Domingo Paranormal #1😱: Enigmas intactos 💀👻

Rondando la década de los 80, la casa de la familia Silva, numerosa tanto en miembros como en ideologías, pretendía pasar una noche tranquila, a pesar de la terrible noticia de la muerte de un allegado, para viajar temprano hasta su velorio en Guanare, Portuguesa, Venezuela.

Contrario al ambiente fúnebre y los rezos por la paz eterna del difunto, una prima, conocida por su escepticismo hacia la religión, elevó carcajadas, burlas y críticas dirigidas a las tías más creyentes; llegó, incluso, a imitar las poses de los santos colocados en una repisa de la habitación.

Una de las integrantes más pequeñas del entorno familiar consideró intolerables tales actitudes y decidió salir del lugar... Las risas y enojos de parte y parte pararon al presenciar un fuerte ventarrón que impedía abrir la puerta del cuarto. El escalofriante viento dejó una sensación inolvidable en los organismos que soplaba, que abruptamente entraron en un pánico que apenas estaba a punto de comenzar.

El cerrojo por fin cedió y, junto al golpeteo de la brisa abrumadora, se empezó a escuchar el llanto intenso, espeluznante y agonizante de una mujer. Los gritos de dolor generaban ecos aún más inquietantes. «¡Esa es la Llorona!», pensaron como buenos latinoamericanos.

Religiosos o no, todos estaban espantados. El sonido parecía provenir de un viejo árbol de limón sembrado en el patio trasero, pero nadie se atrevió a corroborarlo.

Todo el tormentoso momento culminó y, aún con adrenalina y una sensación de intranquilidad en el cuerpo, los ocupantes del hogar decidieron dormir en grupos, por si se repetía la escena.

La más jovencita de los Silva siempre se refugió en su tía más querida, a quien consideraba una segunda madre. Y, aunque nada parecido sucedió de nuevo, las horas nocturnas transcurrieron dando paso a una madrugada igualmente misteriosa: la cama de esta chica se empapó de un líquido que no tenía razón de ser. No había motivos lógicos para explicar cómo es que los pies de la ahora protagonista del relato se mojaron, al igual que su colchón. Parecía una especie de agua estancada y maloliente excretada por el cadáver de algún animal. Las cosas volvieron a tornarse siniestras... ¿Dos experiencias paranormales en un mismo intervalo de tiempo son suficientes para perder la compostura mental? Llámese destino, alguna brujería o un ente demoníaco, no estaban satisfechos; iban por el tercer sobresalto.

Minutos después, la ventana más cercana que, a falta de un vidrio que rompieron los niños durante la tarde, estaba enmendada con papel periódico inició a moverse y crujir. Sin dudas, alguien o algo, desde el exterior de la estructura, estaba buscando atención. Y la obtuvo.

Harta por la tensión y deseando acabar con esa molesta sensación de alerta, la muchacha que recién experimentó brebajes en su cuerpo abrió, de golpe, las cortinas, develando la figura de un ser de unos tres metros de estatura, aparentemente humano, elegantemente vestido con saco, camisa, pantalones y sombrero negros; tenía una cicatriz que atravesaba su inexpresivo rostro. «¿Quién eres y qué quieres de nosotros?», exclamó exaltada la chica, que, al notar la ausencia de respuestas, se alteró más y lanzó varios objetos contra el cuerpo de tal aparición. El tipo permanecía inerte, mirándola fijamente sin siquiera pestañear por inevitable acto reflejo. Agarró su saco, se lo puso en el hombro, dio la vuelta y caminó hasta el final de la calle. Ahí se evaporó, dejando una espesa niebla. Nadie más pudo verle deambulando por allí. Los vecinos no supieron identificarle.

La mañana llegó para alivio de muchos, mas el enigma sigue intacto a más de 30 años. En ese transcurso de décadas, la prima irreverente murió en un fatal accidente automovilístico y su cuerpo quedó irreconocible; la tía protectora también murió de vieja y en la comodidad de su cama dio su último aliento... Saquen sus propias conclusiones.

Basado en hechos reales…