El Modelo de guión de Hollywood (XIII) Por qué los héroes de tu película (y nosotros mismos) debemos resucitar luego de visitar el inframundo

in #cine6 years ago (edited)


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Pasa en las películas, pero también en tu vida

Sí, es cierto que en esta serie de posts estamos hablando de cómo crear personajes para un guión en el más puro estilo de Hollywood, esto es, con la factura que se estila en el mercado internacional.

Pero siempre es algo más, como me señalan algunos amigos lectores. Siempre terminamos aplicando el esquema a nosotros mismos, a nuestro viaje, a nuestra vida.

Debo decir que, si el esquema del viaje del héroe no significara algo profundo en nuestras propias vidas, tampoco funcionaría en pantalla.

Nos gusta al verlo en pantalla porque nos identificamos con el viaje, porque simpatizamos con el héroe. Simpatía viene de “co-patiens”, esto es, que puedo padecer o sentir lo mismo que alguien, y de esta manera, emocionalmente, tú y yo acompañamos a los héroes que vemos en las películas, viajamos sentimentalmente a su lado durante dos horas.

Por eso, el secreto de escribir un gran guión radica en que el héroe conmueva, y que el espectador acepte seguirlo en los pasos de su viaje, viviendo con él (con ella) aventuras y emociones que difícilmente puede conseguir en la vida cotidiana.

Vamos con el siguiente paso, el séptimo (7), la resurrección.

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Todos los grandes héroes tienen una resurrección

Y no se trata sólo de Neo, en The Matrix, luego de que es abaleado en el primer capítulo de la saga, entra en ese inframundo en que ve las secuencias de la matrix, y es capaz luego de detener balas en al aire.

Luego de visitar el inframundo y enfrentarse a las sombras, a los temibles dementores (Harry Potter), el héroe resucita con una conciencia nueva, con un poder nuevo, que le servirá para proseguir su ruta y enfrentar a sus siguientes enemigos.

Usualmente, esto ocurre un poco antes del final del segundo acto en los guiones de aventuras. En el medio de la película, a la mitad del segundo acto, el héroe ha tenido una batalla brutal, se ha enfrentado por primera vez al dragón, a la Estrella de la Muerte, a Darth Vader o a los terroristas que tienen tomada la Embajada.

Pero no puedes terminar la guerra aquí, ni resolver todavía quién triunfa y quién pierde en esta batalla del bien contra el mal. Es muy temprano.

El héroe, aunque ha sido entrenado por un gran maestro (Shifu, Yoda), aún no está preparado. El dragón lo derrota, pero no lo mata.

El héroe (y el espectador) intuyen que el dragón no es invencible, que tiene un punto débil. El héroe debe encontrar el arma, el elíxir, su propio chi (Kung Fu Panda), para tener la fuerza y la habilidad como para derrotar al colosal enemigo.

El héroe escapa por los pelos, pero cae en una caverna, en el infierno, en un inframundo, como vimos en la entrega anterior.

Esa experiencia le cambia, adquiere una sabiduría ancestral, que ni el maestro pudo enseñarle, pero que siempre ha estado dentro de él.

Odiseo y Eneas viajan al averno, y conversan con las sombras de los grandes héroes caídos en batalla, aquellos maravillosos guerreros de Troya.

Pero luego deben regresar a la tierra, al mundo, para cumplir su misión.

Este retorno del guerrero es una parte infaltable en las grandes películas de aventuras. Nuestro protagonista busca desesperado un camino dentro de una cueva tenebrosa, como Frodo en El Señor de los Anillos, que lo lleve a lo alto de la montaña, a la luz sincera del día.

En las mitologías de oriente y de África, el niño que ha sido “enterrado” en una gruta, en una caverna, sale de su encierro tres días después. Ha sido circuncidado, ha bajado a las sombras, no ha comido ni bebido, ha conversado con los espectros de sus antepasados, tal vez ha consumido alguna droga ritual con el chamán para tener visiones de esas sombras de los antiguos guerreros y dioses, y finalmente sale a la luz y a la vista de todos hecho un hombre, listo para tener pareja, para procrear, para defender su pueblo con su brazo y su la lanza.

Todos tenemos rituales de este tipo en nuestra vida, aunque con otros esquemas. Incluso cuando nos despertamos luego de una operación, cuando despertamos luego de una enfermedad grave, estamos en presencia de un acto de resurrección.

