"Y más nunca lo vimos..."

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Primera Parte:

Un día normal, en la jungla de concreto, el calor imperaba, gotas de sudor debajo de las gorras tricolores, cientos de personas en las calles, descontento general, deseos de escapar de un régimen oscuro y autoritario, país en crisis, no hay un futuro para nada cierto, llanto desconsolado, olor a gas lacrimógeno, caos y descontrol, tal cual salido de una película de terror así son mis calles hoy, hay marcha. Queremos que este gobierno caiga... Labor titánica, casi imposible, los militares y policías barren las calles con sus mecanismos de tortura y sus métodos para desaparecernos uno a uno...

Han visto a Pedro? él estaba justo a mi lado hace un momento, todo se ha nublado? Solo puedo oír gritos, sirenas, golpes van y vienen, la gente llora, personas gritan a mi lado, trato de mantener la calma, pero el ambiente esta demasiado tenso, la frialdad con que desaparecen a cada uno de nosotros es aberrante.

Temprano salí de mi casa, había ido a una reunión familiar, estaba con mis primos Pedro y Luis Elías, ambos mucho más jóvenes que yo, deportistas, toda una vida por delante, colaboradores, les encanta bromear sobre contratos deportivos en el exterior que algún día algún talento extranjero les hará. Aman el fútbol, es su pasión pero como buenos venezolanos aman también el béisbol. Se que ninguno de ellos dudaría en meter la mano en el fuego por mi o por ellos mismos, sus otros primos, amigos o inclusive desconocidos. Nunca han sido violentos, están eso sí, cansados como todos por la situación, uno es muy callado, serio, como el mismo dice, muy estudioso, todos siempre bromeamos con el, Pedro "el futbolista doctor"... Luis es su opuesto, que dos años menor que él, y cinco menor que yo, rumbero, enamoradizo, las chicas de la cuadra se desviven por su agilidad mental, su picarda y su talento tanto con el balón como su bate de béisbol, ese día ambos tenían encima tanto el bate como el balón, iban a práctica de deportes en su unidad educacional en la tarde.

Al salir de visitar a mi tía, me pidió el favor de que los acompañara, la cosa no estaba "muy buena" como se dice por estos lares, había rumor de marcha, de represión, de opresión. Yo no tenía muchas ganas, siempre le he huido a las revueltas populares de cualquier índole, pero ya que su liceo me quedaba de camino accedí, realmente le debía unos favores a mi tía, no podía decirle que no.

Al principio todo normal, un poco nublado, pero las personas en sus acciones cotidianas, y siempre pendientes en la calle de que no nos fueran a robar, mil ojos en todos lados, así es como se camina aquí. Vimos dos motos sospechosas, eran las 2 de la tarde. Decidimos cortar camino por dos cuadras generalmente vacías, sin ruido, de una zona no tan concurrida. Cuando de repente: sorpresa, una desviación apresurada de una marcha desembocaba justo pasando la última cuadra de nuestro atajo...

El descontrol imperaba, gritos, personas espantadas, mujeres con bebes en sus coches, personas mayores y discapacitadas que horas antes alzaban su voz contra lo que no les parecía correcto con la situación política y otros aspectos de la crisis, ahora corrían o se movían como podían. Pedro el más colaborador, siempre con esas ganas de ayudar a otros, con un curso de primeros auxilios a cuestas ayudaba como podía, él corrió primero hacia la multitud que empezaba a dispersarse a golpes de rolos y planazos. La policía estaba en su mejor momento, reprimiendo y callando bocas con su autoridad impuesta por el mismo demonio. Luego de que soltaran un gas muy denso y oscuro perdí su rastro...

Luis Elías detrás de mi, bate en mano, la mala suerte lo acompañó ese día, fue considerado automáticamente una amenaza "letal" por fuerzas de autoridad, una moto policial lo interceptó y lo montó más rápidamente de lo que yo pude escribir estas líneas, frente a mi asombro, y el de todos los presentes, la gente gritaba es solo un niño, déjenlo, suéltenlo, asesinos, y otros improperios pero ellos hacían oídos sordos a todo reclamo. Horas más tarde apareció en un comando al que con mis ojos aún llorosos fui a buscarlo. Al llegar y verlo, me abrazó y la pregunta de ambos fue casi al unísono... Has visto a Pedro??? La respuesta fue el cruel silencio... ambos rompimos en llanto. No sabíamos nada. Ni a quien acudir ni a donde, le juré que lo había buscado hasta el cansancio... que había preguntado a todo ser que se me cruzara en el camino. Pero nada, ni una simple respuesta.

Les decía lleva ropa de liceo, y un balón...
Solamente vi a lo lejos el balón rodando entre un mar de gente.
A Pedro jamás lo hemos vuelto a ver...

Segunda Parte:

Al cabo de unos días supe de un conocido que podía existir la posibilidad de conocer una red en Internet de ayuda y búsqueda de personas que como yo, buscábamos un familiar, sin perder la esperanza claro está. Creo que cualquiera que haya vivido mi situación entiende lo que significa el desespero, y más en una ciudad como Caracas donde realmente "cualquier cosa puede pasar". Tengo esperanzas de que me puedan ayudar, cualquier ayuda siempre es bien recibida. Así que voy al cyber de computadoras más cercano a donde vive mi amigo, unos chicos en la calle, liceistas y varias motos al pasar me recordaban tanto ese día, es decir, como olvidarlo, cuando estoy a punto de entrar al local salen dos chicos con sus batas de médicos puestas, supongo que estaban investigando alguna cosa para su universidad... me recordó tanto a Pedro y sus sueños de ser médico y servir a otros. De repente, por cosas del destino suena un golpe, un sólo golpe sonoro: PUM, que me espabila de mis recuerdos, era un balonazo directo a la reja y la santamaría en el local de al lado, eran los chicos jugando, el balón golpea y rebota, será una señal? Pedro eres tu? Quieres que te encuentre primo? Será una señal de que voy por el camino correcto? Tengo que averiguarlo... y con esa sensación dentro de mi, ese presentimiento de que tal vez me pudieran ayudar entro al local. Mi amigo adentro me llama y me lo dice, este es el proyecto, te lo presento, junto a una especie de chat que no conocía llamado Discord. Cuando estoy por sentarme en la máquina junto a él por cosas de Dios, supongo, nuevamente otra señal, la pelota entro directamente al cyber con la puerta abierta por un cliente que ya se iba y cayo muy, pero muy cerca de mi, si, definitivamente es una señal! si Pedro me quiere decir algo la vida me está mandando estas señales, tengo fe, solamente espero volverte a ver... Te extraño.

Relato por: Nahu Padilla - Mayo 2018
Caracas, Venezuela

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