Usted piensa demasiado?

Desde que éramos pequeños nuestros padres, la sociedad y la vida nos enseñaron a pensar, a tratar de encontrar soluciones a los problemas que en nuestro pequeño mundo nos aquejaban, eventualmente conforme los años pasaron y la limitada versión del mundo que alguna vez teníamos se fue rompiendo para mostrarnos lo que la realidad nos depara, también nos damos cuenta de algo y es que pensar no siempre es la solución, pensar nos ayuda a encontrar soluciones para los acertijos, para las ideas que tal vez no logran concretarse dentro del imaginario mundo de lo platónico, incompleto y utópico, pero, cómo el arma de construcción social más poderosa, espada indiscutible del progreso se vuelve en tu contra y te aqueja, te carcome, te inunda y te decepciona, bueno es ahí donde creo que deberíamos empezar a diferenciar entre pensar y pensar en exceso.

Fuente de la imagen: https://www.britannica.com/topic/The-Thinker-sculpture-by-Rodin/media/450280/226379

Remontándonos a aquellos viejísimos refranes que comúnmente suelen llenar de verdades olvidadas (o más bien ignoradas) circunstancias de las épocas como la que vivimos, que rezan “Todo en exceso hace daño” donde todo ahora es tan sencillo, tan cómodo y tan disfrutable (para una inmensísima cantidad de humanos, comparado con cualquiera época pasada), que pensar se puede efectuar en exceso, ¿Acaso cree usted, estimado lector que aquel caballero de la edad media, quien sabia del daño que una espada podía causearle al atravesarlo en un combate, y con ello morir, que podía pasarle relativamente fácil en cualquier momento, dedicaría su día a pensar en los mismos pequeños triviales inconvenientes una y otra vez y después pensar en por qué no puede encontrar una solución a ninguno de ellos y después evocar pensamientos que le ayuden a seguir pensando, así en un cirulo vicioso?... ¡Por supuesto que no!, lo invito a recordar, si es que suele perderse en sus laberintos mentales, que alguna vez la vida se simplificó y usted tiene una naturaleza que fue hecha para un mundo más rudo, digamos que una naturaleza planeada para una vida un tanto más complicada de lo que exige, pide o propone la sociedad actual, en ciertos aspectos claro, como el ya mencionado periodo de vida que logramos expandir colosalmente en el último siglo, al menos a mí, recordar esto me pone en perspectiva y me muestra los mundos en los que hubiéramos vivido, bastante más despiadados y arriesgados que el que me toco y a usted también. Y al mismo tiempo apreciar el delicado pero cómodo mundo en el que sí que me tocó vivir.