Los dichos de la abuela

Ya he comentado alguna vez que entre mi abuela y mi padre me inocularon el germen de la pesca, les estaré agradecido mientras viva porque gracias a esa actividad he conocido lugares y gente maravillosa.

Pero mi más grato recuerdo de mi abuela proviene más que nada de su sabiduría infinita, de sus comentarios sarcásticos y de sus aseveraciones basadas en dichos populares, hasta de algunos inventados por ella misma en el momento preciso. Para cada situación tenía algún refrán o dicho que además de risueño podía ser aleccionador o irritante.

Un comentario que la abuela hacía cada vez que me hablaba y yo no prestaba atención era: “hablo yo o pasa un carro”.

Por supuesto que ella en ocasiones no entendía que yo era un niño más preocupado por los juegos y la pesca que por lo que ella pudiera decir, pero también es cierto que gracias a su forma de ser y a dichos tan graciosos muchas veces no la tomaba totalmente en serio. Dado que en esta plataforma hay muchos venezolanos y para ellos la palabra carro significa automóvil aclaro que para los argentinos carro es un vehículo pero tirado por uno o más caballos.

Algo que también le escuchaba decir frecuentemente era: “en cualquier momento salta la liebre”, recuerdo perfectamente que durante mucho tiempo no supe el significado real de lo que quería decir con eso, creo que recién lo comprendí de bastante más grande. Se refería a que la verdad o algo oculto saldría a la luz (se revelaría) en cualquier momento, lo aplicaba a noticias escuchadas en la radio o en la incipiente televisión de aquella época, a artículos leídos en los diarios y revistas y también en algún acontecimiento familiar del tipo no hay que mencionarlo o mantengámoslo reservadamente. En determinadas situaciones agregaba “se va a armar la de San Quintín”, también esto confieso que no lo entendía, en alguna oportunidad le pregunté a mi madre y me dijo:

- Son cosas de tu abuela

Con el tiempo aprendí que quería decir que cuando se supiera la verdad (es decir cuando "saltara la liebre") se crearía un gran problema o inconveniente ("se armaría la de "San Quintín"). Eran formas de hablar muy antiguas, en general provenían de España o mejor dicho de la gran inmigración española de principios del siglo XX. Justamente San Quintín era en alusión a una tremenda batalla que se libró entre españoles y franceses allá por el año 1557 en inmediaciones del camino denominado Saint-Quentin.

Repasando mentalmente algunas conversaciones con la abuela surgen recuerdos de sus dichos y refranes, tan seguido y tan graciosos algunos que mientras pienso y recuerdo miro a mi alrededor viendo si alguno repara en mi extraño comportamiento y piensa que estoy loco.

“Poderoso caballero es don dinero” decía la abuela cuando quería demostrar que alguien había logrado un cometido en base a su gorda billetera. Cuando en las elecciones salía elegido un candidato inesperado siempre era porque sus votos habían sido comprados, cuando su hijo, es decir mi tío quedó segundo en el cuadro de honor del liceo policial, no hubo quien le sacara de la cabeza que el dinero puesto por el padre del que salió primero, le había arrebatado el gran logro a su hijo.

Así era mi abuela, nunca olvidaré cuando al repartidor de soda (sodero le decíamos en aquella época) una mañana en que salíamos a la calle y nos lo cruzamos le dijo: “agua corriente no mata a la gente”, porque el pobre hombre no olía a rosas precisamente. El señor se quedó mirándola sin comprender, por suerte ya que de otro modo seguramente habríamos tenido una pelea.

Tenía muchos más pero no quiero aburrirlos, seguro que con esto se habrán podido hacer una buena composición de su forma de ser y de su carácter. Yo me doy por satisfecho, seguro que me olvido algunos muy buenos, seguro que ella tendría alguna interpretación un tanto distinta de algunos de sus refranes y dichos que he volcado, pero este escrito es para mí como una especie de homenaje a una persona a la que amé profundamente, que me enseñó mucho y colaboró para convertirme en un hombre de bien. Espero haberlo logrado nona.

Héctor Gugliermo
@hosgug