Sentimos que el mundo ha adquirido nuevos significados, aprendemos a apreciar pequeñas cosas de la vida que antes no valorábamos demasiado, la compañía de los seres amados, un atardecer lento y soleado, una suave brisa, o simplemente el hecho de estar vivos.

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Los dioses mueren y resucitan

Los dioses de muchos panteones en todo el mundo mueren y resucitan. No tiene que ser una muerte clínica, biológica.

Morir significa abandonar un modo de ser, dejar atrás una etapa de la vida. La agonía, el combate, puede llevarnos a una cueva, o a un coma clínico. Pero también a una gran depresión, a un abandono, a caminar por las calles sin rumbo, a perdernos.

Luego de eso, si el héroe tiene fuerzas, renace. Tu talento como guionista es encontrar esa muerte de tu héroe, y hacerla verosímil, conmovedora.

Luego, deberás encontrar una fórmula, una manera, de que el héroe renazca. Hay fórmulas manidas: una pastilla, un sabio o una máquina prodigiosa que le devuelven la vida. No es nada nuevo, se llama la intervención Deus ex Machina.

Pero esa ha sido tan usada que puede no ser efectiva. Un beso del príncipe despierta a la princesa en la comedia romántica, y en La Bella Durmiente. Todo depende de la historia que estés creando.

Mientras más insólita y novedosa ¡pero creíble! sea la manera en que tu héroe resucita, más efectivo será tu guión.

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El héroe que se sacrifica por nosotros

Hay muchos héroes que se sacrifican por nosotros, como Prometeo, que robó el fuego de los dioses y se lo entregó a los humanos, razón por la cual, como castigo, fue encadenado al Cáucaso, donde un ave de rapiña le devora las entrañas.

El dios de los cristianos murió crucificado, se sacrificó por ellos, y resucitó al tercer día, para prometer un tiempo nuevo, y para probarles que mediante el amor a Dios se puede vencer a la muerte.

Es por eso que estos esquemas del viaje del héroe, con el descenso al inframundo y la resurrección, funcionan tan bien en las películas: están incrustados en el inconsciente colectivo, en los mitos, leyenda, sueños, pesadillas y creencias religiosas de millones de personas en todo el mundo.

No es que Hollywood haya inventado todo esto. Simplemente se dieron cuenta de que así funcionaba, y lo adaptaron a su manera de contar historias, lo convirtieron en una industria millonaria, exitosa, la cual modela el gusto y los valores de centenares millones de personas en todo el planeta.


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El héroe que eres tú mismo

Piensa en tu héroe, o en ti mismo. En realidad, tú deberías ser tu propio héroe.

¿Cuántas veces has caído en las sombras? ¿Cuántas veces has regresado? ¿Cómo encontraste el camino en medio de la oscuridad de la caverna? ¿Cuál fue tu antorcha?

Esas preguntas sencillas te pueden ayudar a escribir un buen personaje, un buen guión, una buena estructura del viaje de tu héroe.

¡Ah! Pero si no tienes respuestas, es que no has vivido. Y un guionista, mi querido amigo, tiene que vivir, y vivir intensamente, porque si no: ¿de qué nos va a hablar?

Hay grandes narradores que tratan de vivir muy poco en las calles. Pero entonces, como Jorge Luis Borges, se viven las bibliotecas enteras, su vida emocional e imaginara es mucho más intensa que la de cualquier guerrero del asfalto y la noche, porque ellos se convierten en lo que leen, en Odiseo, en Simbad, en una batalla en Escocia, en la historia de sus antepasados, guerreros, en una espada vislumbrada en una ciudad abandonada de Salónica.

Puedes hacer lo mismo con el cine, pero eso sí, tienes que ver TODAS las películas que puedas, una, dos o tres al día, sin tregua. Ver cine, analizarlo, disfrutarlo, se tiene que convertir en un modo de vida, y con suerte y con talento, puede llegar a ser un modo de vivir muy bien.

Sigue escribiendo, piensa en tu héroe, conviértete en tu héroe (debes lograr el co-patiens con él o ella para que el público también lo haga), y encontrarás un camino maravilloso –tal vez tu vida se convierta en una película- para estructurar ese guión de cine que sueñas con hacer llegar a la mesa o la computadora de un productor en Los Ángeles.

¡Buena suerte con tu guión!
¡Shabbat shalom!

Óscar Reyes-Matute
(Samuel Ibn Motot / שמואל אבן מתת)

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EL VIAJE DEL HEROE Reflexiones de Joseph Campbell

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