La Colina de las Animas Pérdidas

No sé, si lo puedo olvidar, será un pesadilla que vivirá como mi condena, las noche de los difuntos hay respectarlas, y más cuando comienza la hora del doble sonar de las campanas, como una tradición que no acaba, para escucharlo hoy en la casa de mi prometida Sonia, solo veo agradable es su sonrisa de ver el miedo de los demás, como una fábula.

A las doce de la mañana, después de almorzar bien, até a los perros; pero noto que hace una señal con la trompa para que se reúnan los corazones, decidí a dar una vuelta por la cuidad, tan entretenido se me hizo tarde ya de noche, solo hay un detalle que a llegar a mi pueblo, tengo que pasar por la colina de las animas perdidas, junto a la capilla de san Sebastián, no creo que la semana de los muerto, pero la capilla lleva más de cien años en el olvido desde la época colonia de los templarios, su campanario suena dos veces tiñendo la amargura de la tierra, con la visita de las animas que fueron quemas en el caserío que había alrededor de la capilla, por unos invasores de tierras lejanas en busca de tesoro, pero amanso a mi caballo, que es mi dulce compañía y de mis bellos perros, solo me imagino que mi prometida y mis demás prima quisieron meterme miedo a noche, todavía me falta tres hora de viaje, ¿qué me espera en mi travesía nocturna?, bueno seguiré a la luz de la luna, después de dos hora de intenso silencio, ni mi caballo, ni mis perros, los escucho que misterio de la vida; pero escucho en el vacío de la noche ¡Alonzo!, ¡Alonzo!, será mi conciencia que me traiciona, vuelve el murmuro,! Habrás oído mil voces en la capilla, solo abruma el cazador, sigue sin cesar, llevado como una diversión.

Prosigo me en los matorrales y veos varios punto rojos como brinca uno sobre otro siguiéndome, al mismo tiempo mis perros ladra a la nada, asustan a mi caballo, sale como un huracán llevándose todo por delante, como pude coloque en mi mano el dulce pañuelo de mi Sonia que tiene sus iniciales para no estar solo y melancólico, de pronto salta sobre mi dos grandes lobos como si fueran osos con los ojos rojos como si fuera la candela viva en llamas, mi perros se soltaron a ver tan horribles criaturas, para atacarlas pero fueron muertos, cada uno tan solo, con un mordisco de sus colmillos blanco como la luna, como pude seguí galopando con mi viejo caballo, ya veo la rejas de la entrada a la de las animas, pero fue en vanos los lobos atacaron mi caballo, me caigo como pude cierro las rejas, dejando atrapadas las fieras que me atacaron, pero logro escuchar en la capilla mucha voces, de lo insólito sale a la huida los feroces lobos. ¿Qué será lo que vieron estos animales?, sigo escuchando mucha voces en la capilla, me acerco en unos manzanos cerca, me arrodillo por mi cansancio y temor, solo siento que estoy bajo el asecho, mi dios bendito, mi expresión se congela a sonar dos veces las campana de la capilla, detrás de los manzanos veo, que hay dos fosas.

Pero el olor putrefacto y quemado me invades, huyo del sitio, pero veo que sale una niebla de la nada, desde ella sales dos hombre, vestido de guerrero que no me parece familiar, se quieren acercar hacia mí, pero, me asusto cuando veo sus rostro de muerto, con hachas grandes y sus casco con cuernos, dios porque me pasa esto, uno de ellos me ataca, casi me desgarra el brazo, solo me queda ir a la capilla que escucho mucho ruido, debe de haber gente, me asomo y veo una joven, que ase seña con la mano queriendo decir que no, pero lo escucho bien.

Sigo porque, estoy muy mal herido, logro entrar a la capilla, desde afuera solo vi a la joven, ahora veo mucha gente rezando aquí a dentro, pero doy vuelta, noto que mis atacante no pueden entrar, corro hacia el final les hablo a las personas no me escuchan, me recuesto en una de las banqueta, y me vence mi agotamiento, logro despertar y veo que es de mañana, me dirijo hacia la puerta, la trato de abrir no puedo, parecen dos puerta de hierro unidad siendo de madera, pareciera que no me deja salir, estoy atrapado dentro de esta capilla.

La noche macabra termina, en las hora que se acera el medio día, uno de los habitantes del pueblo, llega a la casa de Sonia, ¡buenas mi bella dama!, ¡dígame buen hombre en que lo puedo servir!, ¡mire encontré el caballo de su novio Alonzo!, ella lo mira lo ve mal herido que esta, el pobre caballo, todo el pueblo se sucumbe con los llanto de Sonia, organizan una búsqueda por todo el lugar y Alonzo nunca apareció, solo quedaba un lugar por buscar en monte de las almas perdidas, se dirigen hasta el lugar.

Llega Sonia con su padre y demás miembro de la familia, hasta que el padre le dice no venga hasta acá, ¡que pasa padre!, ya encontré Alonzo, muerto por heridas con muchas cortadas, ¡lo lamento hija!, sale corriendo cerca de la capilla llorando por su Alonzo que ya se fue, pero lo insólito, ¡parece mentira padre!, ¡pero lo escucho como si me llamara!, ¡tranquila hija es tu agonía!, ¡vámonos!, lo misteriosos dentro de la capilla Alonzo, desde adentro grita a su amada, trata de salir y no puede, y se da cuenta que es otra alma perdida de la colina, por eso no puede salir de la capilla. Dicen que el pueblo condeno, el caminos hacia la colina donde está la capillas, para que no se perdieran más almas, pero llegar la fecha de la semanas de los difuntos se escucha desde su lejanía del pueblo sonar dos veces la las campanas.