La agresión como excusa del falso amor

"Aunque él me golpea, yo sé que me ama y lo hace porque yo estoy fallando como mujer. Lo mejor de todo, es que cuando se le pasa esa ira conmigo, se vuelve el hombre más cariñoso conmigo y me dice que va a cambiar y yo creo en él."

La cita anterior, es una recopilación textual de la confesión de una joven madre a quien conocí en una de las consultas de pediatría a las que llevo a mi hijo. La conversación se dio porque mientras estábamos esperando el turno, la pareja o el esposo, no supe exactamente si estaba casada con él, se levantó y le gritó:

"Si nos tardamos más tiempo, me la vas a pagar cuando lleguemos a la casa porque te dije que no tenía tiempo de venir aquí, bien pudiste venir sola con la niña ¡Animal!

Apenas lo escuché, sentí mucha indignación al referirse a ella de esa manera. La miré y vi que ella cerró los ojos al momento, como si fuera una reacción de esas que se tienen cuando alguien te va a lanzar algún objeto o un golpe, fue como un reflejo. Él hombre salió de la sala, estaba muy alterado, realmente no supe si estaban discutiendo antes de yo llegara porque no tenía mucho tiempo ahí.

La joven sintió un poco de vergüenza y pude ver que secaba algunas lágrimas, al mismo tiempo que abrazaba muy fuerte a su hija, que tenía dos o tres años de edad. Sin ningún temor, me acerqué a ella y le pregunté si se encontraba bien y lo primero que hizo fue justificar a ese hombre.

Apenas me acerqué, vi que tenía las secuelas de un golpe en su rostro, muy cerca del ojo derecho que trató de cubrir con base para maquillaje, pero que al limpiar sus lágrimas con las manos, removió sin querer y dejó expuesta un hematoma que dejaba explícito que había sido el padre de su hija.

No pregunté nada al respecto, pero no pude evitar que mis ojos se fijaran en su cara y ella cuando se dio cuenta, se cubrió con su cabello y fue cuando espontáneamente me dijo las palabras con las que di inicio a este post. Me quedé indignada al ver que aún existen esa mujeres que justifican la agresión de su pareja o esposo con la excusa de que las aman demasiado y las maltratan a causa de querer corregirlas.

Fueron pocas las palabras que pude intercambiar con ella porque el hombre regresó a los pocos minutos y al ver que conversábamos, le pidió de muy mala manera que se levantara porque se iban a su casa, ya que él no podía esperar más. Ella se levantó y ese hombre la empujó mientras le quitaba a la niña de sus brazos y así se fueron de la sala.

Me quedé sentada con mi bebé, con muchas ganas de decirle a esa joven que ella ni ninguna persona se merece ser tratada de esa manera y sobre todo le iba a sugerir que buscara ayuda antes que fuera a suceder una tragedia, pero no pude hacer nada más que pedirle a Dios que las protegiera a ella y a su hija.

No debemos creer por nada del mundo que en nombre del amor, se nos pueda maltratar física y/o psicológicamente porque esto puede traer consecuencias fatales. Detrás de un hombre violento hay una victima que cree en su supuesto arrepentimiento después de esos momentos de ira, es por eso que se convierte en un agresor frecuente que puede llegar a convertirse en un asesino y eso lo vemos a diario en los noticieros nacionales e internacionales.

Es difícil opinar desde afuera y decir que de encontrarse en una situación similar, se denuncia y ya, pero resulta que las victimas de agresión son personas que están enfermas psicológicamente al igual que el agresor y requieren de la ayuda de especialistas para salir adelante.

Hay muchas maneras de identificar a estas personas, pero no voy a hacer un tratado de psicología porque no es mi área, solo pretendo hacer ver a través de esta pequeña historia que no debemos poner nuestra vida en peligro y que es importante reconocer el falso amor. Aunque es imposible, a veces escuchar lo que otros opinan, lo que ven desde afuera, nos hace abrir los ojos, a pesar que siempre se dice que en la vida de parejas no se debe meter nadie.

Es un tema muy debatido, pero creo que si tuviera a algún familiar que viviera algo así, haría lo imposible por evitar que la agresión se convierta en algo peor.

Hasta pronto.