¿Volver a casa o volver al infierno? ''Una larga historia''

in #cervantes6 years ago (edited)

Regresar a casa esta vez, fue subir al mismo infierno.
Y te voy a contar esta terrible experiencia.

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Caminaba sin parar. Quería correr, pero solo caminaba. Mientras más agigantaba el paso, más se estremecía esa máquina orgánica de mala calidad que llevamos incrustada en el pecho, ese reloj de vida que llamamos corazón. Caracas… las calles solas y frías bajo el inclemente sol que trataba de hacerse paso entre las nubes. El pasado, el presente y el futuro se habían convertido en una masa de plastilinas con múltiples colores, inconclusa y sin forma.

Pisaba de nuevo las grietas de la avenida, tropezaba con los mismos tramos mal construidos que me ocasionaban gritar una grosería, pero ahora, ahora no me importaba, solo deseaba que el tiempo me facilitara hacer lo más rápido posible, aquello por lo que había hecho semejante viaje. Los viajeros entenderán lo que digo.

Ahí me encontraba de nuevo, de pie frente a la reja negra, contemplando la vereda. Viene saliendo un propietario en su vehículo de dos ruedas. Me mira con cara de asombro, un saludo sin ganas, una respuesta predecible, se abre la puerta, el sale, yo entro. Cierro la puerta y mientras el sonido del tubo de escape se alejaba, deseaba no enfrentar mi realidad, no quería voltearme. Permanecí inmóvil unos segundos, me arme de valor y seguí mi camino bajando por la rampa despedazada que daba inicio a esa diminuta calle, adornada de hogares tristes.

Avance, haciendo ruido con las llaves. Tomando bocanadas de aire contaminado buscando alivio. Esta vez nadie saldría por la ventana del balcón alegre de verme llegar.

Antes de entrar lance un tímido saludo, « buenas » nadie contesto así que intente de nuevo « hoolaaa, bueeeenas » ya que nadie respondía me dispuse a entrar. Dos rejas, un jardín y una puerta de madera.

Al entrar escuche una conversación apagada a lo lejos. Cuando me acerque a la cocina pude ver entre sombras dos figuras ancianas, a quienes extrañaba por todo el tiempo compartido en esos días que fuimos familia. Inesperada la visita, ya que en los últimos casi 3 meses había sido imposible concretarla, y valla forma en que termino concretándose.

« Estas viniendo desde el año pasado » dijo el respetable señor, como una queja burlona, con una sonrisa muy cordial… « ¡Pero mira lo delgado que estas! » dijo sin vacilar su hermana, lo que me dio un poco de risa, esta señora siempre fue directa y sin filtros para hablar.

Después de una charla corta donde hablamos acerca de cómo nos había tratado la vida en estos últimos días, el respetable señor se despide para ir al banco a poner una queja y su hermana quedaría terminando la comida que habían empezado antes de mi inesperada llegada.

Los loros de la azotea esta vez no hicieron berrinche al escuchar mi voz. El silencio… como un extraño, estas pobres aves encerradas se habían olvidado de mí, como habían olvidado que una vez volaron.

Subía al departamento. Descendía en la oscuridad. Que irónico que la puerta se abre girando la llave al contrario por un error en el diseño de la cerradura.

El vacío en el estómago me abrazó como bienvenida. Todo fue en cámara lenta, nunca pensé volver de esta manera. Entre al primer cuarto a la derecha, una cama, una tv vieja y un closet abundante de ropa olvidada, los zapatos de ella cubrían el piso. El desánimo cubría mi cara.

Parado en medio de la sala me encontraba como en dos dimensiones. Una en tiempo pasado, donde podía escucharla riéndose, llamándome, donde podía oler su perfume, podía verla en el espejo viéndome de reojo mientras peinaba su cabello, y otra en tiempo presente, donde solo se escuchaba el viento chocando con los árboles, donde nadie pronunciaba mi nombre y en los espejos solo existía un cementerio polvoriento que nublaba la visión.
Cuando entre a lo que fue nuestra habitación la vi como un fantasma. Sentada en el borde de la cama, recostada a la pared. La cama se encontraba como había quedado la última vez, la luz apenas entraba en hilos por la ventana. Vi su ropa, vi sus cosas. Me imagine como una camisa más que nadie usaría y quedaría guindada sin saber porque fue condenada a una espera interminable sepultada en el olvido. Toque su ropa solo para recordar cómo se sentía entre mis dedos. Solo para sentirme aun peor.

