Una Leyenda de Sirenas

Cierta tarde nuestra hija llegó del cole, con la tarea de una sirena dibujar; comentó que habían escuchado una leyenda de un país europeo llamado Noruega. Sin embargo, la curiosidad rondó, cuando dijo que el final había sido feliz, ya que la sirenita les había ayudado a llenar las redes de peces; pues de aquella región se habían alejado hacía meses.

*La Historia: En Noruega un pueblo de pescadores, escaseaba la pesca, debían ir mar adentro y a veces al amanecer llegaban aquellos hombres sin nada en las redes. Un buen hombre ya jubilado, gustaba pasear de mañana por la playa donde ocurrían las faenas de pescadores, allí hacían negocios e intercambiaban las gentes del lugar; pero cuando no había pesca, de nada se podía conversar.

Una fría mañana, cuando el mar estaba picado e inquieto, ningún bote pudo zarpar; desoladas estaban las piedras y las arenas de aquella costa. Emiliani como de costumbre salió a caminar, pues la fría brisa siempre le gustaba saludar. De pronto divisó un gran bulto que yacía en las rocas, pensó: - la marea ha traído algún pez varado; voy a ver si lo puedo auxiliar; cuál su sorpresa que se trataba de una tierna y extraña mujer-

Ella gemía y algo susurraba, él no le entendía y con recelo se acercaba, vio que tenía una larga cola de pez y de la cintura para arriba era una mujer, notó que estaba muy golpeada; quizás contra algunas rocas. Tenía heridas abiertas, quizás de muerte, pensó el bueno de Emiliani; le dijo: - espera voy a traer a alguien que te pueda ayudar, pues yo de peces poco sé- la sirena pareció comprender-

Al poco tiempo, aparecieron hombres y mujeres de diferentes edades, acordaron no contar a las autoridades, pues le podrían hacer más daño. La llevaron a unas cuevas de piedra cercana, donde la marea las inundaba y las mantenía limpias con su constante olear. La limpiaron y curaron, como mejor sabían, determinaron también traerle peces y algunas legumbres del mercado local, para alimentarla. Y, así fueron pasando los días…

El secreto lo lograron guardar, sólo entre ellos se ayudaron para la sirena sanar. Emiliani era el primero en llegar, y fue aprendiendo, mientras llegaban los pescadores de sus faenas de mar. La sirena siempre cantaba suaves melodías que sólo ellos solían escuchar. Llegó el día en que ella inicio a agitarse con intensidad, Emiliani les dijo: -ella ya quiere volver a su hogar-

Se pusieron de acuerdo y en una fuerte red la han sabido cobijar y halaron con fuerza cientos de metros, como cuando la quisieron ayudar; finalmente ya estaban esperando la mejor ola que la devolviera a la mar; hasta que terminó llegando y se la llevo, mientras ella no dejaba de una tonada susurrar. Al siguiente amanecer la escucharon cantar, y los pescadores, no podían subir los tantos peces que han querido picar.

*El milagro de ayudar: -Desde entonces cada vez que la sirena canta al amanecer, las redes se rompen de tanta pesca sacar; dicen que es ella en gratitud que les permite abundantes peces a sus hogares llevar-