Mi Gordo el Pescador

in #spanish6 years ago (edited)


Pesca de la Sapoara en Cd. Bolívar

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Mi hermana Eliana Piñate, la mayor de 7 hermanos, tuvo cinco hijos varones. Eduardo, Luis y Adrián, fueron los primeros. Recuerdo que ella me decía hermano será que yo no voy a tener hembra, quiero una hembrita y yo le decía a mi cuñado y compadre, Armando Ron, que le hiciera la hembrita. Los niños fueron creciendo y así fue pasando el tiempo y mi hermana buscando la hembrita quedó embarazada, era un embarazo gemelar según el diagnóstico médico, pero yo les digo morochos. Nacieron el 07-12-1991- dos preciosos morochitos. Rafael Armando, el morocho gordo y más grande, nació primero y minutos después nació Armando Rafael, el morocho flaco y más pequeño. Este evento fue de mucha alegría por el nacimiento de los morochitos y que mi hermana logró superar lo mal que se vio en el trabajo de parto.

Pescadores en el Mirador de Angostura-Cd. Bolívar

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Yo hacía mi vida profesional en Caicara del Orinoco del estado Bolívar; pero siempre viajaba para Cd. Bolívar y de manera muy especial en el mes de agosto que estaba de vacaciones y lo pasaba con mis hermanas y sobrinos. Me relajaba en el paseo o el malecón, pescando en el río Orinoco; que de la casa de mi hermana quedaba a menos de 200 metros, frente al banco mercantil, también disfrutaba de la pesca de la Sapoara, pez emblemático de Cd, Bolívar. Recuerdo que en los sitios donde pescaba era en el “Chorro”, El Mirador, a todo lo largo del paseo. Se disfrutaba mucho. Además, para ese mes se celebra La feria del Orinoco. Entre ese ir y venir veía como mis sobrinitos, los morochos iban evolucionando.

Paseo Orinoco de Cd. Bolívar

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Eran unos niños preciosos y desde pequeños les echaba mucha broma y jugaba con ellos, me encariñé con los dos; pero me inclinaba más hacia el gordo; porque cuando jugaba con su barriguita se reía mucho y tenía un sonrisa preciosa; mientras que el morocho flaco desde chiquito tenía mucho carácter; cuando jugaba con su barriguita se ponía bravo y lloraba. Total mis morochos eran muy bonitos. Así fueron creciendo. Y yo continuaba con mi cita de todos los agosto para ir a pescar y disfrutar de la feria. Cuando mis sobrinos, los morochitos, cumplieron 5 años, comencé a llevarlos a ver la pesca y me recuerdo que me decía, a su corta edad que querían pescar. Compré naylon, anzuelos y corte tres varitas, para hacer unos arenqueros -un naylon fino con su anzuelo atado a una vara- y el papá de los morochos, molesto, me decía “bonito lo que vas hacer, a enseñar a los morochos a pescar y después no van a querer salir de ese río, tú sabes que a mi no me gusta es vaina”. Yo le decía al compadre que era para distraerlos. Vamos a ver si aprenden. Nunca tuvo de acuerdo en que los enseñara a pescar.

Una vez iniciados en la pesca, yo gozaba con mis morochos por el flaco me decía, a esa edad, “tío, tío, no te traigas el gordo que carajito se va a comer todos los pescado”. Esto es textual, aún permanece en mi memoria y el gordo respondía “Tío no te traigas el flaco, ese carajito no sabe pescar y enreda los naylon”. Apaciguaba situación y salía a pescar con mis morochos y viví la emoción que experimentaron cuando sacaron o pescaron su primera sardinita, estaba como locos, me abrazaban, se reían y el flaco fue el que sacó primero y le decía al gordo, tú no sabes pescar, el gordo se molestaba; pero imagínense cuando el gordo sacó su sardinita. Ese día llegaron a la casa enseñándoles a la mamá y al papa lo que había sacado y contando su experiencia.

Desde ese entonces, todos los agostos los morochos me esperaban para ir a pescar. Cuando llegaban a Cd. Bolívar les decía, bueno hay que vestirse porque vamos para la ferretería a comprar naylon y anzuelo, después cortamos las varitas, ya los morochos tenían 10 años, les preparaba los anzuelos y salíamos al paseo o al malecón como le decimos nosotros a pescar, por allá comíamos perro caliente, algo comíamos y regresábamos en la tarde a casa, ya con más sardinitas porque los morochos pescaban bien. Ellos hicieron adolescente, de 13 a 17 años, me esperaban como siempre en ese mes; pero los papeles cambiaron; porque cuando yo llegué, en un agosto de tantos, me dijeron tío, te estamos esperando, ven a ver esto y me enseñaron una atarraya para sacar sardinas, naylons largos preparados y me decían este es el tuyo, ya cortamos tu varita es esta. Me dejaban sorprendido y en el día sacábamos las carnadas y en la noche después de la cena nos íbamos otra vez; por los peces grandes, por cierto los morochos hacían todo, acomodaban las carnada en los anzuelos, tiraban al río mi naylon y después me lo daban. Me decía, no te ensucies tío. Veía como ellos disfrutaban y sacaba boconas y bagres grandes. Yo casi no sacaba nada y mis morochos se reían, no importa tío tómate las cervecitas nosotros sacamos por ti.