Ya tenía las camisas, ropa interior, un pantalón, mi chaqueta negra, mi suéter blanco… que tanto le gustaba. Entre otras cosas también tome una pasta dental, mi perfume azul, un desodorante, unas carpetas con documentos, una foto en blanco y negro de mi padre. Por ultimo saque de mi escondite mi uniforme de (valiente); un casco, un guante, canilleras y un recipiente para suministrar agua con Malox. ¡AHAHA y claro! ¿Cómo olvidarlo? Fui por mi guitarra, la pobre agonizaba, muriendo lentamente en la esquina donde por poco le olvido y todo para nada… cuando abrí el pesado estuche me identifique con ella. Sin cuerdas, sin alma, sin sonido ni voz, sin artista que la tocara, sin amor que me rescatara.

Dentro del estuche encontré una carta que había olvidado. Una carta que imagino, paso todos estos días sin ser vista, nunca lo sabré. Cuando la escribí pensé que moriría, y me encontraba listo para ello, mi rabia y frustración fue mucho más allá del querer y me llevo no solo a mí sino a muchos a tomar acciones. La carta fue escrita casi como un testamento, donde solo dejo mi deseo de libertad. Inspirada con palabras de otro (valiente) que ya no está con nosotros. Decía lo siguiente:


‘’Si no regrese es porque me fui con la libertad. Los amo… no me lloren, luchen por el país, disculpen mi terquedad, solo un paso motiva los demás. Los amo y los amare por siempre. Te amo novia, te amo ma, te amo hermano. 23/01/2017. ’’

Ese día ni siquiera podía hacerme una lejana idea de lo que se viviría en todo lo que quedaba de año y que pues claro está, que aunque hubo momentos de mucho peligro, por suerte o por desgracia, aún sigo vivo. Solo diré que toda esta situación nos quitó y daño todo, y me refiero a TODO.

Después de organizar las cosas me sentí cansado. Observaba la pared. Muchas manos pintadas, en el pedazo de closet que había quedado vacío, pues ya mi ropa se encontraba guardada en el bolso de mochilero que llevaba.

Me recosté, abrace la almohada. La sabana tiesa y fría se amoldo a mi cuerpo como consuelo de tantos malos ratos. Miraba el techo, deseaba retroceder el tiempo, deseaba despertar en ese momento voltearme y verla durmiendo, despertarla y decirle que tuve una horrible pesadilla. Después de varios segundos con los ojos cerrados clamando que esto sucediera, abrí mis ojos y seguía ahí. En el mismo día, solo, y en una posición ridícula. Empapado del sentimiento ya familiar de la humillación. En silencio me quede, vacío. Lleno de preguntas. Me dormí.


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Desperté una media hora después. Resignado pero calmado. Envidiando su habilidad de olvidar, no sé cómo lo hace. Camine al balcón ya casi medio día, me di cuenta que las plantas estaban descuidadas, recuerdo como nos hacía feliz verlas crecer. Aunque imagino que habían recibido algo de agua, porque no estaban muertas, pero se notaba la carencia de amor en sus hojas agujereadas y sus tallos torcidos. Restos de flores marchitas en el suelo narraban el desespero de que alguien llegara no para cuidarlas un día, sino toda una vida.

La carta del hilo rojo. Aunque no se encontraba amarrada por un hilo sino por un globo rojo desinflado, así le llamábamos. Tenía el poder de reconciliarnos aun en los momentos más difíciles. La encontré en la primera gaveta del mueble de la ropa. Quisiera habérsela dado el ultimo día que la vi, tiempo después quise enviársela pero.. ¿como? aunque si fuese sabido que sería ese el último día, cuando la despedí en aquel oscuro terminal, con un beso vigilado y un abrazo que ojala hubiese durado por siempre, jamás la fuera soltado.


