Muchas son las cosas que pueden atentar en contra de la consecución del éxito, y una de ellas es, sin lugar a dudas, las autolimitaciones. Estas no son más que estados mentales en los que nosotros mismos nos condicionamos, impidiendo que realicemos aquellas actividades indispensables para lograr los objetivos que nos hemos planteado.

Las ideas o pensamientos autolimitantes no son originales de la naturaleza de las personas, sino que se van desarrollando conforme el individuo avanza con su formación, bien sea en el hogar, centro de estudio, mediante la religión, el trabajo, etc. Por ejemplo, el niño que reprueba constantemente en la escuela se predispone a que simple y llanamente es tonto, cuando la realidad es que pueden haber un sin fin de factores subyacentes que pueden estar influyendo dentro de dichas calificaciones, y dentro de las cuales la inteligencia del infante puede ni siquiera estar presente. Es decir, se puede dar el caso en que un niño muy astuto obtenga malas calificaciones debido a elementos ajenos a su nivel de inteligencia, lo cual representa una causa potencial de autolimitación tanto en su presente, como a futuro.

Las autolimitaciones pueden presentarse en forma de diversos pensamientos negativos, y uno de ellos se basa en permitir que el hecho de no ser quien quieras ser te condicione, en lugar de direccionar tus esfuerzos hacia alcanzar ese fin.

En otras palabras, que no seas la persona que quisieras ser te brinda la posibilidad de que elijas entre dos escenarios: Uno en el que te sientes frustrado debido a esa situación, lo cual ocasiona que ni siquiera te molestes en direccionar fuerzas hacia un cambio, y otro en el que encuentras en esa realidad una oportunidad para ser mejor y alcanzar el éxito en tu vida.