Vida Natura / El Pan de Cada Día

En nombre del equipo #dejandohuella reciban nuestro cordial saludo, amig@s de Steemit, deseándoles que vuestras vidas estén llenas de luz y armonía. La invitación de hoy es con el pan nuestro de cada día; hemos encontrado algunas anotaciones y las vamos a compartir, nos agrada vuestra compañía, bienvenid@s …

En una región olvidada por el tiempo hubo un reino muy pobre; pocos cultivos se cosechan, cierto día subió al trono un joven rey, que había visto a su padre negociar y hacer todo tipo de cambios con los otros reinos vecinos para que en el pueblo no faltara el pan diario. Cuando hubo dado su discurso de gestión y unidad, sin pensarlo dijo al pueblo: “a partir de la otra semana, a cada familia se les dará una porción de pan cada día.

Luego sus consejeros le avisaron: -El trigo, el centeno y la cebada escasean en nuestro territorio- lo sé, dijo el joven rey- mañana de madrugada haré un acuerdo con José, el panadero. Y ciertamente se las arreglaron para que cada semana hubiera provisión de los cereales necesarios. Y pasaron 6 meses y todos los días los habitantes en necesidad, recibían el pan necesario para ese día; daban gracias por el reino y todos los demás asuntos fluían.

Cierta tarde llegó José el panadero, y dijo al rey: - hoy me avisaron que la otra semana no hay más cereal, por lo tanto, no puedo suministrar más pan- El joven rey estaba esperando unas semillas de trigo y centeno que le dijeron sus sabios que era posible que se cultivarán en sus tierras con ciertos cuidados; al tenerlas, dio instrucciones a ciertas familias de labriegos, para que las cultivarán y le dieran fe de todo cuanto sucedía.

Sin embargo, el rey pedía a los cielos que encontrara otro panadero que fuera hábil para conseguir el cereal en alguna otra región, confiando que los sembrados dieran fruto. Efectivamente apareció en palacio un artesano del trigo que se comprometió a proporcionar el pan, a un precio alto. El soberano accedió, sólo por 6 meses tiempo calendario. Confiando en la providencia divina que los cereales se cosecharan en sus tierras.

Este joven, por influencia de su madre - la reina - creía en un poder superior. Una mañana recibió una noticia de que iba a llover por muchos días, y que peligraban las plantas que ya estaban a mitad de vida para dar su cosecha. Sentado en su escritorio dijo: Señor de los cielos, ayúdame a que se salven los cultivos y me comprometo a aprender a hacer el pan para los necesitados, hago un jornal sin descuidar los asuntos del reino.

Ciertamente llovió como sus astrólogos lo predijeron; pero cosa extraña decían todos los entendidos – las tierras del rey no se deslizaron y las semillas terminaron aceptando las condiciones del suelo, y a los 5 meses justos, el trigo y el centeno dieron su primera cosecha. Mientras aprendieron al lado del rey a recoger la cosecha y a hacer el pan, le llegó el tiempo de fin de acuerdo con el segundo panadero, que suministro el bien alimenticio a todos.

El joven rey dio gracias al Señor de los cielos, por escuchar su ruego y se comprometió en su privacidad, a decretar a que todos los que recibieran ese alimento cada día, antes de comerlo y darlo a sus hijos, dar gracias a su Señor proveedor. Y así empezó a suceder en aquella región: - el soberano fue el primer rey en ser panadero al servicio de los necesitados que cada día acudían por el preciado pan. –

Y aquellas tierras iniciaron a ser productoras de los cereales necesarios para elaborar el alimento para aquella región. Y por mucho tiempo los lugareños confiaban en el Señor de los cielos, que les enseñó el joven soberano y hasta su muerte ya entrado en edad, fue fiel a la palabra que emitió en la soledad de su despacho.

Cada tiempo de cosecha, el rey panadero, ofrecía un pan especial en la plaza del pueblo; recordando dar gratitud a la tierra y al hacedor de la vida.