―《Huele mucho a tabaco》dijo.

―《¿Que, que dijo?》― contestó Francisca.

―《¿No siente el olor?》―replicó Augusta.
Después de su forzado aterrizaje, sintió un olor que le recordó a un antiguo amor, a Plinio.
A la vista de todos y del predicador, la blusa azul claro y la falda negra que adornaban a Francisca volaron por encima de las cabezas de todos en el recinto. Algunos salieron despavoridos, otros se desmayaron, los más valientes y los más curiosos se quedaron en su lugar reprendiendo al diablo y ordenándole saliera del lugar.
Medio desnuda, Francisca corrió a la casa pastoral que se encontraba al fondo del templo. El expositor de la palabra, mientras contemplaba lo nunca antes visto; sintió que había algo en su mano izquierda, la cual tenía apretada con todas sus fuerzas y sobre su puño caían los grandes goterones de sudor. Tamaños ojos abrió, al ver que eran los botones azul claro de la blusa de la susodicha.

―《¡Miren!》― gritó una de las concurrentes, señalando entre temblores hacia el puesto donde estuvo sentada "Cisca", como era conocida. De la nada apareció un puñal que a velocidad luz, grabó algo en la banca de madera ya apolillada. Y como apareció, desapareció; los ojos de los presentes desembocaron en lo escrito... "Fany": así, solo la llamaba Plinio el indio. La sacaron de la casa pastoral entre apretujos, con una toalla envuelta como falda y una blusa blanca que alguien le prestó. La pusieron de rodillas en el salón, mientras los devotos la rodeaban. Levantaron las manos y gritaban al demonio que dejara tranquila a la mujer en el nombre de Jesús, pero el lugar se impregnó de mayor olor a tabaco . En la blusa blanca, apareció un mensaje con letras rojas: " te estoy fumando el tabaco, no dejes que esos te pongan las manos encima, sos mía".

Plinio se había reunido en Cali con seis brujos más poderosos que él, para hacer regresar a la tan amada. Con la seguridad que después de ese trabajo Fany volvería a sus brazos.
La foto de Francisca estaba con la cabeza hacia abajo, envuelta en un cordón de color rojo vivo, al rostro le había aplicado su propia sangre el cholo, siete velas la rodeaban, mientras los siete soplaban el humo de tabacos hechos con sangre de muertos. Los ojos les blanqueaban mientras cada uno invocaba el nombre de los seis demonios con que trabajan. Cada brujo tenía sus seis cachanos, pero el nombre que más se pronunciaba era el de Fany.

Esa noche "Cisca" no durmió, en casa y rodeada de varios feligreses de su comunidad, no cesó de derramar lágrimas, por causa de Plinio. - 《Señor mío - decía - Soy tuya y nada más que tuya》.

Pasaron los días después de este incidente y nada raro volvió a pasar, hasta que un nuevo domingo y tras de salir de su siempre acostumbrado servicio espiritual, vió que como en otras pasadas ocasiones un pequeño papel enrollado cayó desde el cielo justo a su mano derecha, que se abrió como la flor de verano.
Desenrollo el papel y leyó:
"Por favor Fany, clamá a tu Dios por nosotros, nos va a matar. Estamos graves los siete, ahora comprendemos que el tuyo es el verdadero, perdón y mil veces perdón".