No voy a terminar de leer ese libro: una reflexión sobre la interrupción de la lectura.

in #spanish5 years ago

¿Por qué no acabaré este libro?

A pesar de haber empezado a leer en serio hace apenas unos seis o siete años, he leído una gran cantidad de libros, buscando compensar el tiempo perdido. A lo largo de este tiempo, mi gusto lector se ha ido perfilando: al principio leía de todo, sin ningún tipo de orden o discriminación, pero conforme fui avanzando, me fui conociendo mejor y ahora sé cuáles son mis géneros favoritos. Sin embargo, intento leer de todo un poco (más de lo que me gusta, por supuesto) y de alternar lecturas pesadas, con algunas un poco más ligeras. Una de las frases que siempre he oído respecto a la lectura y que defendí de manera férrea, hasta hace poco tiempo, fue: "Si empezaste un libro, termínalo". En mis primeros años como lector, si algunos compromisos me impedían mantener el ritmo de lectura de un libro y tenía que interrumpirlo durante varios días, no lo continuaba, sino que volvía a comenzarlo. Pero no abandoné ningún libro con la intención de no acabarlo.

Sin embargo, a medida que fui descubriendo esos autores y esos libros que me han marcado profundamente, como Saramago, Kundera, Cortázar, Vargas Llosa, El Gran Gatsby, Liubliana o Nada, me di cuenta de que leer debe ser placentero. Por lo que ahora digo: Si estás leyendo un libro y no estás disfrutándolo, debes abandonarlo. El autor no tiene por qué sentirse ofendido (no se enterará), no herirás los sentimientos del libro (no los tiene), y tu tiempo es demasiado valioso como para dedicarlo a un libro que no disfrutas, sobre todo, habiendo tantos libros buenos en el mundo. No importa si te lo recomendaron, o si se trata de una joya de la Literatura Universal. Si no lo disfrutas, no lo leas. Quizás después puedas volver a él, en otro momento, y abordarlo mejor, pero no conviertas la lectura en tortura.

Todo esto viene a causa de una experiencia reciente: de visita en la biblioplaza de mi ciudad, a la cual sigo acudiendo a pesar de no poder comprar tantos libros como antes, vi en uno de los puestos de los vendedores, un libro que llamó mi atención. Recordé que lo había visto nuevo en librerías hacía años, pero que era costoso y por ello no lo compré en aquel momento. Ahora, siendo de segunda mano, lo encontré más accesible y como se trata de un tipo de lectura ligera, me pareció una buena alternativa para leer ahora, justo entre Milan Kundera y Roberto Bolaño. Les mostraré la sinopsis para que entiendan mejor mi decepción:

"Cuatro días antes de su boda, Julia recibe una llamada del secretario personal de Anthony Walsh, su padre. Walsh es un brillante hombre de negocios, pero siempre ha sido para Julia un padre ausente, y ahora llevan más de un año sin verse. Como Julia imaginaba, su padre no podrá asistir a la boda. Pero esta vez tiene una excusa incontestable: su padre ha muerto. Al día siguiente del entierro, Julia recibe un extraño paquete y descubre que su padre le ha reservado una última sorpresa, las más extraña y rocambolesca que se pueda imaginar. Gracias a ella, Julia se embarcará en el viaje más extraordinario de su vida. Un viaje que la llevará a descubrir un pasado inesperado y le permitirá conocer a ese hombre que fue su padre, con el que quedaron tantos cosas por decir."

Sumando esa sinopsis a la portada del libro (próximamente haré un post sobre aquello de no juzgar un libro por su portada) ¿qué fue lo que pensé? Suena como una historia emotiva sobre las relaciones paterno-filiales, sus complicaciones y cómo la pérdida de un ser querido, puede arrojar una luz de reconciliación... aunque sea demasiado tarde. Yo mismo escribí una historia sobre ese tema hace años y por eso quería saber qué había hecho Marc Levy al respecto. Después de todo, ya había leído algo de él anteriormente y sabía qué esperar. O eso pensé.

