En mi oficina no quieren a Batman

Cuando vi los dos envases de aerosol con sendas pistolas disparadoras de gran tamaño, inmediatamente llamaron mi atención y cuando me acerqué a ver cuál era su contenido y objetivo varias cosas vinieron a mi mente en forma inmediata.

La primera fue el recuerdo de una empresa que proveía al coyote del dibujo animado “El correcaminos” o si prefieren en inglés “Wile E. Coyote and the Road Runner” de los diferentes productos que adquiría para colocarle trampas que nunca funcionaban: “ACME”. Aquí en mi país esa palabra se utiliza en el lenguaje coloquial para identificar un producto cuya marca no es conocida o de primera línea, algo peyorativo.

Ahora que lo pienso bien y alejándome un poco del motivo original de esta publicación, el correcaminos se llevaba todas las palmas gracias a su simpatía y a los escapes de las trampas, el pobre coyote por el contrario, siempre era víctima de su propia engaño, hasta el título del dibujo se cambió otorgándole al veloz animalito mezcla de gallina y ñandú la importancia de figurar como único y principal actor.

Pero retomando el hilo de mi relato, lo segundo que recordé es que los murciélagos son bastante feos y a mucha gente les parecen repulsivos aunque según se dice son beneficiosos para los humanos ya que su dieta se basa en insectos.

Recuerdo que hace muchos años mi madre tuvo una experiencia traumática con estas “ratas con alas”, pensó que había una media de mi padre tirada al lado del lavarropas y cuando la levantó vio que era uno de estos bichitos. Sus gritos se escucharon en todo el edificio y varios vecinos fueron a ver que le había pasado.

En mi oficina que se encuentra en un piso 16 de un edificio bastante antiguo y que por si fuera poco está en el microcentro porteño rodeado por varias iglesias - sus campanarios que son lugar habitual de residencia de los quirópteros – cada tanto aparece alguno que entra por algún lugar no identificado. De esta manera las secretarías que los aborrecen llaman al encargado para que venga a retirarlos. Como si esto fuera poco crean nidos en los huecos de los equipos antiguos de aire acondicionado en desuso y en verano penetra un fuerte olor a su excremento.

Parece ser que cansadas de los mamíferos alados, las chicas consiguieron este ahuyentador de esa marca tan particular que jamás había visto en ningún producto, salvo el famoso dibujo animado que mencioné al principio.

Sinceramente a mi me da pena que les hagan daño, no sé qué mal pueden causar aunque se dice que trasmiten rabia, he visto a mucha gente rabiosa pero ninguna mordida por un murciélago.

Evidentemente en mi oficina hay gente que odia a Batman y espera repelerlo con este artefacto y su líquido mágico. Esperemos que no aumente la delincuencia en Ciudad Gótica.

Las fotografías son de mi propiedad
Héctor Gugliermo

@hosgug