Mi primera bicicleta.

Recuerdos adorados, recuerdos de la vida que forman el comportamiento del ser humano, esos que te convierten en lo que hoy eres en la vida. El pasado que te forja la personalidad que tienes en el presente, les puedo contar que yo de niño carecía de cosas materiales, pero era rico de amor, de valores, principios de buenas costumbres en un hogar; nuestra casa tenía ese calor familiar, no eran sólo cuatro paredes y un techo, comenzar a trabajar a temprana edad forjaron a un hombre de bien, sea cual fuese la actividad siempre tuve las maneras de ayudar mucho o poco a mis padres, cuando no era en el taller estaba en la pesca o vendiendo los deliciosos mariscos a la orilla de la playa, el niño Jesús normalmente llega a los hogares hasta los diez o doce años en mi caso fue como hasta los seis o siete años, yo traté de mantener esa ilusión por más tiempo con mis hijos.

Les cuento por ejemplo de mi primera bicicleta, fue producto de trabajo duro y me costó esfuerzos, tratar de guardar dinero de lo que me quedaba para poderla comprar, estuvo lleno de sacrificios el camino para poderla tener, pero recuerdo que al tener el dinero hablé con mi padre para que me acompañará a comprarla y escogerla; ese día fue muy feliz.

La tienda quedaba retirada de la casa, aunque yo quería irme manejando mi bicicleta, mi padre dijo que era peligroso, así que tuve que esperar llevarla hasta la casa para poder disfrutarla, era sencilla, no tenía accesorios de marca, era toda de hierro, luego poco a poco le fui cambiando piezas, la convertí en una de mis posesiones más valiosas, pero fue con el tiempo que lo logré.

De esa manera aprendí que todo con dedicación y esfuerzo se puede en la vida, con dedicación, mucho esmero, hasta el sol de hoy he aplicado la misma fórmula para mi vida, he mantenido esa enseñanza a mis hijos: "hay que trazarse metas, soñar y trabajar para materializar esas ideas" porque es muy placentero llegar hasta la cima donde se alcanzan los sueños.

Este es el recuerdo que comparto de mi primera bicicleta, esa que me llevó con tantas ilusiones a la escuela para aprender que la gente se admira y se aprecia por los sentimientos buenos y la sonrisa amena.

Aquellos recuerdos de siempre...

Me despido dándole las gracias por aceptarme como uno de ustedes y esto es solo un abre boca de tantas cosas y anécdotas que les pudiera contar de mis días, hay quien dice que si me pusiera a contar mi vida pudiera escribir un libro que tengo más historias que condorito, jejeje….

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