Hablando con Papá

Papá, ¿Por qué hay madres que hacen el papel de padre, están solas con sus hijos? ¿Por qué no está el papá? ¿Por qué se fue el hombre de la casa? La persona que protege, el que vigila, el que brinda seguridad a su pareja y a sus hijos e hijas. El papá respondió: “Hijo, son muchas preguntas y difíciles muy difíciles de responder; pero te puedo decir que no todos los padres abandonan a sus hijos”.

Papá hoy es día del padre, te quiero, te amo, te respeto y estoy contigo; pero tú no estás conmigo, ¿Por qué te fuiste, papá? Mi hermanita no te quiere ver. “Hijo, solo te diré que tú vas a crecer, estudiar, vas a ser un profesional y tendrás tu hogar; cuando eso suceda, acuérdate de tu papá y no hagas lo que hice. Los hijos y las hijas deben levantarse con papá y mamá; pero eso no lo vi cuando de la casa me fui”. Dijo el hombre con mucha tristeza. El niño apenas de 7 años, a su manera, con educación y mucho respeto; porque ama a su padre, le reclamaba su ausencia y continuaba callado escuchando a su papá: “Hijo Dios te va a ayudar a ser un hombre de paz, solidaridad y buena voluntad, para que conduzca tu familia con firmeza, amor, cariño, justicia y bondad y tus hijos e hijas contigo y su mamá felices crecerán, bajo la protección divina del creador”. El niño emocionado y con lágrimas que corrían por sus mejillas, abrazó a su papá y con voz entre cortada expresó: “Papá hoy te regalo un beso, un abrazo muy fuerte; pero no te puedo dar un regalo. Mi mamá me compró uno y me dijo que se lo diera a él y lo felicitara. Cuando trabaje padre, mi presencia y mi regalo estarán presentes.

Ambos se abrazaban y sus almas destilaban gotas de tristeza, de dolor y de ausencia. En ese momento de magia donde se sucedía una limpieza espiritual, fue interrumpido por el niño cuando le dijo: “Padre me duele tu ausencia, que no juegues pelota conmigo, que no me expliques las clases. Muchas veces sueño que entras a mi cuarto, me abrazas y me besas. No quiero despertarme, porque mi realidad es triste, mamá no la ve. Hay un hombre en casa pero me siento solo, grito en silencio y a Dios le Imploro que me ayude,
que no me deje solo”.

Nota: Muchas veces por soberbia, irresponsabilidad, infidelidad o no saber conllevar una relación de pareja, abandonamos el hogar y lo peor del caso es que sabemos el daño psicológico que vamos a causar a nuestros hijos e hijas; pero no nos importa y seguimos adelante. La narrativa la ubiqué en el contexto del día del padre; pero también puede suceder el día de las madres.