EL ARTE DE LA VIDA

in #spanish6 years ago (edited)


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Seguro que a los casi cien años, la memoria nos tiene que ser infiel,
pensé; después de una acogedora charla con un hombre que a sus casi
noventa y ocho años, me llevaba muchas historias por delante y
demasiadas canas pintadas de gloria, como para dejar de escucharlo sin
atención.
No así nuestro acompañante, un joven de la generación Z, que con la
mirada clavada en su celular; no dejaba de apretar las teclas, incesante,
sin pestañeo alguno. Creí que estaba desconectado por completo de este
mundo, sin escucharnos; pero a las historias de antaño que creía yo le
eran ajenas, respondía con un “Jummm” y después de desconectarse por
medio segundo de su pantalla, nos miraba, como extrañado por lo que
oía.¡ No entiendo cómo se puede navegar entre dos mares!


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La casa es de bahareque, como muchas casas de nuestro campesinado,
pintada de azul claro. Las tejas de barro y los pisos de tabla, también a
ella se le veía el paso implacable de los años. Al lado un enorme palo de
mangos que invitaba a comerse algunos, pues su amarillez dejaba ver lo
dulce y se unía en perfecta armonía con el sol, a punto de acostarse en las
montañas de la cordillera oriental del Valle del Cauca.
Raúl Herrera es campesino de pura cepa tolimense, pero aquí en el Valle
lo alcanzaron las canas hace muchos años, al igual que a su esposa Lida;
una preciosa anciana de ochenta y cuatro años, de voz tenue, con la
mirada de un ángel, sus cabellos como las nubes que decoraban ese
atardecer valluno y de caminar lento, pero firme.
Mientras lo escuchaba hablar, mi retina retrató el momento: Un anciano
con sombrero fedora hecho de fieltro, que más que un lujo se ha hecho
una costumbre, adornado de una cinta negra y canas de oro; camisa
manga corta a cuadros, que matiza sus arrugas y en las cuales se cuentan
mil crónicas. Pantalón caqui, botas de caucho; la correa sostenía la funda
del machete; reposado como el perro que dormía a sus pies, fiel
compañero.
Creo que era la mejor portada para ese libro, porque cada vez que
escucho a alguien, me siento a leer una obra de arte, sea cual sea el
autor, no importando su portada. Escuchar a estos héroes de la vida, es
ojear una enciclopedia de muchos tomos. Es una lástima, pero leerla toda
es casi que imposible, pues como siempre tengo prisa.
―Como le parece… Que el presidente Jorge Abadía Méndez trajo el primer
avión a Colombia y lo llamaban hidroavión, sí señor. Mi mamá, que en paz
descanse; me dijo que el mundo se iba a acabar, dizque por que el
hombre… El día que volara, era porque el mundo ya se iba a acabar, así
es. Yo estaba muy asustao y como le parece que ese señor Jorge Abadía
de tanto volar en ese aparato se mató en un accidente, sí señor, se mató.


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― ¡Como así…!― contesté, mientras escribía ese nombre: Jorge Abadía
Méndez.
¡Que veloces son los pensamientos! pues mientras lo escuchaba y miraba,
del subconsciente sonó la canción de la muerte. Mi abuela tenía una
cantina y desde la segunda planta, alcanzaba a oírla:
“Es que me da pena empezar
A ser viejo y pensar que la muerte
Muy pronto me ha de llegar…
Y es que por las noches me siento morir”
Ese recuerdo se hizo tan vivo, que pude verme de niño tirado en la cama,
con los ojos bien abiertos; los dedos en la boca y pensando “que nunca
quería ser viejo…porque ellos se mueren”. Al momento se despertó el
perro negro con blanco y blanco con pulgas, haciendo un brusco
movimiento para rascarse.
La hermosura vestida de anciana nos llamó―Vengan al comedor a
tomarse un cafecito… ― Música para mis oídos, aroma para los recuerdos,
sabor para enmarcar. Nos sentamos y el olor a café se mezcló con el
paisaje; lo dulce con las risas, las historias de antaño con el asombro, e
hicieron un concierto.


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Mientras tomábamos café, lo miraba. Al muchacho que con sus diez y
ocho años, se hacía el más joven de todos en las mesa. Recordé que
cuando él era niño, creo que solo tenía unos cuatro años, y en cierta
oportunidad me ayudaba a pintar la casa donde vivíamos. De un momento
a otro, salió gritando y me abrazó una de las piernas, pensé que algo lo
había picado― ¿Qué pasó, que pasó?―pregunté, mirándole la cara de
angustia y las manos temblorosas.―Papi me voy a morir... ― ¿Por qué?
¿Qué pasa? ― Me voy a morir porque me estoy poniendo viejito. Míreme
las manos, están todas arrugadas, me voy a morir…― Lo dijo llorando
como si de verdad se fuera a morir en ese mismo instante.
Las manos se le habían remojado tanto que se arrugaron y terminé
riendo, explicándole a mi hijo que él era un niño, que aquello era normal y
nada pasaría, que hay estaba papá y lo tomé fuerte en mis brazos para
espantar sus miedos infantiles.
Han pasado los años y ha crecido, el tiempo lentamente me lo va
arrebatando.
Cuando llegué a casa, el nombre de aquel presidente que había muerto
accidentado en un avión, me daba vueltas, así que tuve que poner su
nombre en el buscador de la red y me di cuenta que no había muerto en
un siniestro. Murió en su finca el 9 de mayo de 1947 y fue el presidente
número ochenta y cuatro de Colombia, gobernó 1926 a 1930.


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Respiré profundo y dejé que el aire saliera sin afán alguno. Ya mucho he
corrido y pienso… ¿quién me oirá a mí? Cuando mis cinco canas,
convenzan al resto de cabello a rendirse ante el paso del tiempo, a
trascender de negro a blanco; cuando el cabello níveo y cayado, narre un
sin fín de historias.
¿Me oirán mis hijos? O solo harán como que me escuchan, navegando
entre dos mares. A caso ¿tendré que arrojar mis tesoros al mar para que
se pierdan en el abismo del olvido y nadie sepa valorar el consejo del paso
de los años?
Pero creo que en un lugar allá arriba, de todos y cada uno de nosotros los
temporarios humanos, se escribe con letras magistrales cada segundo, sin
pasar por alto cada valioso momento. Se plasma en papel inmortal un
libro con nuestros nombres de título y con la mejor de todas las portadas.
Bienvenida ancianidad ya no te tengo miedo, eres mi peldaño hacia lo eterno.


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Esta imagen esta sometida a derechos de autor ENLACE
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El resto son de pixabay de difusión gratuita.
El separadores los hice en power point

Gracias por leerme amigos de steemit.

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Tengo una duda estimado @jorcam, de donde eres?

Hola Yeni. Gracias por leerme y por el voto. Soy de Colombia, vivo en Pradera -Valle. Y ¿ A qué se debe la pregunta Yeni?

Porque al leer tus escritos, me lo imaginaba, tu forma de describir ciertas cosas, es algo que me rondaba la cabeza.

Sucede que somos pocos los colombianos, me alegra que te hayas unido a esta plataforma.

Si deseas contactarme me puedes encontrar en Discord, te puedo ayudar a despejar dudas.

Tienes un gran talento @jorcam.

Gracias Yeni, tus palabras me animan y tengo mucho por aprender. Pero ¿cómo te encuentro en discord?

Me encuentras como yenipaola #5969, será un placer ayudarte.

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