Reflexiones de un árbol.
Mi mayor enemigo, el tiempo. No está dispuesto a detenerse, mi envejecimiento continúa sin descanso, siempre constante.
He rezado a decenas de dioses, he tratado revertir este cruel proceso, pero ha sido en vano. Ahora me resigno, ahora entiendo el sinsentido de la vida. He renunciado a todos vuestros falsos dioses, ninguno existe, ninguno está ahí para mirar por ti, sólo existes tú.
[Foto propia]
He dado más vueltas al Sol que ningún animal, ante mi han pasado millones de otras vidas de innumerables especies que ya hoy han llegado a su fin. Todos muertos, todos convertidos en polvo, en alimento para mi supervivencia.
Llegué a este lugar por el aire, fui a parar a una tierra fértil y desde entonces he echado aquí mis, ahora, enormes raíces, que abarcan una descomunal área, en busca de los nutrientes que necesito para aferrarme a la vida.
Mi supervivencia se torna cada día más difícil, el aire que necesito para vivir está totalmente inundado de impurezas, ya no sólo tengo que sobrevivir al tiempo, ahora también he de sobrevivir a esos malditos simios.
Creceré y creceré sin pausa, procrearé, contemplaré la vida y trataré de no morir jamás, desafiando a la vida, al tiempo y a la muerte.