‘’Carta para mi amor. 18/03/2016.
Si, tienes mucho poder sobre mí, puedes cambiar mi estado de ánimo como fichas de ajedrez, elevarme hasta lo más alto, arrastrarme por lo más bajo y aun así tener control total de todo
Anoche. Fue terrible, una turbia tormenta de ataques sin objetivos aparentes y aunque no vacíos de motivos, la causa hizo de esta guerra una lucha perdida.
Amarte, es no tener opción en contra tuya, es humillar mi orgullo, es desnudar mi alma y venderla al diablo, por solo una sonrisa tuya, cada vez que exista esa posibilidad.
Soy inocente como el gato que se deja tocar, sin saber que en un instante podría morir, si se tratara de algún inconsciente ser humano al que se arrima. Si, así me siento, inocente entre tus brazos, indefenso, ilusionado, cómodo, enamorado, es verdaderamente increíble. No importa que suceda después, contigo solo importa el instante, el momento, la risa, el juego, el beso, las miradas.
Perderte seria mi peor fracaso, si, a veces duele amarte, ¿pero sabes? Es inmenso el placer que me das, cuando después de cada disgusto, me dices un te amo, y me haces sentir especial con tus besos desgarradores y tus eternas dulces miradas, quitando el dolor de mi piel.
Eres el amor de mi vida, te convertiste en todo, de verdad, todo. Quiero estar contigo hasta mi último respiro y hare todo lo que esté a mi alcance para lograrlo.
¡Tú eres mi alma, mi luz, lo eres todo y te amo!’’

Mientras regaba las plantas salió el señor Sánchez de su casa, quien al verme me saludo, y yo le respondí como siempre con un… « ¡Señor Sánchez! » a lo que me respondió « Eeeepa mijo, estabas perdido » La verdad es que si, estaba perdido… « Si vaale, tenía tiempo sin venir » le conteste. Y la sonrisa que por un momento se estaba dibujando en mi cara, palideció de coñazo… ¡sí!, de COÑAZO cuando escuche la pregunta « ¿yYyyY la muchacha como esta? » quede mudo por un instante y tome fuerzas para acomodar el rostro y decir que estaba bien, sin que notara nada fuera de lo normal. Seguido de un « Qué bueno verte, que bueno que ya estás aquí » y se metió en su casa de nuevo. Me quede un momento pensando en esas palabras. Y entre después de un tiempo.

Luego entre al cuarto donde dormía después de su partida. Cuarto donde odiaba quedarme, ya que había significado para mí una especie de castigo después de las peleas, me trajo muchos recuerdos. En la cama se encontraba sentado ‘’oso’’ un peluche amarillo que había sido testigo de lo bueno y lo malo de aquella casa. Lo usábamos de almohada, oso parecía estar triste, ya nadie jugaría con él, nadie le acompañaba, las pequeñas de la casa ya le había olvidado también. Es increíble como algo palpable como la distancia, puede interponerse ante algo intangible como el amor, el querer, el extrañar. Y es imposible luchar en contra. Cerré la puerta y deje a oso descansar.

Mientras buscaba medicinas para llevarme, ya que trato de cumplir un tratamiento por una enfermedad reciente, encontré una tercera carta:


‘’ te amo
¡Hola mi príncipe hermoso!
Te amo muchísimo y estoy increíblemente feliz de tenerte a mi lado y poder contar con tu apoyo incondicional; eres una persona maravillosa, con una excelente calidad humana y muchísimo talento y eso me convierte en una mujer súper afortunada, premiada por la vida con el mejor novio del mundo; el más lindo, atento, cariñoso, colaborador, comprometido, paciente y comprensivo de todos.
¡Gracias por tanto!
Gracias por tu tiempo, tu amistad tus chistes, tus besos y abrazos, por tu confianza… gracias por ser tú y amarme.
No cambiaria ni uno de los momentos que he tenido la dicha de compartir a tu lado, de los malos hemos adquirido diferentes experiencias y aprendizajes, nos han permitido conocernos y aprender más el uno del otro.
Los buenos momentos los recordare y atesorare con el mayor cariño del mundo, Los tendré siempre presentes y espero poder revivirlos en un futuro cuando, tomada de tu mano, contemos a nuestros nietos las intensas historias de nuestra relación.
¡Te amo inmensamente!
Gracias por toda tu ayuda hoy… eres un bello (corazón)
19/12/16 ’’

Después de leer la carta, sonreí. Metí todas las carta para guardarlas en mi caja de pandora, donde guardo todos los recuerdos: un caracol, una pluma, nueve cartas, dos mini cartas, dos ranitas artesanales hechas de billetes de dos bolívares, un globo azul desinflado, la hoja de un árbol, un collar con la mitad de un corazón, una dedicatoria en una servilleta, un dibujo plastificado, una enorme carta verde de cumpleaños. No sé por qué hago esto. Es como algo compulsivo, no quiero hacerlo, pero lo hago.

