Recuerdo muy bien esa tarde de Mayo. Viajaba hacia Rio Caribe, al este del estado Sucre, con excusa por trabajo, pero con el amor por motivo.
Encandilada mis pupilas de tanta luz y color, al finalizar la jornada caminé por el borde del Caribe generoso, llamado playa y allí los encontré. Ordenaditos, geométricos, fulgurantes, con sus proas apuntando al cielo, apuntando al mar, que parecen un mar, cuyas olas son puntas de espadas: Los Botes.
Modo de vida de pescadores y viajeros, un medio para unos, un puente para otros, salvación para los náufragos, refugio para solitarios. La disposición de sus formas y colores, junto con la suerte de sus nombre y diseños dan una variedad infinita de combinaciones para la composición fotográfica.
Por ejemplo, cuando en la popa de un bote esta escrito su nombre haciendo juego con el diseño artístico dibujado de la proa de otro, me hace tararear mientras enfoco:

Me voy de aquí,
quizás no vuelva nunca...
...
Ayúdame viento en vela,
guía mi rumbo señor!
Virgen del Valle Bendita,
encárgate del timón!
Tema: Mar de mi Esperanza