‘Lo esencial es invisible a los ojos’ (1)

A diferencia de James Dean, que murió joven, nunca se pudo saber si Antoine de Saint-Exupéry tuvo también un bonito cadáver. Seguramente no, si tenemos en cuenta esos ridículos patrones de estética, con los que generalmente muchas personas satisfacen su hedor a narcisismo barato y ven en la madurez el fantasma de las navidades pasadas, que no el espíritu de la sabiduría futura.

Si han leído el párrafo anterior y están dispuestos a continuar leyendo, pensaré –luego, existo-, que he provocado, aunque breve, una reacción por su parte. De manera que respetando su tiempo, que para mí es tan apreciable como si fuera propio, continuaré comentando que el maduro Saint-Exupéry no lo eligió; pero el Destino –juez y parte- quiso que sus restos reposaran en el mismo lugar al que acude el Sol cada atardecer.

Y como el Sol, que renace cada día para volver a completar su ciclo vital, brillando alto en el cielo, ¿qué les hace suponer, que aunque nuestro amigo Antoine no tuviera un bonito cadáver, como el de James Dean, su belleza interior no resplandece también, como el Sol, cada día que alguien abre esa insuperable Flor Mística, que es su obra ‘El Principito’?.

Y hablando de Flores, de Mística y de Belleza: ¿recuerdan aquélla frase del Principito, inmortal, así mismo, como su autor, que decía: ‘si alguien ama una flor de la que no existe más que un ejemplar entre los millones y millones de estrellas, es bastante para que sea feliz cuando mira a las estrellas’…diciéndose: ‘Mi flor está allí, en alguna parte’.

Porque muchas veces, aún sin apreciarlo a simple vista, hay seres, como la flor especial del Principito, que irradian una luz muy particular, suficiente, se lo aseguro, suficiente para poner en marcha los oxidados mecanismos de ese reloj biológico que son las emociones, hasta el punto de hacer que nos preguntemos, si en realidad, como decía éste, nosotros también hemos estado en ese lugar tan misterioso, que es el País de las Lágrimas.

Cuando observan la belleza de una flor, ¿acaso se preguntan si es joven o madura?. Sólo ven la flor y se maravillan de lo hermosa que es.

Aprendamos a mirar lo Esencial.

Notas, Referencias y Bibliografía:

(1) Antoine de Saint-Exupéry: ‘El Principito’.