Santa Claus en el muelle (Humor)

Las dos mujeres, que marchan camino a su trabajo, ven a San Nicolás en la playa y corren a hablar con él.

Están asombradas y emocionadas del acontecimiento.

Lo alcanzan cuando sigilosamente pasa por debajo del muelle de concreto.

-Santa. ¿Qué haces por acá y a esta hora?

-Los renos se pusieron de huelga. –Les responde.

Se miran asombradas.

-¿Y cómo harás esta noche para repartir los regalos?

Se queda pensativo.

-No sé, tal vez no lo haga.

-¿No lo harás? ¿Y qué pasará con tantos niños que esperan su obsequio? –exclama una de las damas.

-¿No será que tú no eres el verdadero Santa? –duda la otra.

-Claro que soy el verdadero, pero ante la duda mejor desaparezco.

-Nooooo –grita arrepentida la que hizo la segunda pregunta.

-¿Dónde creen que voy a conseguir unos renos mágicos como los que tengo? Si he tenido que venirme en bote para poder llegar acá y no hay transporte para moverme. ¿En qué creen que pueda repartir juguetes en todo el mundo?

Las mujeres se miran interrogativamente la cara.

-Es cierto. ¿Y por qué están de huelga los renos?

-Porque ya están cansados de recorrer el mundo cada navidad y quieren retirarse.

-¿Y no tienes otros?

-No, son los únicos y son machos todos, así que nunca han tenido descendencia.

Marta, que era una de las acompañantes de Santa, en segundos piensa en los nombres de los renos, Rodolfo, Trueno, Relámpago, Juguetón, Cupido, Cometa, Brioso y Bailarín. Y corrobora que es cierto lo que dice el hombre.

-¡Por favor Santa! Convéncelos para que puedas venir en la noche.

-Se nos hace tarde.

-Es verdad, bueno ha sido un placer poder conocerte en persona, siempre quise tomarte por sorpresa cuando me llevabas los regalos cuando era niña, pero lograste escaparte.

-Y en un rato ambas no se acordarán que me vieron.- Responde Santa.

Las mujeres se van pensando en las últimas palabras del hombre y él piensa en voz alta, cuando ya van a unos 50 metros de donde está.

-¿Cómo echamos para adelante con tanta gente como estas mujeres? Sin dudas esta noche cuando termine de trabajar en la juguetería, me emborracharé a ver si viene Santa y me trae algo. Jojojojo –ríe burlonamente.