Vida Natura / Tomasa y la Mojarra asada

in #lamojarra5 years ago

“Nobleza llama Nobleza, dijo Cervantes en el Quijote”


Tomasa conoció a Eliseo en la playa comprando la pesca del día; sus padres vendían platos con pescado, arroz con coco, ensalada verde, patacón y yuca. La joven tenía 17 años cuando conoció a aquel pescador, guapachoso, pero buen personaje decían todos en el pescadero. Iniciaron a encontrarse, al cabo de unos pocos meses de conocerse.


Aunque su padre se opuso a esos amores, porque él conocía a los hombres de aquella familia; le decía a Tomasa: -ese bandido te hace unos tres negritos y te abandona- para no contrariar a su padre, le dijo a Eliseo que sólo se podían encontrar unos 10 minutos antes de llegar al colegio, pues estudiaba en las tardes; en las mañanas ayudaba en el restaurante familiar.


La mojarra era el pescado que Eliecer apartaba para Tomasa, secretamente siempre tenía los peces para los platos del restaurante; la mojarra escaseaba frecuentemente, pues era bien vista por los clientes y además más económica que los pargos y la sierra. El joven negociaba con los otros pescadores para que cuando faltara, no la vendieran al público; eran para su amada Tomasa.


Y, así la joven siempre llegaba con el pescado a casa. Tomasa conocía todos los valores nutricionales de la mojarra, le decía a la clientela que sólo la mojarra asada aportaba un 26% de proteína, un 14% de grasas, ya que en la brasa se quemaba gran parte; aporta 380 miligramos de potasio, sodio 56 miligramos, colesterol 57 miligramos; además de ácidos grasos esenciales, que no produce el organismo.


Con estos valores Tomasa era quién tomaba los pedidos y atendía los clientes del pueblo y a los foráneos, sobre todo en los días festivos y fines de semana. Agregaba comentarios adicionales de caminar media hora luego de la comida para que el organismo no almacenara los almidones de la yuca y el patacón. En aquella región, el restaurante siempre tuvo, buena imagen y ventas.


Pasaba más de un año de amores con Eliseo, cuando Tomasa cumplió su mayoría de edad. Ya había conversado con su madre de casarse con el negro Eliseo, con o sin la bendición de su padre. Asistían a la iglesia Bautista de la región. A escondidas Tomasa acostumbró a llevarle una preparación que ella misma hacía en una cazuela donde solo cabía la más chica de las mojarras.


Todas las variedades enloquecían a Eliseo, la sazón era especial y sabrosa. Llegó el día tan esperado por los novios; enfrentar al estricto padre de Tomasa. – La única advertencia que le hago es la siguiente negro condenao: - si le das mal trato a la niña o le eres infiel; yo mismo le quito a Tomasa y a los críos que tengan en su momento, no le aceptó a ninguno de los dos la más mínima brusquedad de palabra y menos física, vivan donde quieran, no lejos de aquí-


Cuenta la leyenda pueblerina que Eliecer sintió tanto respeto por Tomasa y sus nobles padres, que jamás se le ocurrió defraudarlos; amó y sirvió a Tomasa y a los tres hijos que tuvieron. Conservaron la tradición y buen servicio del restaurante hasta que murieron. Sus nietos son quienes cuentan la bella historia de amor y lealtad, como pareja y como comerciantes en la venta de la mejor mojarra asada.


¡Enhorabuena querid@s amig@s, por vuestros aportes y comentarios; les dejamos con nuestro cálido abrazo virtual; hasta pronto, y buenos tiempos para vuestros asuntos!

Fotografía: @azabacheclaro, @cheysanta
Redacción: @hermandadsteem
Colaboración: @jayjes, @criollos-steemit

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