Siempre he creído que la música tiene el poder de cambiar vidas, en ocasiones lo hace de forma instantánea ya que con una simple melodía modificamos nuestro estado de ánimo. Pero una de las cosas que mas me gusta de la música es que se requiere de un conjunto de instrumentos llevando el mismo ritmo y tiempo para poder causar ese efecto, de esta forma se demuestra que la unidad en armonía puede hacer cosas increíbles. El instrumento básico que toda melodía debería llevar es el instrumento de cuerda, entre ellos destaca la guitarra. Se que deben existir muchas historias sobre guitarras en el mundo, pero yo conservo una que tiene una historia muy importante para mí y hoy quiero compartir con ustedes.

Sus tiempos de gloria fueron sin duda alguna cuando estuvo en manos de
mi padre. Cuando él muere, ella se embarca en un duelo en el que ha
estado inmersa durante casi 32 años. Cuando mi padre murió todos
eramos pequeños, mayor de mis hermanos tenía apenas 12 años, la
guitarra colgaba cerca de una bombilla incandescente que quemaba las
cuerdas y también dañaba el mástil, todos eramos inocentes de su
importancia pero con el tiempo el bombillo termino por dañarla mucho .
A lo largo de los años mi madre decidió enviarla a reparar y se pudo
recuperar, no estaba como antes pero aún estaba bien, aun asi nadie en
casa sabía como tocarla, entonces fue guardada en un lugar mientras
todos crecíamos y ella pudo observarnos a todos marcharnos de casa.
Cuando me fui de casa todavía no había aprendido sobre música, por eso
ella se quedó allí.

Siempre fui consciente de ella, cuando la casa donde todos crecimos
fue abandonada fui a buscarla y la llevé al lugar donde vivía en ese
momento, ya conocía la música pero la guitarra estaba dañada y
golpeada. Cuando me mudé por segunda vez no la lleve conmigo porque en
el sitio al que me mude no tenía suficiente espacio. Así es como
estuvo abandonada otro tiempo más

Después de 32 años de abandono y soledad. Hace un mes días fui a
buscarla donde la había dejado. Finalmente tengo espacio para tenerla
conmigo. Pero está dañada. Tengo planificado repararla cuando los
recursos me alcancen, por ahora le he comprado 5 de las seis cuerdas y
de vez en cuando me pongo a puntear alguna melodía, especialmente en
esos momentos que estoy impaciente o estresado, es un remedio muy
efectivo.