Un pensamiento encerrando la luna

Objeciones aportadas, verdades expuestas en la calle por donde transito despierto. Me detengo. Observo el cielo con nostalgia. Suspiro rápidamente como liberando un peso intrínseco, como entendiendo el ayer, buscando un mañana en esas ráfagas de viento caminante. Con mis manos en los bolsillos estoy más tranquilo, menos expresivo, poca reflexión valorativa. Vuelvo en mí sorpresivamente: “estoy acá de nuevo”, me pregunto turbado: “lo precisé acaso?”. Hace fresco en esta noche despejada de San Juan. La convicción permanece amarrada a la luna amplia y brillante, con su luz que me alumbra las ideas dentro de mi cabeza. Consciente me revelo a lo que acontece. Un fenómeno se lanza sobre este pueblo y pocos lo observan atravesar o quizá sólo acontece dentro de mi cabeza. Un ruido se aleja entre el silbido de los árboles, los contonea con su resplandor. Ando solo con este recuerdo, ese temor que nunca olvidaré. Volteo, sólo mi sombra se refleja tenue, alimentada por la luz de los postes estáticos. Faros titilan ausentes en la noche obscurecida con prontitud, lejos de mi alcance. Giro sobre mi paso. Mi mente está ahora en blanco. Me asusto y decido mi paso. Certero entre mi ilusión permanezco con mis pies en tierra... “a dónde iré, a casa acaso?”. Estoy contento, escéptico, errático en mi impresión. El camino es largo. Luego me observo caminar regresando con mi caminar y un recuerdo. El tiempo se detiene en mi mundo. “Creo que esta ronda terminará cerrando mis ojos de nuevo. Mañana volveré acá al verme entre en mis sueños”, señalo esperanzado. Veo al suelo con sus piedras dispersas, como las nubes de tonos grisáceos y pálidas me bordean. La luna cede ante el paso de la tormenta. “Je arrivarai de bonne heure, alors”, atino. Más que tarde es temprano, es todo, es el forastero que arriba con sus prejuicios. “Vení acá”, me diría comprensiva. Cada segundo gastado, consumido en oportunidades existenciales, Cuántos sitios se parecen a esto? Pude al menos gastar la penumbra con usted, al menos un breve instante, con sus manos me tocaría y vería el universo celeste y constelado abrirse. La eternidad aliviaría mis penas y el sol traería nuevas noticias de la altitud.