EL FIN DE LA ILUSIÓN

Por varios meses millones de venezolanos se sintieron millonarios. Cobraban en millones y gastaban más millones de lo que tenían. A veces se confundían por la cantidad de ceros y al llegar a la caja del supermercado tenían que devolver varios productos tras pasar la tarjeta de débito, la crédito y el carnet de la patria. Algunos millonarios hurgaban en sus bolsillos o carteras donde, si tenían suerte, encontraban unos billetes arrugados que no alcanzaban para comprar un caramelo y mucho menos para sumar la diferencia de varios millones entre lo disponible en la tarjeta y la fría e impersonal factura. La cajera se desgañitaba gritando "clave, clave!!!" mientras la supervisora corría de caja en caja abriendo la posibilidad de devolución de algunos productos.

Pero nos sentíamos millonarios. En la cola la conversación era evidentemente entre millonarios: "mi amor, viste que el detergente llegó a 42 millones", "eso no es nada" contestaba el consorte, "los pimentones viejos y arrugados pasaban de tres millones el kilo, y las papas con más tierra que huecos estaban a 2 millones".

Pero eran millonarios.
Ahora, como no tiene nada más que hacer, se le ocurre al gobierno quitarle cinco ceros a la moneda y matar la ilusión de millones de venezolanos. Pero hay algunas ventajas, viajarán gratis, o no lo harán del todo en las perreras porque sin cinco ceros, no existirá moneda para pagarles. Tampoco el motorizado podrá pagar dos o tres litros de gasolina, porque no existe en el nuevo "cono monetario" ninguna moneda que cubra el precio. El presidente del Metro de Caracas tampoco tendrá problemas ya que seguirá no cobrando mientras que los torniquetes giran sin cesar y las fallas eléctricas continúan.

Pero éramos felices, éramos millonarios. Ahora el salario mínimo tendrá cinco ceros menos y la pobreza nos explotará en la cara.
Ser millonarios era la última ilusión y pronto nos la quitarán. Millones será una palabra que sólo podrá ser empleada para medir la inflación y el número de pobres en Venezuela.