Tome mis cosas y las puse en la puerta preparándome para salir. Decidí dejar mis botas militares, después de todo lo que había caminado el último año, se encontraban rotas y ocupaban mucho espacio. Tendría que hacer el viaje de vuelta cargando todo aquel peso. El bolso mochilero, el gran estuche de la guitarra y una maleta de mano. Molerían mi espalda, como hace unos años.

No quise subir a la azotea para no llenarme más de recuerdos. Tome el teléfono, llame a mi mama y le dije que ya estaba listo, que ya regresaría. Colgué. Suspire, no sabía cómo sentirme, de igual manera ya nada se podía hacer, todo estaba irremediable roto, dañado e irreparable.

Antes de salir tendí la cama. La extrañe, aun después de todo lo sucedido, la extrañe más que nunca.
Buscando las llaves para cerrar todo y poder irme, registrando entre las cosas encontré una hoja arrugada, arrancada de un cuaderno de espiral con páginas azules. Dicen que la curiosidad mato al gato . Y ya serian dos en esta casa.


‘’ Tu y yo. (Corazón) Te amo.
Te contamino.
Cuando nuestras miradas se cruzan es imposible no sonreír.
Tan solo mirarte me da seguridad. Si solo somos tú y yo ¿Qué más da? Si solo soy yo y si solo eres tu nada malo pasara.
Lo mejor será que nadie se entere. Si alguien más lo sabe comenzaran a hablar.
Todos nos critican pero en secreto nos imitan. Yo lo sé.
Se salió de control toda esta situación.
Mi vecin@ nos vio. Nos descubrió en plena acción. Se me acerco y me dijo que aunque es malo también lo disfruta.
Ahora cuando l@ veo también le sonrío. Compartimos un secreto. Compartimos un mal hábito, pero lo sabemos disfrutar.
Ahora somos tres y aunque nos portamos,,, lo hacemos bien.
Toda esta situación empeoro. Ahora todos lo saben y quieren participar. Cuando me miran sonreír y piensan ¿si solo somos tú y yo que más da?
¡Te amo!’’

No pude evitar sentirme mal. Algo que decía tanto y a la vez tan poco, no hace falta tener dos dedos de frente para entender de qué va todo esto. ¡Preguntas! Millones de preguntas me invadieron. ¿Qué es esto? ¿A qué se refiere? ¿Porque estas palabras comienzan y terminan con un te amo? ¿Qué fecha tiene esto? ¿Mi vecin@ nos vio? ¿Ahora somos tres? ¿NOS DESCUBRIÓ EN PLENA ACCIÓN?

Si existía un oscuro trasfondo ya ni siquiera quería averiguarlo. No quería formar parte de un juego de rompecabezas con piezas faltantes. Tampoco dañaría la imagen que había quedado de ella por unas palabras que no entiendo.

Sabía que esto sucedería, mientras más tiempo me quedaba peor me sentía. Como un loco empedernido desate mi confusión con un bolígrafo rojo. Deje plasmado en aquella hoja cosas que ni quiero mostrar. Tal vez nadie la vea, tal vez lo vea la persona equivocada, lo más seguro es que su real destinatario muera sin saber lo que dice. La carta no fue arrancada del cuaderno. La coloque en el ‘’secreter’’ la primera gaveta del mueble de la ropa. Me di la vuelta y entre ganas de llorar me fui lentamente de la habitación. Apague la luz. Cerré las cortinas. Aspire por última vez aquel hedor a polvo, sudor y sexo que desprendían sus cuatro paredes, ya que el erotismo llevaba un largo record de ausentismo. Cerré la puerta de la habitación.

Cerré la puerta del apartamento. Baje por el pasillo angosto. Todo en silencio por fuera y por dentro me consumían los demonios. Tome el bolso. En una mano la guitarra y en la otra la maleta. Baje incomodo las escaleras pero más incómodo se sentía el rocío de la lluvia en mi cara, que alertaba un gran aguacero. ¿Por qué?



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Cuando estaba por entregar las llaves… ¡Bamg! Otro contratiempo. ¿Cómo negarle una taza de café? La señora al parecer había preparado café mientras me encontraba sufriendo en aquel sitio que fue mi hogar. He vivido en tantos sitios que mi sentido de pertenencia solo es algo inexistente.

