El Principito Vuelve a su Planeta

-Exactamente, sólo hay que exigir a cada quien, lo que cada uno puede hacer - continuó el rey; la autoridad siempre debe apoyarse en la razón; si, por ejemplo, ordenas al pueblo que se tire al mar, el pueblo hará una revolución. Por eso es que tengo derecho a exigir obediencia, porque mis órdenes son razonables. –¿Y entonces… mi puesta de sol? –recordó el principito, que nunca olvidaba una de sus preguntas- Tendrás tu puesta de sol, la exigiré, cuando las condiciones sean favorables, según me dicta mi ciencia gobernante- (Apartes cap.10 -el principito-)

Retomando algunos diálogos del libro, los veo con un sentido de reflexión; en este capítulo 10 el principito visita un planeta pequeño, donde sólo hay un habitante, que dice ser rey; y este al ver a su visitante de inmediato quiere que sea su súbdito. La lección a extraer es que podemos comportarnos como niños malcriados, ellos quieren ser los dueños de todo; sin embargo, esto muestra su lado desconfiado e inseguro; creando las condiciones de acuerdo a sus caprichos o conveniencias.

Las múltiples enseñanzas que el principito muestra, son un tesoro; que es y seguirá siendo valorado por quienes somos estudiosos de la naturaleza humana. En otra visita le cuenta el principito a su amigo aviador que llegó a un planeta donde sólo habitaba un bebedor de licor. Y la pregunta de porque bebía, la respondería que, para olvidar la vergüenza de su existencia. La inocencia del principito le genera tristeza por la evasión de la realidad, carente de lógica de algunos humanos.

Sus enseñanzas nos hacen cuestionar cómo estamos viviendo, para que tomemos conciencia de cómo podemos aprender a ser mejores personas. En otro pequeño planeta conversa con un farolero, que cada tantos minutos tiene que apagar y prender el farol, pues el sol no le llega, y el planeta es tan pequeño que rápido vuelve y gira. Le cuenta que a él le gusta es dormir, que le desagrada esa actividad. Dice el principito: -los humanos son incoherentes con actividades, sin conciencia.

El más curioso de sus visitas fue el comerciante, que no levantó la cabeza para saludar, estaba absorto en las cuentas, sumaba y anotaba. Le dijo que era dueño de las estrellas del cielo; por eso tenía que llevar un estricto control de sus pertenencias. ¿Y quién se las vendió? – preguntó el principito- yo las tomé para mí porque cuando aparece algo que no tiene dueño, pues se debe tomar para uno. “Los humanos se meten en unas carreras por el poder que asustan, decía el chiquillo.

Al hallar el pozo de agua, aprendió de la confianza en el corazón del principito, el aviador levantó el balde de agua fresca y él chiquillo bebió lleno de amor, aquel hallazgo fue más que el alimento vital, que tanto necesitaba el aviador; se acordó de las muchas promesas cumplidas por sus padres, en su infancia, vio al principito como ese rayo de luz, que termina alumbrando a todo ser lleno de esperanza.

El avión quedó arreglado, y él aviador lleno de nuevas enseñanzas vio como el principito debió volver a su planeta; le dijo que él estaría en la estrella más brillante; que lo buscara cada vez que necesitara recordar alguna historia. – Lo mismo seria para los buscadores: - busquemos el libro y repasemos las enseñanzas-