parte. Bajo el enunciado, impulsado por un sentimiento de asco, vergüenza, y odio desenfrenado, reafirma lo siguiente: un fracasado, sólo eso, un maldito fracasado.

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^{La imagen principal es de Pixabay.com,
la foto del final es de mi autoría, tomada con un Samsung Galaxy S7.
El separador es de Kisspng.com}

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