Los rumores de la guerra

Perdido entre los eventos recientes
donde es del todo fácil confundirse,
la gente se debate
entre declaraciones imprudentes
que son en el fondo tontos delirios
de tiranos flamantes
que resultan muy hambrientos de sangre.

Los peores locos se muerden las lenguas
cuando acusan de conspirar al otro.
—¡Nos defenderemos de todo ataque,
de mi reino hacia allá, bastantes leguas!—
Dicen mientras llevan lanzando bombas
por más de una década.

Guerras intermediarias,
mercenarios a sueldo
o “combatientes por la democracia”,
“rebeldes moderados”,
terroristas entrenados que explotan
sembrando la falacia.

Se va llevando a cabo un plan macabro
mientras se engaña con el blanco y negro,
todo se verifica por la TV
que inserta opiniones en el cerebro.

—¡Tienes un enemigo,
combate a sangre y fuego!—
Tal repiten durante día y noche,
sumiéndote en su ruido.

Hoy anuncian como si fueran nuevas
guerras que ya tenía prometidas,
muy extrañas alianzas producidas
entre naturalezas muy diversas
revelan las relaciones secretas.

El concurso de todas las naciones
ya no posee ninguna injerencia
para evitar la ruta armamentista,
una mitad del mundo
ve enemigos por todos los rincones.
Los tratados se rompen,
los pactos se desprecian.
Los rompimientos y las amenazas,
los bombardeos y aquellas sanciones,
el advenimiento de ese colapso
que sólo significa
el último en los conflictos mundiales
del que tan sólo estamos a unos pasos.

Flexionan su músculo
aquellos más terribles arsenales
y justo en el viejo Ombligo del Mundo,
sin ninguna fuerza que los detenga
decidieron continuar la masacre.

Que nadie nos sorprenda,
estamos avisados,
se ha puesto en marcha la Guerra perpetua.