Elvis Presley y los Blues del Chupasangre

in #spanish6 years ago

Qué tal, comunidad de Steemit. Sinceramente espero estén teniendo un estupendo fin de semana haciendo lo que sus cuerpos les demandan. Hoy me dispongo a compartir con ustedes algo divertido sobre Elvis Aaron Presley, o el también llamado "Rey del Rock n' Roll". Se trata de una traducción al español sobre un cuento de terror humorístico en inglés escrito por Matt Venne, extraído a su vez de "Blood Lite", una antología de cuentos del mismo género.

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Si me preguntan, no soy un gran fan de este músico, pero aún así he llegado a tener alguna vez en mi repertorio musical par de sus canciones, probablemente las que más me gustan de toda su producción: Blue Suede Shoes y Heartbreak Hotel. Aquí un link para los interesados

Sin más preámbulos, les dejo con la primera parte de la traducción:

ELVIS PRESLEY Y LOS BLUES DEL CHUPASANGRE

Matt Venne

I. MÁS CALIENTE QUE LAS ENTRAÑAS DEL INFIERNO

Bueno, ¿no es esto un giro inesperado? Aquí estoy, tirado sobre mi propio desastre en el puto piso del baño, la vida acabándome demasiado rápido , mi pijama de seda favorita enrrollada alrededor de mis tobillos-y yo sé lo que todos ustedes, hijos de puta, van a decir: vas a hablar de cómo moriste… demasiados sandwiches de mantequilla de maní y cambur… un gran infarto, arterias obstruidas… sobredosis de drogas… envidia y mal de ojo y todo tipo de mierda no acorde a la muerte del Rey.

Bueno, déjenme decirles la verdad acerca de esto, gente: El Rey del Rock ‘n’ Roll no murió hecho mierda, obviamente.

No, de ninguna manera, nene.

Y estoy muy seguro que no morí de una sobredosis distinta a una de drogas, tampoco. Contrario a la oponión popular, no consumí drogas de mierda. Diablos, odiaba las drogas. Ojalá pudiera eliminar a cada distribuidor de drogas del planeta. Incluso tuve el plan de atraerlos a mi mansión, para después la Mafia de Memphis (siempre me encantó ese apodo, por cierto) y yo, descargar sobre ellos ametralladoras del tipo Uzi, pero-qué lástima-ese plan nunca se hizo realidad: me deje llevar por una fugaz obsesión por los caballos, comprándome todo un rancho lleno de ellos, y para cuando recordé lo de los distribuidores de drogas, sólo seguí adelante.

Pero de vuelta a este asuntico de mi fallecimiento: será dificil de creer, pero el Rey del Rock ‘n’ Roll murió de sobreexposición a la luz solar.

De la misma manera que todos los vampiros lo hacen.

Toda la mierda loca comenzó después de que yo me viera envuelto en Change of Habit-y mientras menos se sepa sobre esa imagen, mejor: quiero decir, ten piedad Señor, no hay suficiente material para maquillar ese desastre. Change of Habit terminó siendo la última película que protagonicé, y es seguro que no fue un caso de “dejar lo mejor para el final”. Habit fue una de las peores imagenes que dejé (la colocaría al lado de Girls! Girls! Girls! y Harum Scarum para que aquellos que llevan el registro).

Después del impacto comercial y crítico que mi actuación tuvo en esa película, me sentí muy desanimado. Busqué algo de diversión en mi vida. Una manera de capturar algo, en algún lugar del camino. Algo que me hiciera sentir como cuando Sam Phillips, Scotty Moore, Bill Black y yo grabamos nuestro primer sencillo con la disquera Sun allá en 1954; o como cuando hicimos el paseo en tractor de Louisiana; o cuando el Coronel me conseguió mi primer gran contrato musical con la disquera RCA; o como cuando vi aquellas chicas desnudas pelearse entre sí, esperando que se besaran al final; o-demonios-incluso el sentimiento que recientemente tuve el año pasado, cuando hice “El Regreso Especial de 1968.” Cristo todopoderoso, a la gente le encantó esa presentación. ¿Mi opinión? Creo que estuvo bien, nada más. Algunas de las canciones de la presentación fueron demasiado cursis, incluso para los estándares de la época, pero-caramba-las señoritas se volvieron locas por esa chaqueta de cuero negra que Bill Belew diseñó para mi. La cosa estuvo más caliente que las entrañas del infierno, tanto que tuve más sexo que lo que la mayoría de los hombres llegaba a tener en tres vidas.

Priscila y yo habíamos caídos en tiempos difíciles-Creo ella estaba saliendo con su instructor de baile, y yo no lograba salir con nada que tuviera dos brazos, dos ojos, y un taco de pescado entre sus piernas-Así que había empezado el antiguo ritual que tenía con los chicos de rentar el Memphian para ver un montón de maratones de películas toda la noche ese verano.

