El Buena gente - Criptocuento

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-¡Mueve esa llaga peazo e gafo! - grito Omar Salcedo al conductor de una ranchera año 77, que esperaba el cambio de luz del semáforo.

Salcedo pasó velozmente en su camioneta y no respeto la luz roja.

El no respetaba ninguna norma de transito – ¡Pendejos! – decía mirando su sonrisa burlona en el retrovisor.

-Felicitaciones, su hijo salió bien, tiene un B+ en el examen.

-Gracias profesora, el es un niño muy dedicado. – Dijo salcedo en la puerta del colegio.- esta semana hago llegar el donativo de libros que les prometí.

-¡Ay! Señor Salcedo, usted es un alma de Dios. No sabe lo agradecida que esta toda la comunidad educativa por sus constante apoyo.

Antes de ponerse en marcha, le dio un coscorrón a su hijo.

-Te pones las pilas. Como me vas sacar un B+ no joda. Me parto el lomo para pagarte este colegio y no me sacas un A. No tienes internet por dos días carajito.

El niño lloraba en silencio, sabía que al soltar una lagrima, recibiría más golpes de su padre.

En el trayecto a su casa, Salcedo tocaba corneta por cada chica atractiva que viera en el camino.

En una de las tantas colas por el congestionado tráfico, pasaron dos chicas que podían ser sus hijas, ambas en shorts bastante cortos. Salcedo bajo el vidrio y comenzó a decirle piropos subidos de tono.

Beatriz, preparaba la comida a su esposo, Omar la abrazo y le dio un beso en la mejilla - eso huele rico mi amor, te quiero mucho. – le dijo con ternura.

Mientras se preparaba la comida, aprovecho para entrar a facebook y compartir frases de amor, pensamientos de Cohelo y hasta imágenes de Dios, acompañados de una reflexión copiada de otras páginas.

También se metía a instagram, usando una cuenta secreta, con otro nombre , donde seguía a todas las bendecidas y afortunadas de Venezuela. Sus dedos daban clic con asombrosa rapidez, regalándole un like a todas esas fotos de chicas casi desnudas.

-¡Coño! Donde está la coca cola? – se levanto enfurecido Salcedo.

-Mi amor, no pude ir a hacer las compras..

-Que sea la última vez no joda. Me tienes obstinado, cada vez el mismo cuento.

En ese momento sonó el timbre

-Quien vendrá a joder – fue hacia la puerta, al abrirla, era el vecino del piso superior.

-¡Eeepa vecino! ¿Cómo estás? , pase, que se le ofrece – exclamo eufórico Omar.

-No se preocupe vecino – le respondió el hombre – solo quería pedirle un favor, si se encuentra en su posibilidades, llevar a mi hijo al colegio mañana, es que tengo que salir temprano a una entrevista de trabajo.

-¡Aaaah! Claro que sí. Cuente con eso y con todo lo que necesite. Si quiere pase y cómase algo con nosotros.

-Ay vecino, muchas gracias, es usted un santo. Agradecido. No, no se preocupe, le diré a Roberto que lo espere en el estacionamiento, bien temprano.

Al cerrar la puerta, paso la siguiente hora hablando pestes.

-¿Acaso cree que soy taxista? - le preguntaba a su esposa.

Al terminar la cena, su abnegada mujer recogio las sobras y aprovecharía de sacar las dos bolsas de basura acumulada.

Salcedo la detuvo velozmente, agarro las pesadas bolsas, pero no para ayudarla, le exigió que le tomara una fotografía con el móvil, donde él se viera sosteniendo las grandes bolsas llenas de los desperdicios.

Las volvió a dejar en el piso para que la mujer se encargara de sacarlas.

El entro a Discord

Tenía dos semanas que había ingresado a una de esas comunidades online, donde se reúnen personas buscando ganar dinero por internet.

Esa noche había una actividad ecológica y ganarían tokens de un proyecto de reciclaje, los cuales podría vender luego por una moneda llamada EOS.

Allí también se había ganado una fama de excelente persona.

Hizo rápidamente una publicación con su foto y fue premiado por ello.

Las andanzas de Omar Salcedo, el buena gente, ahora entraban al espacio cripto.

Los elogios no se hicieron esperar.

-¡Bienvenido Omarcito!
-Omar, te queremos
-Omar, eres un crack
-¡Eres un sol!
-Asi es, eres una gran persona
-¡Te queremos Omar!