Hoy tengo ganas de morder el fruto, degustar el panal virtuoso que desencadena tu dulzura, se supone que no, pero si, y no me lo prohibiré.

Ha caído la tarde ya no hay barullo en mis palabras, fluyen como riachuelo, que desembocan en mis deseos.

Por favor, no me interrumpas.

entre ambos hay una aridez serena, lo percibo en tu resuello y el acústico compás de tus latidos, esta velada improvisada es el trampolín a una insinuación, te invito a quitarte el raciocinio lentamente y colgar bruscamente el corazón en el perchero. ¡Oh si! Permíteme apreciarte así, susurrarte al oído que eres un empalagoso vicio, avivar tus sentidos es mi cometido, deja que la desfachatez disfrace mis palabras, confía en mis trucos para seducirte y hechizarte sin privilegio a escabullirse, acompáñame en está aventura peligrosa.

¿Ves? Noto una mudez áspera en tu garganta, mis sospechas son ciertas, te conozco y por eso retozo con tu resistencia, hay una revuelta en tus pensamientos, estás temblando, presiento que la cordura te abandona. ¡No hablemos de amor! No pretendo que te enamores, ese argumento duele y fastidia, seamos amigos, amigos con derecho a martirizar la soledad y el despecho con placer.

Terminemos el vino de un trago, pasemos a lo primordial, firmemos el contrato con un rose, ven, siéntate en mi falda, déjame acariciarte los miedos sin comprometer los sentimientos. Tú mojas mis labios, mientras yo me responsabilizo de tu cuello ¿Sientes la pasión que da calidez a nuestras almas?

Es fantástico inmovilizar y apresurar el curso con solo mirarnos.

Somos piezas perfectas de un pasatiempo que encaja, hay un vínculo en nuestros labios, labios salvajes que impresionan la silueta de nuestra anatomía.

En la opacidad tus ojos café, son faros que guían la senda que debo profesar.
¡Oh si! llevamos horas venciendo el peligro... Ya el recato y la timidez se han largado, lo sé, somos dueños del clima, ahora tú eres una ventisca que agita el océano completo, y yo un huracán que arrasa con todo a mi paso. No hay testigos del pecado, solo pequeños relámpagos iluminan la estancia, no somos amigos ni enemigos, muero por seguir descubriendo todos los misterios que guardan tus incógnitas.

¿Qué somos?

Un caballero, una dama que exploran cada escondrijo de lo prohibido y discuten la mejor postura para acariciar el edén entre sus dedos.

¡Cierto carné, polvo! Amigos que poseen todas las vías para hacerse trizas, sucumbir y existir al mismo tiempo en esta habitación...