Una noche en particular, era finales de mayo/principios de junio de 1968, yo tenía un estado de ánimo alegre, así que le dije a James Hamburguesa que alquilara tres películas totalmente fuera de lo común: Planeta de los Simios(hombre, quería darle una ración de King-fu a esos malditos y sucios simios), 2001: una odisea del espacio (maldita cosa sin sentido-Creo que los carretes estaban entremezclados o algo así porque al final de la película ¡nació un niño gigante!) y Madigan (muy buen drama; aunque un poco crudo para mi gusto).

Para cuando los creditos de la última película descendían, casi eran las 5 de la mañana. El Sol debía salir pronto, y todos nosotros estabamos casi exhaustos-lo cual vendría a explicar por qué ignoré La Primera Regla de Ser Millonario.

¿La Primera Regla de Ser Millonario?

Nunca hagas nada por ti mismo que pudieras pagarle a alguien más por hacerlo.

¿Aun yo, Elvis malnacido Presley, uno de los hijos de puta más ricos de Estados Unidos?

Ignoré la regla.

Y ahí fue cuando el resto de la noche-demonios, el resto de mi vida-realmente empezó a caer en picada. Pensaron que Clambake fue mala, lo que pasó a continuación hizo que Clambake luciera como Gone With The Fucking Wind.

James Hamburguesa se había separado del grupo temprano-algo relacionado con llevar a su esposa al trabajo o alguna mierda como esa-así que eso significaba que David Stanley, mi segundo hombre al mando (y hermanastro), debía regresar las películas al chico al cual se las habíamos alquilado. Pero David me dijo se sentía enfermo, aunque pude decirle que él realmente no quería hacer el mandado. Haciendo memoria, creo que yo sólo estaba buscando hacer algo nuevo-algún nuevo giro a los viejos hábitos; alguna manera de reconectarme con algo que estaba muerto dentro de mi alma-así que se me ocurrió conducir el camión y regresar las películas por mí mismo. Ya saben, salir a dar una vuelta un rato-aun si sólo fuera por más o menos una hora. Todos me miraron como si fuese a dejar de coger por un año, pero les aseguré que era algo que quería hacer.

Solo.

Veran…. Estaba empezando a cansarme del montón de gente siempre alrededor mio. Lo sé, lo sé: sólo yo soy el culpable. Fui yo quien puso a todos sus amigos a trabajar y hacerlos dejar sus esposas e hijos para servirme 24/7, pero aun así. Un hombre necesita un tiempo para sí mismo de vez en cuando, y, como dije antes, había algo en ese verano que me tenía deprimido. Sólo tenía 34 años, pero me sentía viejo, nene. Como dicen, es el terreno, no el kilometraje-y yo me había visto en algunos terrenos ásperos a lo largo de los años.

Así que con no poca reticencia, los colegas empacaron las cajas de películas en la parte trasera del camión, y yo dije adiós con la mano cuando partí en la oscuridad de aquella temprana mañana.

Dejenme decirles algo. Fue emocionante.

No había carros en el camino, y me devolvió a los días antes de convertirme en el hombre más famoso sobre la Tierra; me devolvió casi quince años atrás, cuando tenía diecinueve años y manejaba un camión de envíos para Crown Electric.

Cuando la tranquila autopista se extendía ante mí, el cielo oscuro comenzó a teñirse de hermosos tonos morados y rosados que sólo puedes encontrar en Memphis, y fue como si de pronto.. como si viajara o algo. Unos pocos minutos ahí y era ese chico joven de nuevo, con un corazón tierno, grandes sueños… y sin idea de cuán rápido los sueños se conveirten en pesadillas. Atrás quedó el insensibilizado hombre, que no podía confiar en nadie, incluyendo a sus amigos y familia. La vida era normal-o al menos lo que yo imaginaba que era normal-y se sentía como si fuera de regreso a casa después de una larga noche de envíos, mi pequeña y hermosa esposa esperándome en nuestra modesta casa, nuestros niños dormidos en sus pequeñas pero acogedoras habitaciones, el mundo ignorante de mi existencia.

Sonreí al pensar eso, miré al horizonte cuando la luz solar comenzó a balancear su hoz dorada a través de los campos en la distancia, transformando la noche en día.

Y ahí fue cuando lo atropellé a él.

Vi de reojo al pobre bastardo parado en medio del camino y clavé los frenos.

Pero no lo suficientemente pronto.

Del impacto entre el cuerpo del chico de apariencia desaliñada y el camión se produjo un desagradable golpe seco, su cara hizo añicos el parabrisas, para luego dar vueltas y vueltas sobre el camión hasta caer en el pavimento detrás del vehículo cual saco de papas.

