Gabriel García Márquez ha sido uno de los escritores más grandes del continente americano. Sus obras han sido traducidas a decenas de idiomas y editadas infinitas veces, cautivando a lectores de todo el mundo y obteniendo merecidísimos reconocimientos, como el Premio Nobel de Literatura en 1982.

Además de la aclamada Cien años de soledad, la otra novela, dentro de su obra, que tuvo mayor y mejor recepción a lo largo y ancho del globo fue precisamente El amor en los tiempos del cólera, por ello ha sido mencionada en libros, películas, series, y lugares tan inesperados como por el ejemplo, en la comedia How I met your mother (es el libro favorito de Ted Mosby).
La novela cuenta la historia de Florentino Ariza, un adolescente que se enamora de Fermina Daza y la corteja desde entonces. Pero las diferencias sociales, los giros de la vida, las decisiones de ellos mismos y de los que los rodean, los separan de manera intermitente durante más de cincuenta años, tras los cuales Florentino vuelve a cortejar a Fermina, ya anciana y viuda.
¿Qué puede haber más romántico que amar a la misma persona durante, literalmente, toda una vida? Esta es una novela dedicada al amor verdadero. El autor contó que se inspiró en la forma en que se desarrolló la relación de sus padres al conocerse. De allí que el proceso de escritura se le hiciera tan ameno, tan fluido, y que esa fluidez y ese buen ánimo se traslade al lector que en múltiples ocasiones ríe, sonríe y suspira al avanzar en la lectura de la novela.
Existe una relación título-contenido evidente: a lo largo de la novela, el amor es tratado como una enfermedad. Cuando Florentino conoce a Fermina y luego cuando espera su primera carta, le dan vómitos, mareos, perdida de orientación (despechado, incluso se toma una botella de perfume) y su padrino confirma al examinarlo que “los síntomas del amor son los mismos del cólera”. Le vuelve a suceder cuando viaja por primera vez con la Compañía Fluvial (lo enferma pensar constantemente en la boda de Fermina con otro hombre) y el capitán del barco, creyendo que tiene Cólera, lo aísla en un camarote.

A lo largo de toda la novela el amor es visto como algo incurable y en la gran mayoría de los casos, como algo condenado a terminar, a desaparecer: Juvenal y Fermina; Florentino y Fermina; los padres de Fermina; los padres de Florentino. Sin embargo, aunque la relación de los protagonistas termina en un punto, se trata más bien de una larga pausa, la larga espera por la mujer que amó desde el primer instante.
Aún siendo jóvenes, al reencontrarse después de haberse separado, Fermina rechaza a Florentino porque no entiende qué era lo que le gustaba de él. Eso debió ser suficiente para que él dejara de amarla, de buscarla. Pero, desahuciado, Florentino se va en un buque de la Compañía Fluvial del Caribe por el río Magdalena porque no soporta estar cerca de ella si no la puede tener. Sin embargo, Florentino no es ningún santo. Durante todos esos años sin Fermina, conoce e incluso llega a mantener relaciones con mujeres (llega a amar a algunas): la viuda de Nazaret, Ausencia Santander, Leona Cassiani, Sara Noriega, la viuda de dos Prudencia Pitre, la adolescente América Vicuña, la palomera Olimpia Zuleta, Josefa, Ángeles Alfaro y otras, hasta completar la irrisoria cantidad de 622 amoríos, porque “el corazón tiene más cuartos que un hotel de putas”.

Pero siempre, a pesar de todas estas mujeres, sigue pensando y amando a Fermina. Cuando ésta queda viuda, la busca, con paciencia, con tranquilidad. Ya no son los jóvenes arrebatados de cinco décadas atrás. Y de nuevo deben enfrentar la oposición de la familia de ella, en éste caso de sus descendientes, a lo que Doña Fermina sentencia: “hace un siglo me cagaron la vida con ese pobre hombre porque éramos demasiado jóvenes, y ahora nos lo quieren repetir porque somos demasiado viejos”.
Se trata de una historia que sería atractiva en sí misma, pero que la prosa del Nobel Colombiano, eleva a magia, a una experiencia sublime, divertida, redentora. Una novela perfecta, cuya única mancha es su nefasta adaptación cinematográfica. La secuencia final del libro la omitiré para no dañar la sorpresa de uno de los mejores finales de la literatura universal (al menos en mi opinión), pero para atraerlos aún más a la lectura de esta mágica novela dejaré acá algunas de las mejores frases que pueden leerse en sus páginas:

“Lo único que me duele de morir es que no sea de amor”

“Contéstale que sí – le dijo –. Aunque te estés muriendo de miedo, aunque después te arrepientas, porque de todos modos te vas a arrepentir toda la vida si le contestas que no.”

“La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos”

¿Quiénes deben leer esta novela? Los que han amado, los que han sido amados, los que han sufrido por amor, los que aún no han experimentado la fuerza el amor pero quieren vivirlo, los que aman los buenos libros, sobre todo los lectores de habla hispana, los que aman escribir (cuentos, poesía, novelas), los que han leído a García Márquez, los que no lo han leído, los que aman las buenas historias… básicamente, si respiras y sabes leer, debes leer esta novela que es, sin lugar a dudas, una de las obras capitales de la literatura universal del siglo pasado.