Así que me senté con mi taza de café negro que hacia contraste con mi estado anímico. Procuraba tener una corta conversación con aquella anciana que procuraba tener un extenso dialogo. Soledad… no hay otra palabra.

El primer sorbo fue amargo. Después de su partida el café me sabe a sus besos. Besos agrios, condimentados con lágrimas de ambos mezclándose entre nuestros labios. Esas lágrimas que corrían cuando queríamos intentarlo una vez más a pesar de las heridas. ¿En que falle?…

No podía dejar de pensar en esa maldita carta. Después de cinco minutos termine. La charla repetida sobre como la dictadura nos hunde y como la súper híper mega inflación emerge cada tres días ya me tenía cansado. Así que corte la conversación «bueno ha sido un placer verle, espero volver pronto y que estén bien, despídase por mí del respetable señor, estaré llamando, no todos los días pero prometo llamar, los quiero mucho, saludos al tío y a todos»

Un abrazo en el jardín. Esta vez no fue un hasta luego sino un adiós. Su primo quien había llegado me acompaño hasta la puerta. No quería mirar hacia atrás. Nadie estaría en el balcón para hacerme señas de (te amo) y desearme un feliz viaje.

Al salir de la vereda, cruce la calle. Tenía la vaga esperanza de que por lo menos pasara un bus. El número 17 danzaba en el aire. Me preocupaba cuanto más podrían soportar, a ellos les venía una larga caminata a bordo de unos calzados corroídos llenos de huecos. La planta de mi pie podía sentir la acera.
Ya me encontraba afuera, ya había hecho lo que dije que haría. Volví a quebrarme. ¿Qué pasaba por su mente? ¿Cómo voy a superar esto? ¿Por qué después de tanto?... Como detesto sentirme así, ya no se ni que pensar, ni que desear. Solo espero que este bien y que algún día ella pueda amar a alguien como yo la ame. ¿Para qué odiarla? Además qué importancia tiene. Son palabras que me repito en forma de consuelo para poder avanzar. ¿Cuánto tardare en encontrar mi paz?...

Así que no mire atrás. No espere el bus. Un respiro. Un estirón, Cargue mis cosas y me puse a caminar.

Caminaba, quería correr. Pero el peso en mi espalda y mi nueva enfermedad solo me permitió caminar.

Mientras caminaba no dejaba de pensar en una cosa…

¿Ahora quien regaría las plantas?...

¿Volver a casa o volver al infierno? ''Una larga historia''
Por: @akexander

Nota: El texto esta basado una experiencia reciente de mi vida personal. Fue escrito para desahogarme a modo de superar este mal momento que atravieso y algún día poder mirar atrás, y que ya no signifique nada. Gracias por leerlo.

Sort:  

Lo lei todo, me gusto, pero no entendi, ella se fue del pais o se murio? tu nueva enfermedad cual es?

Hola @bcam, la primera pregunta: cualquiera de las dos versiones es valida, lo dejare al libre albedrío del lector, aunque en el texto me inclino mucho más en el hecho de que se fue. La segunda pregunta pues... la verdad es que imagino que miles de Venezolanos debemos estarla sufriendo en mayor o menor grado, se trata da la bacteria, (Helicobacter pylori), una de sus complicaciones es la desnutrición. ''Recomiendo a todos hacerse un examen para detectarla''. Al no tener nutrientes necesarios en el organismo, los ligamentos y músculos no se recuperan de las lesiones. A mi me afecto muchísimo en el tendón de Aquiles. Es por eso que digo: ''Caminaba sin parar. Quería correr, pero solo caminaba''. Hoy me encuentro en tratamiento y mejorando. Espero que te sirva mi respuesta y muchas gracias por visitar mi blog. Saludos.

Te recomiendo que uses (>_ ..... _) para las cartas. Siendo los puntos suspensivos la carta en cuestión. De esa forma le da un toque más como de cita textual.

En cuanto al contenido, me ha gustado mucho. Algunas partes puede que sobren pero el ritmo de lectura se recupera rápido. Extenso, pero entretenido

Gracias por leerlo, y tomare el consejo para mejorar próximas publicaciones. Entiendo que sea largo, la razón es que no fue hecho para ser agradable, y lo siento. Pero lo hice como un cigarro sin filtro, para desahogar el sentimiento. Me agrada que te resultara entretenido jaja y una vez más muchas gracias.

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