El hambre y su olvido

Al Señor Rafael se le olvidó la última vez que pudo comer carne o pollo. Y al él se le viene a la mente el día del apagón de la muerte, o tal vez el mes de octubre del año pasado. Su hijo de un año de nacido; está desnutrido. No tiene dientes, no habla, no camina y apenas puede sostenerse en los brazos. La mamá de su hijo se fue; él no sabe a dónde, porque más nunca contestó el teléfono.

La abuela de Rafael lo cuida desde la inercia que da el ser un adulto mayor, porque su memoria le falla segundo a segundo, -el hambre nos hace olvidar-. El vecino lucha para ayudarlo, pero solo siente que no puede. Esposos héroes de la comunidad le dan almuerzo, de ese alimento que comen sus otros hijos, los mismos que recuerdan que su papá perdió 50 kilos en seis meses. Su amada esposa le dice; “pero mi amor, así te vez mejor”, Sonríen con picardía para no llorar.

Los niños escondidos del país comen en su mejor momento; arroz mojadito o papitas picadas y un suculento mango. Los niños escondidos son aquellos que no han conocido a los miles de héroes que andan salvando vidas en una nación ensangrentada y delirada en gas, miseria y hambre. Los niños de mi país no saben que a los miles de héroes que lloran cada muerte como suya, salen cada mañana a encontrar un ángel que haga el milagro.

El señor Rafael dice; “¡no hay quien salve esto!”, palabras que se pierden cuando ve el estado de su cuerpo. A él se le olvida que tiene hambre, pero dice que está bien. No tiene trabajo, no tiene ideas, no tiene fuerzas, solo tiene a su hijo.

Andrea tiene cinco hijos, todos con desnutrición. Ella dice con la tranquilidad de la resignación; “pero solo eso”, y al rato recuerda que dos están en su casa con diarrea, vomito, y fiebre. El hambre la hizo olvidar y el olvido ocasiona la verdadera muerte.

Al principio todos responden al “cómo estás”, con un bien lleno de algarabía y sonrientes. Pero, el hambre nos hace confundir cuando estamos mal o bien. Cuando se convierte en implacable nuestra existencia, cuando no sabemos si existimos; es la masacre frente a la vista, que se detiene, y sigue para borrar y avanzar a la nada.

Por casualidad… Alguien de Venezuela que escribe y lee en esta red social se pregunta: ¿Hasta cuándo?