Dicen que después de esta vida todo será descansar, que la muerte aguarda placida para cobijarte en sus brazos y así curar todas las heridas, todo el mal que hayas sufrido, que secará las lagrimas nunca derramadas que ahogan tu alma, y hará que los gritos mudos que te dejaron sin voz no molesten nunca más.

Prometiendo eso y mucho más, aun creen a la muerte la mala del cuento, malditos seres humanos, ojalá se extinguieran mucho más rápido. Hacen que mi amada sufra, ella que les da todo lo que desean y, aún así, la odian, ojalá no tuviera que darles el aliento de la vida con mis labios, ojalá con una patada sirviera.

Yo, que los atormento desde que comienzan a crecer, a desarrollarse, a madurar, que lentamente voy pedazo por pedazo destruyendo sus cuerpos. Yo, que les doy decepciones y sufrimientos, que los hago llorar hasta desear cosas impensables, que con una sonrisa los llevo descalzos por caminos de vidrios rotos hacia destinos más macabros, a mí, que los destruyo, me aman, ¿Tan fuerte es el masoquismo de esos monos sin cola?

Amada muerte, soporta, sí, soporta, porque no se puede hacer nada más con estos humanos de mierda, sobrevive un poco más a sus existencias absurdas, sigue dándoles refugio aunque te hayan demonizado por más de una eternidad, que pronto todo va a acabar, el tiempo dejará de ser tiempo, los dos podremos estar juntos, podremos esparcir no solo el caos, o el sufrimiento, si no la paz y el amor a aquellos que lo merezcan. Vive un poco mas, mi querida muerte, que yo, la vida, no te dejaré perecer.