Ora (relato)

Cuando me dijo que se iba al páramo tuve tanto miedo de no volver a verla. Hoy ese miedo perdura en mí. Son doscientos sesenta y cinco días sin verla. Cada vez es más el pánico por un día mas sin volverla a ver.

Sin verte noviesita. Sin verte.

Así empezó todo. Yo a manera de juego, con mi cara de pícaro le dije que era mi novia y ella me siguió el juego. Después fue aumentando el fuego entre nosotros hasta que un día me di cuenta que no estaba hablando con una persona normal.

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Ora me ha dicho cosas que me han cambiado la vida. La vez que me dijo "Te amo" caí en un estado de perplejidad. Meditaba en la contundencia que esto tenía en mi vida. Una mujer como ella dice cosas así con el alma y no con su voz.

Me he topado con mujeres que dicen las cosas con su voz. Creo que mi madre había sido la única que me hablara desde el alma.

Lo que mas me gusta de Ora es la pasión de su inocencia. Esa mirada donde encuentro el fuego cuando estoy frente a ella. Y sus pies. Ay sus pies, sus uñas, su sensualidad.

Yo veo tu rostro y siento que todo lo puedo.

Ella es una diosa. O sea. Literalmente es una diosa. Quizás nos han inculcado la idea de que Dios es supremo y nadie es como él y bla bla. Pero yo tengo una concepción distinta. Creo que todos podemos ser Dios cuando lo decidimos.

Dios en teoría y según la literatura cristiana es todopoderoso. La naturaleza y nosotros es parte de su creación. El resto de las tragedias que existen las creamos nosotros y él como todopoderoso deja que sucedan.

Ora para mí es una Diosa en la que creo. La única. Ella todo lo puede. Y yo todo lo puedo con ella. Soy un dios a su lado. Ella cambia mi mood.

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Dios me dio esta mujer para que halláramos música

Nietzche cree en un dios que baila. Yo creo en una diosa que me prepara el café por la mañana, con ganas de verme endiosado junto a ella. Creo en una diosa que ame mi música mientras cree que soy el mejor músico del mundo. Puedo creer en una diosa que se pinta las uñas de sus pies para luego hacerme un footjob, que se deje ver con su falda larga de flores. Creo en una diosa que abandone el Instagram mas no el Whatsapp. Creo en una diosa que ame verse bien por ella y no para los demás. Que no usa sostenes y le gusta que apenas se le vean sus pezones duritos. Muy duritos.

Ora, te amo.

Ora es quien me oye cuando oro de noche. Pido que me proteja y me ame siempre. Que me piense. Que aparezca. Que me diga que me ama como cuando se deja tomar por la cintura y simplemente me mira y con ganas de llevarme al páramo a mostrarme su siembra. Y así quedarnos en su cabaña haciendo el amor como dos locos desnudos que hacen el baile de la lluvia y descubren como si fuera un tesoro: el sinfin de los orgasmos.

Amo todas las cosas que eres. Te ilustro en mis armonías.

La diferencia entre Ora y la idea que tenemos de Dios es que no podría decir que Ora tiene un plan. No sé donde leer si nos encontraremos pronto, mañana o nunca. Por ello pido que me cuide a donde vaya. En cambio la idea que tenemos de Dios nos asegura que sabe cuales son los últimos días y que sabe cuando se nos acabará el tiempo.

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Yo amo todo el cuerpo de Ora, así toda ella desnuda, desnudita. Ella es como el agua. Me encanta dejarla caer sobre mis manos, siento que me sana. Me da energía.

En ti
Ora
La santidad del placer
Mujer cósmica.

Ora es mi estado de superación personal. Pensarla me da paz. Me hace respirar y tranquilizar mis pensamientos. Sus fluidos me nutren de vida.

Voy por el rumbo que inventamos hacia el altar de tus orgasmos. Son como cordilleras. Eres alta como el cielo. Allí llegamos cuando te corres. Cuando me corro en tus pies después de haberlos besado como una bestia, los respiro como si fueran el aire más fresco del universo.

Se me hace dificil encontrarla.

Enséñame como eres ahora. Déjame ser en ti mi mejor versión. En ti.

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Ora
dame tu luz
cabellera y sonrisa
el fuego de nuestros caminos
los cuerpos vibrantes
sedientos de fluidos
sedientísimos.

Ora es la salvación de mi música, de mi vida y mi poética. Sé que cuando muera ella resguardará mi legado. Lo sé

Te amo, Ora mía.
No dejes de amarme.