A veces me quedaba en la casa, con mi cuñado y mi hermana, escuchando música y tomando algunos tragos, salía siempre a relucir la pasión de los morochos por la pesca. Mi hermana me contaba que llevaban pescados grandes, los componían y los cocinaban y Armando Ron, no se cansaba en decirme que el único culpable de ese afán que tenían los morochos por pescar era mi culpa. Yo no le decía nada, estaba feliz poprque mis morochitos siguieron la tradición de los Piñate de pescar en agosto en el malecón o paseo Orinoco. Cuando mis morochos se hicieron hombres; durante la pesca me tomaba los tragos con ellos. Me invitaban a pescar para que les hiciera compañía, bebiera con ellos y que le echara chistes, con eso ellos se divertían y así pasábamos la noche, pescando y en tertulia.

Mi Gordo el Pescador. Foto. Enviada por Marisela Hernández

Para el 14 de agosto del 2015, me encontraba en Cd. Bolívar. Llegué a la casa de mi hermana, ya mis morochos no vivían ahí cada quien tenía su esposa y niños. Mi hermana me decía cuando los morochos sepan que llegaste vienen para acá. Yo salía a visitar mis amistades, a ver la pesca de Sapoara como lo hacía cada agosto y a veces pescaba con los muchachos y viejos del barrio Alameda, como para no perder la tradición. Mis sobrinos cuando estaban disponibles me pasaban buscando para ir a pescar y nos reuníamos con mucha gente conocida.

El día viernes 15-08-2015, el morocho gordo, pasó como a las 02:00 pm por la casa de su mamá y me dijo, tío está noche vamos a pescar que quiero hablar una cosa contigo, me voy a llevar una botella de cacique negro, voy preparado tío. Recuerdo que le contesté me pasas buscando como a las siete de la noche y así quedamos. A eso de las 4:30 pm llega Luisito, hermano el segundo hermano mayor de los hijos de mi hermana, me besa la mano y me dijo, tío te vine a buscar para que juguemos pool. Nos montamos en el carro y nos fuimos a un salón de billar, allá estaban otros amigos de mi sobrino y comenzamos a jugar y a tomar cerveza. Cuando me percaté de la hora era las 10:30 pm y le dije a Luisito que me llevara a la casa, llegué a las 11:00 pm. Mi hermana me dijo que el gordo me pasó buscando y le dije a mi se me olvidó, Eliana y estoy cansado y he tomado mucho, me voy a bañar y me acuesto. Mañana pescó con el gordo.

El sábado 16-08-2015, el gordo pasó el día diciéndome, como él me llamaba, profesorcito está bien no fuiste, me echaste el carro, yo quería hablar contigo. Pasó todo el día amargándome la vida y le decía me duele la cabeza, hablamos más tarde y pescamos esta noche. El domingo 17-08-2015 en la mañita salí rumbo a la población de Caicara del Orinoco, para mi casa, ya tenía muchos días y estaban reclamando mi presencia. Llegué a Caicara ese mismo día como a las 02:30 pm. Me incorporé a la rutina diaria y así fueron pasando los días.

Han pasado 13 años y en el caudal del río Orinoco, aún veo reflejada tu sonrisa y en el viento que acaricia su oleaje, escuchó tu voz que me dice: "Profesorcito no estés triste yo estoy bien"

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El 22-08-2015, día sábado, recibí a las 11:30 pm, una llamada telefónica, me quedé viendo a mi esposa y el teléfono repicaba, presentía algo tomé el teléfono dí las buenas noche y fue cuando recibí la fatal noticia que mi morocho el gordo, se había ahorcado. Quedé sin palabra, me faltaba el aire, no contestaba, vomité y mi esposa asustada me acostó no hablaba, no podía hablar; pero en mi mente estaba escrita esta parte de la conversación que tuve con el gordo “tío está noche vamos a pescar que quiero hablar una cosa contigo, me voy a llevar una botella de cacique negro, voy preparado tío”. Estaba en mi mente como los anuncios luminosos en la marquesinas de esos grandes teatros. Salí del shock y lo primero que le dije a mi compañera fue prepáreme ropa que el gordo se ahorcó, me voy ahorita. Mientras arreglaban, me fui a bañar y sentía el calor de mis lágrimas en mis mejillas, pensaba y pensaba, la actividad cerebral se intensifica. Salí a las 05:00 am del día domingo 23-08-2015, llegue a Ciudad Bolívar a las 10:00 am.

No me separé de mi hermana ni de mi cuñado, durante el velatorio, pasamos toda la noche, amanecimos y se escuchaban muchos comentarios él no se ahorcó lo ahorcaron; porque debía una plata y otras comentarios que no van al caso mencionar. Entre los comentarios y el beber café se dieron las 02:00 am, me fui al ataúd a ver por enésima vez a mi gordo, era un joven de 22 años. Regresé donde estaba mi hermana le pedí papel y lápiz. Me dijo que vas hacer. Le respondí le voy a escribirle a Mi Gordo el Pescador y hoy quiero compartirlo con ustedes; lo que escribí hace 13 años.


¿Dónde está mi gordo?
Mi gordo el pescador.
Busca tu anzuelo, tu atarraya,
busca el nylon soñador
y vamos para el chorro,
tal vez al mirador,
a lanzar hermosos sueños
que mitiguen el dolor.

Lanza tu nylon, gordo,
no desperdicie la ocasión,
que cardúmenes de ángeles
con canto celestial
quieren nadar contigo
sobre espumas de cristal.

¿Dónde está mi gordo?
Mi gordo el pescador.
Que en aguas del Orinoco
se refleja su dolor
y allá lejos, muy lejos,
donde el horizonte se ve
inicias un nuevo camino
que también caminaré
y cuando llegue ese día
pescaremos otra vez

Autor: Del Valle Piñate
@delvapin

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