Una tarde de cine conmigo
Ir al cine solo es una de las experiencias más interesantes que existe. Cuando vas al cine solo, disfrutas mucho de la película, ya que no hay alguien conocido a tu alrededor que haga comentarios y te distraiga. Por otra parte, te pones a analizar tu entorno y te vuelves sensible a los gestos, expresiones, tonos, volúmenes, matices y sensaciones de las personas a tu alrededor. Tus oídos se vuelven mucho más perceptivos a cualquier estímulo sonoro. Y cuando terminas de ver la película, tu autoconfianza y seguridad han aumentado tanto que tu manera de tratar a los demás es más sincera y amable