MIRANDO UNA IMAGEN

¿Cuánto cuesta el almíbar de tu mirada, que junto a esa sonrisa pariente del sol, me habla de la opulencia de humanidad que llevas dentro? Quisiera despegar los pies de la tierra, para amarte sin economía, sin disimular el más estrecho de mis pensamientos.
En ti, la claridad y la brevedad son armas elegantes y seductoras.
Cuando niño siempre escasearon mis juguetes, ¿será por eso que quisiera de adulto tener licencia para cada uno de mis antojos, haciendo cómplice a mi alma de todo anhelo por efímero que parezca?
Pero hay que enfriar las llamas, hay que dejar el libro olvidado en la mesa, hay que borrar los reflejos que pinte en mí la estrella de tu ser. Hay que volver la vida el ciclo interminable de descansar para luego fatigarnos de ganar el pan. Porque todo se acaba, se acaba el pan, se acaba el aceite, se acaban las arepas de maíz, y hasta el mar que tanto nos inspiró es sólo un cuadro que cuelga de las nubes, sólo nos queda bajar la mirada para alcanzar ver como pasa rauda y veloz, la sombra de "la libélula errante de los ensueños" que alguna vez en su vida han visto y llegarán a ver todos los poetas.