Al ser estas probablemente mis últimas palabras antes de salir de esta vicisitud, supongo que la sinceridad es la mejor política: tengo que admitir que la primera cosa que pensé fue cuán absolutamente esto iba cagar las cosas. La última cosa que necesitaba era toda la mala publicidad que me iba a caer por atropellar a un chico al amanecer. Quiero decir, mierda, una cosa es soñar despierto con una vida sin riquezas, manejar un camión para subsistir, rentar una pequeña casa en algún lugar en medio de la nada-pero otra muy distinta es perder todas tus riquezas, mujer y posesiones.

No, gracias. Mi papi, mi mami y yo fuimos pobres mugrientos hace tiempo en Tupelo, y el sólo pensar volver a cualquier cosa que se parezca a ese estilo de vida era espantoso.

Es bueno ser el Rey, y no tengo ningún apuro en desahacerme de mi corona aún.

Miré fijamente en el retrovisor el cuerpo facellido en el pavimento, y todo lo que pude pensar fue cuánto deseaba estar echado en mi cama en Graceland.

La abuela cocinando algunos huevos, tocino, salchichas, papas, waffles, panecillos con salsa y gachas de maíz y guiso de carne para el desayuno.

Podía sentir mi pie en el acelerador, picándome para seguir. Hubiese sido muy fácil tapar rápidamente a ese idiota y alejarme luego… pero estoy contento de declarar que los ángeles de mi mejor naturaleza prevalecieron. Era un hombre de buen corazón, y en lugar de picar caucho, apagué el camión, salí de él, y abordé al chico para ver si había algo que pudiera hacer. Señor, Señor, Señor, él se veía muy mal. El sólo verlo me dio escalofríos, y supe que me tomaría mucho tiempo antes de poder sacar de mi mente su cara destrozada. Fue difícil mantener los nachos, perros calientes, palomitas, refrescos y chocolates M&Ms en mi estómago-y cuando pensaba que iba a vomitar todo sobre el hijo de puta muerto, abrió los ojos.

Déjenme repetir eso:

El hijo de puta estaba muerto, pero abrió sus malditos ojos.

Lo cual lo hizo un muerto viviente, ¿no?

Y antes de que supiera qué rayos era lo que estaba pasando, se sentó más recto que mi pipe justo antes de hacer un trío y me apretó por el cuello. Intenté un poco del viejo Elvis-Fu (la técnica de karate que intenté, si quieren saber, fue la Heavenly Ascent), pero el chico era malditamente fuerte: mi hombro rebotó contra su barbilla y él soltó algo como un aullido.

Él se puso de pie realmente rápido, levántandome del suelo como si fuera más liviano que una caja de donas. Intenté un poco más de karate, pero no hubo manera.

No les voy a mentir: estaba asustado, hombre.

De verdad muy asustado.

Pero aún estando asustado, no iba a llorar como un pequeño bebé. Demonios, no. ¿Este hijo de perra quería pelear? íbamos a pelear entonces. Lo pateé en las bolas, pero debía llevar un suspensorio o algo porque no le molesto en absoluto; él sólo continuaba sosteniéndome dos o tres pies por arriba del suelo con ese brazo mounstrosamente fuerte.

Pero tuve suficiente, y miré al bastardo a los ojos: “Mejor terminas esto ahora, nene, porque soy Elvis Aaron Presley; si no me me matas ahora, voy a hacer de tu vida un infierno en la Tierra!”

El tipo hizo un gesto con su cabeza como si yo hubiera hablado pura basura.

¿Era posible que alguien en el mundo-en Memphis, al menos-no hubiera escuchado sobre mi?

Estaba estupefacto-hasta que sus ojos mostraron un tenue reconocimiento, y pronunció con una voz muy grave:

“El Reeeeey!”

Incliné mi cabeza hacia atrás. “Así es, hijo, El Rey”, pero de inmediato la mirada emocionada del chico pasó a una asustada. Pero un momento después, descubrí que no era yo a quién temía:

Seguí su mirada encima de mi hombro, y me di cuenta que el chico estaba mirando fijamente la salida del Sol en el horizonte. Él se estaba volviendo loco. Francamente, no me importaba si mis palabras o la maldita luz solar era lo que había causado tanto miedo. Todo lo que me importaba era alejarme de este maldito tipo espeluznante.

Él empezó a debilitarse y ponerse de rodillas-pero justo antes de que cayéramos al suelo el abrió su boca que era realmente ancha. Hice una mueca de dolor al ver su boca llena de dientes: había demasiados, todos eran puntiagudos y filosos como… como...

Mierda.

Este hijo de perra era un vampiro.

Un maldito vampiro de la vida real.

Sus heridas empezaron a sanar justo delante de mi ojos… como… como si fuera Jesucristo o algo… y mientras más ensanchaba su bocota, más me daba cuenta que él estaba a punto de hacerme un sandwich de Elvis.

Él avanzó y empezó a rodear mi cuello con sus labios.

La última cosa que recuerdo antes de mi deceso fue darle bofetadas muy fuertes y decirle que no quería nada con esa mierda gay.

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