El barro tras la alta competición

Y es que aunque adore mi club de fútbol, mi estadio y nuestra historia siempre he envidiado la competición británica por cada detalle que la hace única. Comienza en un calendario pensado para que el espectador disfrute de su equipo con horarios pensados para que cada encuentro se llene el estadio, horarios no laborales y en horas accesibles al aficionado, calendario que recoge no sólo un día en fiestas navideñas dedicado al espectador sino que en fechas navideñas se juega competición dedicada a los más pequeños contribuyendo a crear afición a este precioso deporte. Temporada de liga con varias competiciones adicionales con opción a cualquier equipo independientemente de la división a la que pertenezca de llegar lejos con ciertas ventajas para el de menor categoría que hace de la competición un atractivo para volver a llenar estadios. Y lo más importante es el reparto que hace su liga de los beneficios por derechos televisivos que hace que el último equipo de la Premier pueda disputar un futbolista al segundo actual clasificado de La Liga Santander española porque en Premier apenas hay diferencias entre el mejor pagado y el peor pagado buscando la competición real y donde este jueves vimos como el Arsenal llegaba a Mestalla con ventaja en el partido de ida y le endosaba un contundente 2-4 a domicilio con futbolistas imposibles para 18 de los 20 equipos de nuestra liga.

Ese concepto de competición trae estos resultados que la Premier ha obtenido en Europa donde 4 representantes han conseguido las 4 plazas existentes para las finales, mientras en España FC. Barcelona y Real Madrid reciben mas que cualquier equipo Premier pero tras ellos los otros 18 equipos no llegan casi a lo que cobra el último de la Premier y aproximadamente 15 de los 20 no llegan ni a la mitad de lo que cobra ese último equipo Premier, sin duda un negocio enfocado con claridad a dos equipos, horarios con encuentros los lunes y los viernes en horario laboral con estadios vacíos, descansos en Navidad como si no existieran los niños en España y un sistema de competición adecuado a otros tantos intereses, esto queridos lectores no es más que el barro que existe en el mundo del fútbol donde quien más digno se pone más dinero gana a costa de quienes sienten este deporte como algo más que fútbol.