Las primeras 49 páginas cumplen con lo esperado: Julia tiene sentimientos encontrados respecto a la muerte de su padre; está el novio comprensivo, el mejor amigo gay, el trabajo exitoso, los elementos propios de este tipo de libros y de esas historias que pueden verse los domingos en la televisión. Pero entonces, como es normal, a la página 49 le sigue la 50 y la 51... el padre de Julia le dejó una réplica de sí mismo, un androide tamaño real con su apariencia, que además piensa y habla como él, incluso tiene su personalidad y sus recuerdos. Aún así, avancé un poco más, pensando que ese "muñeco" sería la primera pista para un viaje más largo a través de cartas, recuerdos, tesoros de la niñez, que le permitieran a Julia hacer las pases con su difunto padre. Pero entonces el androide explica que se va a quedar con ella durante seis días y que luego harán un viaje y... ¡Stop! ¿Qué es esto? aplaudo la originalidad de haber ideado una retorcida forma, propia de la ciencia ficción, de estar con el difunto después de su muerte, pero en ese momento supe que no seguiría leyendo ese libro. De ahí en adelante, todo lo que haría sería criticar la irrealidad de la trama y lo forzado de las situaciones. Me habría gustado más una Julia viendo videos de su papá, fotos, cartas, hablando con conocidos y descubriendo una faceta más humana de su difunto padre. Pero ¿un androide? ¿En serio, Marc Levy?.

Recordé cuando leí El coleccionista de lágrimas de Augusto Cury. Una historia que trataba sobre el holocausto y la segunda guerra mundial, un tema que me fascina, en el que un profesor llamado Julio Verne enseña a sus alumnos sobre la trascendencia histórica de aquellos años. Cury no es un buen novelista. Sin embargo, soporté la novela hasta que Verne decide usar una máquina del tiempo para ir a la Alemania Nazi y enfrentarse a Hitler. Si lo consigue, o no, no lo sabemos porque el libro termina y sólo esa cercanía con el final me convenció de acabar la historia.
No me ha pasado en muchos casos más, acaso recordaré uno o dos, pero cuando decido no terminar de leer un libro y escucho en mi mente una reminiscencia del pasado que dice "Si empezaste un libro, termínalo", sólo me basta mirar hacia mi biblioteca y leer los lomos: Gabriel García Márquez, Ernesto Sabato, Ayn Rand, Jorge Luis Borges, 2666, El conde de Montecristo, Los miserables, En busca del tiempo perdido, Guerra y Paz, y tantas otras obras que no he leído de autores que admiro, me miran desde la estantería con recelo ¿En serio vas a perder el tiempo con eso y nos vas a dejar aquí?. Y yo ¿qué puedo hacer? con tantos libros y tan poco tiempo para leerlos, no se justifica desperdiciar un sólo segundo en una lectura que no se disfrute. Así que si no te gusta el libro que estás leyendo, déjalo y toma uno que puedas disfrutar. Y a ustedes ¿les ha ocurrido? ¿han abandonado alguna lectura? los leo en los comentarios.

Reseñado por @cristiancaicedo


Otros posts que pueden interesarte:

Concurso de cuentos #fotocuento: Único testigo
Jean-Paul Sartre y qué es lo que somos
Five feet apart (Película): una más que no está de más
La identidad (Libro): ¿qué es lo que nos define?
#Reto12Votos Semana 42 - Fetichismo / Gracias a Freud
Roman Holiday (Película): el día que nos enamoramos de Audrey Hepburn
Sort:  

Esta publicación ha sido seleccionada para el reporte de Curación Diaria.

final de post.png¡¡¡Felicidades!!!

Coin Marketplace

STEEM 0.32
TRX 0.12
JST 0.033
BTC 64647.16
ETH 3160.49
USDT 1.00
SBD 4.13