Culpa y arte de matar una mosca ( o diez).

Hoy ha sido un día muy diferente en mi vida, nada ha cambiado mucho en lo cotidiano, pero algo se ha despertado dentro de mi, y creo que es demasiado tarde para detenerlo.

La historia se remonta a la tarde, esa hora muerta mientras el sol se apaga y la hora de pensar en la cena se aproxima, creo que es la hora del sillón indiscutiblemente y precisamente allí me encontraba yo a la hora de lo sucedido. 18:55 aproximadamente, 27 grados centígrados, y un porcentaje de humedad que pretendía ser un 100%, todos sabemos lo que esto significa: El paraíso de las moscas y los mosquitos, en otras palabras esas plagas de insectos odiosos y molestos. Notará que el titulo de este post refiere únicamente a la mosca y hace caso omiso al mosquito, y se preguntara "Por que pasa esto?" y la respuesta es simple: Por que el mosquito es un boludo y a menos que se represente en grupos mayores a 500 no representa tal amenaza o molestia, seamos sinceros cualquiera es capaz de acertarle a un mosquito en el primer intento, no es rival para los nefastos reflejos de un ser humano.

Por otra parte la mosca es diferente, parece ser el ninja de los insectos, un ser de otro planeta con tecnología avanzada, de niño supe legar a pensar que eran androides y por eso era tan difícilmente eliminarlas. Ya de grande mi perspectiva era otra, (hasta el día de hoy) ya que he logrado incorporar la técnica maestra para eliminar una mosca, y para que no piense que esto es una simple anécdota inservible, le voy a pasar a explicar el gran método:

El arte se radica en la esencia de la paciencia y el sigilo, debemos seguir al enemigo ( en este caso la mosca) hasta que este cansado y decida posarse para hidratarse y frotar sus manos de forma maquiavélica. Colocamos las manos en modo aplauso con palmas abiertas a una altura aproximada de 15 cm en vertical al objetivo, la mosca procederá a despegar verticalmente y ahi es cuando la aplastaremos, puede sonar un poco asqueroso y de hecho lo es, pero lo gratificante no viene solo, en algún punto debíamos ensuciarnos las manos no les parece?

Volviendo al tema del post y dejando un poco de lado las enseñanzas, hoy en mi casa convivían conmigo aproximadamente unas 11 moscas, lo cual es un lindo numero para divertirse y matar el rato, yo ya soy casi un experto en la materia y tengo diferente armamento, y en el día de hoy me dispuse a matarlos a palmeta, y si no sabe lo que es palmeta entonces la mosca nunca representó una amenaza para usted, no se que hace leyendo esto. Para quienes si hemos odiado esa especia y tenemos la noción de lo que es esta arma blanca me entienden y pueden imaginarme en plena batalla, una, dos, tres, todas al primer intento, una especia de indiana jones con mi latino, hasta que empece a notar algo en las 8 moscas que quedaban, y vi que empezaron a comunicarse entre ellas. Primero dos, que al ver como eliminaba a su compañera como si nada, debit haberle gritado a la otra mosca que algo andaba mal. no le preste demasiada importancia ya que sabia que estaba en ventaja, eran 8 moscas desarmadas contra mi palmeta y yo, procedo a seguir mi cacería, mis siguientes tres golpes lograron dar con un solo blanco, mi puntería estaba fallando, o el enemigo estaba aprendiendo de mis movimientos, llevábamos ya casi unos 3,5 minutos de batalla, y en el doble del tiempo mencionado el numero de moscas se había reducido a 4, pero como era de esperar las 4 mejores eran las sobrevivientes, y ahi fue cuando hice un click en mi cabeza.

La mosca ha evolucionado para sobrevivir a nuestra amenaza, me di cuenta que ese pequeño insecto tan molesto y odioso es una maquina de procesar y analizar situaciones con el fin de lograr aprender y adaptarse al mejor método de supervivencia. Me llevo diez minutos eliminar tres moscas mas, y ahi quedamos mano a mamo con mi último rival, claramente EL JEFE. Sabia que ella iba a ser mi ultimo combatiente, varias veces solía posarse sobre la palmeta, sabiendo que ahi no podia ser herida, me había bloqueado mi ataque mas fuerte y por cierto mi único método de defensa, se preguntaran como la identifique durante la batalla, y les dire que claramente se apreciaba como era ella la que daba ordenes a sus soldados. Cuando logro quedar en una posición de ataque, a sus espaldas con la palmeta en mi mano a punto de alzarla para hacer el golpe perfecto, me di cuenta que no todas las guerras deben terminar igual, así que solté la palmeta, abrí una ventana que había gfrente a ella y con un leve soplido, como dandole una palmada en su espalda la impulse a su libertad.

No sentí culpa por haber matado a las otras 10, pero me sentí un guerrero dejando ir a un excelente rival.