De Nueva York a California
James Marshall y varios peones descendieron de la carreta a orillas del río Americano en un frío día de enero de 1848, inmediatamente comenzaron a descargar sus equipos y suministros para construir el molino harinero encargado por el general Johann A. Sutter para su rancho Sutters Mill’s.
Al mediodía, cuando hicieron un alto en el trabajo para alimentarse y descansar de la ruda tarea, Marshall caminó por una pequeña playa buscando un lugar para lavarse y algo brillante llamó su atención, semienterradas en la arena vio pepitas, había encontrado oro y en gran cantidad, solo tenía que agacharse y tomarlo.
El general Sutter al enterarse trató de ocultar el hallazgo por temor a que sus planes de desarrollar un imperio agrícola se vieran interrumpidos por la afluencia de gente en busca de oro, fracasó en el intento de mantenerlo en secreto y para fines de ese año la noticia había corrido por todo Estados Unidos, hasta el propio presidente James Polk el 5 de diciembre confirmó el descubrimiento en un discurso ante el Congreso.
A principios de 1849 se desató la fiebre del oro.
El movimiento de colonos comenzó a ser muy intenso, en un principio acudían hombres solos pero luego los seguían sus familias y todos aquellos que iban a ofrecer servicios de todo tipo a los recién instalados.
El viaje hacia California no era sencillo, los que vivían en la costa Este y sus inmediaciones podían tardar hasta 5 meses en cruzar el territorio en carretas y caballos y muchas veces eso les costaba la vida a mano de los indígenas que dominaban el centro y oeste del país y que veían como una invasión a sus tierras el ingreso de los colonos.
Entonces surgieron otras alternativas para llegar, entre ellas la de los llamados “argonautas” que recorrían unos 33.000 kilómetros en barco rodeando el continente americano, era un viaje de entre 3 y 6 meses pero mucho más seguro que el cruce en carreta. Había otros métodos, incluso más rápidos pero menos seguros, cruzar por México o ir hasta el istmo de Panamá para salvarlo en botes o chalupas y luego tomar un barco hasta California. Ninguno era sencillo ni barato ni rápido pero el de los argonautas fue el más popular por algún tiempo.
El viaje consistía en embarcarse, navegar bordeando la costa este de Sudamérica, doblar por el Estrecho de Magallanes o por el Cabo de Hornos para regresar luego por la costa oeste hasta llegar a California.
Las empresas de navegación norteamericanas ofrecían el viaje y exhibían afiches de propaganda sobre los tiempos en que sus barcos realizaban el viaje, era una especie de carrera entre barcos del mismo tipo, generalmente llamados clippers, eran veleros rápidos con poca capacidad de carga.
El cruce del Cabo de Hornos era un segmento parcial del viaje también altamente publicitado y se consideraba el tiempo transcurrido entre los 50° de latitud Sur en el Océano Atlántico hasta los 50° de latitud Sur en el Océano Pacífico. Según los registros de la época, el clipper que mejor tiempo hizo fue “Young America” que lo realizó en 6 días, lo siguieron el “Flying Fish”, el “Flying Cloud” y el “Robin Hood” con 7 días.
Para el trayecto completo Nueva York – California la mejor marca le correspondió al “Flying Cloud” (dos veces) y al “Andrew Jackson” quienes tardaron solo 89 días.
Los buques salían a diario y en todo el año 1849, cuando arreciaba la furia de la fiebre del oro, más de 800 navíos doblaron el Cabo de Hornos para llevar argonautas a California.
Se calcula que solamente en el año 1849 llegaron a California 90.000 buscadores de oro, la mitad de ellos por mar.
La entrada a la Bahía de San Francisco, enmarcada por dos altos morros se la bautizó con el nombre de Golden Gate (Puerta de Oro), hoy en día el famoso puente colgante lleva ese mismo nombre como recuerdo imborrable de esa época.
Varios navíos de esa epopeya naufragaron en el Cabo de Hornos o sus alrededores, generalmente víctimas de tempestades y también de algunas rutas extremadamente peligrosas que eran utilizadas para ahorrar tiempo, pero pocos casos llegaron a ser difundidos, a las compañías que realizaban el viaje no les convenía la publicidad negativa.
El general Sutter tuvo razón, su imperio agrícola fracasó, sus tierras fueron tomadas por los buscadores y sus cultivos y ganado arrasados y saqueados. Irónicamente no se enriqueció con el descubrimiento del oro.
Héctor Gugliermo
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Que bueno saber esto, mucha gente migró a esas tierras en busca de oro, y todo esto impulsó a otras cosas totalmente distintas. Gracias por compartir.
El oro se acabó en pocos años pero los más de 350000 inmigrantes le dieron un gran impulso al estado.
Sabemos que la fiebre del oro fue muy intensa en sus periodos de tiempo, en ese entonces, incluso llegaban a matarse, pero con el tiempo todo se fue perfeccionando y así se cambió la historia, gracias por compartir.
Si correcto!, también sabemos que California se convirtió en el estado más productivo de Norteamérica no gracias al oro sino a la gran migración de gente que buscaba oro y que luego dieron un impulso enorme a la producción del estado.
Hoy en Paraguay en la zona del Dpto. Del Guairá comenzó la fiebre del oro en los cerros del ybyturuzu y aunque esta una empresa que es la explora a gran escala los arroyos y los lugares cercanos los mineros con herramientas de fabricación casera explotan la búsquedas en pequeñas escala. Qué buenísima história e informacion siempre nos haces llegar
Mientras no se les ocurra usar cianuro para extraerlo está todo bien. Aquí en la Patagonia varios pueblos están totalmente en contra de las minas de oro a cielo abierto porque pretenden usar cianuro y esa sustancia es altamente contaminante de las napas de agua.
Fue un fenómeno social caracterizado por muchos inmigrantes que llegaron en barco a la cercanía de California, al descubrirse oro en Sutters Mill. Gracias por compartir.
La mitad llegaron en barco y el resto en carretas y caballos. Duró pocos años lo de los barcos luego liquidaron a los indios y ya no fue peligroso ir por tierra. Se llamó la conquista del oeste.
Es incalculable lo que puede generar la ambición. En este caso se tornó en algo positivo al colonizar esas tierras.
La fiebre del oro no solo ocurrió en USA, también en Australia por ejemplo. Luego hubo otras "fiebres" como la de los diamantes en África o la del petroleo por todo el mundo.