Programaría mi funeral con antelación,
escribiría una carta de invitación,
para que llegue un día antes de mi muerte,
a los que me aman y a los que me odian.

Grabaría un vídeo de despedida,
para quienes se han alejado de mi vida,
un par de maldiciones para los entrometidos,
y un poema para cada una de mis amores.

Seguiría con mi vida igual, hasta ese día inevitable,
pues no me arrepiento de nada,
he vivido como quiero a cada instante,
sin embargo, duplicaría los recuerdos memorables.

Es cierto, nadie quiere morir,
pero yo sé que no es el final,
no es que vayan a saltar y reír en mi funeral,
pero recuerden, Alcides Cádiz morirá en paz.

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