Así aprendí a valorar las pequeñas cosas de la vida

Hola queridos Steemianos, en ésta ocasión quisiera hablarles un poco sobre un tema que he estado reflexionando desde hace unos meses. En algún punto de nuestras vidas todos dejamos de valorar lo que tenemos, en donde constantemente llegamos a quejarnos: de nuestra vida, del país, del trabajo, de nuestros padres, amigos y otros familiares, porque no tenemos una casa mejor o un auto mejor, entre otras cosas y si vives en Venezuela sabrás que cada día se encuentran más y más motivos para la queja: no hay luz, no hay Internet, no hay agua (lo cual es completamente razonable, ya que realmente no es ningún lujo tener estas cosas, ni un pecado el necesitar de éstos servicios básicos sin los cuales se nos complica la realización de algunas tareas).

Solía ser de aquellas personas que se quejaba constantemente, aun sabiendo que poco lograba haciéndolo, hasta que conocí a un chico el cual posteriormente se convirtió en mi amigo, el padecía de linfoma no Hodgkin (una patología maligna) y conocerlo cambió mi vida. Éste muchacho disfrutaba aún de las cosas más simples con gran alegría, como la posibilidad de saborear un helado, ir al cine con amigos, caminar por una plaza, entre otras cosas, esto se debía a que gran parte del tiempo se encontraba enfermo (especialmente luego de recibir quimioterapia) y no podía salir de casa y muchas veces ni siquiera de la cama, entonces los días en los que se encontraba bien de salud, los aprovechaba al máximo y atesoraba los momentos especiales como ir al cine a ver su película favorita con sus amigos o ir de paseo con su madre porque aunque para los demás eran cosas cotidianas a las que le restábamos importancia, para él eran momentos invaluables ya que no se podía dar el lujo de hacerlo a su antojo.

Ahí comprendí que el simple hecho de estar vivos es algo grande, la posibilidad de ir a donde queramos por tener piernas funcionales y un cuerpo saludable o ver cosas hermosas por el don de la vista, tener amigos, familia o una casa son grandes tesoros por los cuales debemos agradecer a Dios, ya que son cosas de las que muchas personas no pueden disfrutar y a partir de ese momento valoro cada momento como si fuera el único.

Espero que les haya gustado ésta pequeña reflexión, hasta la próxima amigos.