Atención vs. Percepción

Si no hay atención, nada existe.

 

La atención es activa, proyectiva, creadora.
 
Mi atención define lo que percibo, no percibe lo definido.

Esta es la clave de nuestra realidad. Esto es el porqué todo depende de mí, ya que toda forma que me afecta es la materialización de lo invisible que me define (mis emociones y, más allá, mi mente).

Todo es relativo.

Todo lo que me pasa es mío. Tú lo miras y no ves eso; incluso tal vez no veas nada. Y yo te digo, ¿pero no te das cuenta de que..? Claro que no, no se da cuenta nadie más que yo, porque eso que me pasa no está fuera por más que lo vea con mis ojos, lo escuche con mis oídos, lo sienta con mi piel. Eso está dentro de mí, y sólo es perceptible por mí.

¿Los demás qué ven? Su propio mundo, en el que probablemente estaré yo, no teniendo la experiencia que percibo, sino siendo la experiencia que perciben ellos. Y, ¡a saber en qué consiste su experiencia!, es decir, cuál es la naturaleza que configura su percepción.

Cuando enfocamos nuestra atención, cuando percibimos, estamos solos. Es como crear. Nadie puede ver cómo creas tu obra mientras lo haces. Es posible percibir la forma que adopta, pero no el proceso por el cual se va creando esa forma. Y, tras ello, ¿qué ve cada cual? A sí mismo, siempre a sí mismo, siempre lo que cuadra en su naturaleza.

Y, si nada cuadra, su atención sencillamente no lo percibe; en él eso que para ti es todo, se convierte en nada.

Nuestra atención es creadora, mental.

Nuestra percepción es pasiva, sensorial.

El acto de percibir es la consecuencia de nuestra atención.
 

^{Imagen: Arte de Sombras realizado con esculturas de basura por Tim Noble & Sue Webster
Tim Noble & Sue Webster.}
 

Tu ángulo define lo que ves.
¿Dónde, entonces, decides situarte?