De relaciones tóxicas y otras peligrosas telarañas | 5 consejos para salir de una relación tóxica | Especial de Halloween: Los monstruos sí existen
Mis estimados:
O.K. vayamos al tema de hoy, y es que he decidido revelar otro de mis monstruos más ocultos… se trata de algo más común de lo que se cree, pero no me gusta tratar mucho el tema y es que al igual que muchas personas, yo estuve involucrada en una relación tóxica, de esas donde las mentiras abundan y el daño es inevitable… de esas donde tu pareja parece ser tu droga personal y si te falta se te va la vida.
Mi Historia
El tiempo pasó, y una persona le dio mi número telefónico, comenzamos a escribirnos y salimos un par de veces, pero terminé confirmando lo que era obvio en él, era un mujeriego con doctorado, así que me alejé. El destino volvió a jugar y en esta ocasión yo terminé siendo su vecina, lo veía a diario cada vez que iba a la universidad, me decía cosas lindas y también me esperaba afuera de su casa, a veces me daba flores y un par de veces me salvó llevándome a la universidad cuando perdí el transporte, pero yo no le hice caso y se lo dejé claro, en primer lugar no quería involucrarme con alguien como él y en segundo lugar yo había conocido al amor de mi vida y no tenía ojos para nadie más.
El tiempo siguió transcurriendo, nunca se detiene, mi novio murió y eso representó el trauma más profundo de mi existencia, ahora adivinen ¿quién estaba fuera de mi casa cuando me enteré de la devastadora noticia? Sí, Martín, me apoyo muchísimo en mi pérdida, digamos que me cuidó cuando me hice una bolita de tristeza. Al cabo de un par de meses terminamos teniendo algo parecido a una relación, sí, mi dolor y yo teníamos una relación con Martín, el estar con él me permitía respirar.
Estuve metida en un curso de verano, pero nada era suficiente, terminé refugiándome en las letras de un amigo, del cual, justamente el día del matrimonio de Martín me hice novia… aterrador ¿no? Ahora ya van comprendiendo el nivel de toxicidad, sí yo también fui muy tóxica.
Martin como todo mujeriego tardó más en casarse que en divorciarse pues a los tres meses se separó de su esposa y allí dio inicio a lo que bautizamos como «Para que nada nos separe, que nada nos una»… yo seguí con mi novio (él estaba a unos 360 kilómetros de distancia) y Martín continuó con sus aventuras.
Nos veíamos unas 4 veces por semana, íbamos al cine, a la playa, a tomarnos unos tragos, y teníamos sexo muy seguido. Exacto, mi verdadera relación era con Martín… Porque mientras a mi «Novio» lo veía una vez cada 4 o 6 meses a él lo veía seguido y era mi apoyo constante. Entonces, ¿Cuál era la parte tóxica? Peleábamos muchísimo, por cualquier tontería, pero peleábamos, había lágrimas, gritos y más sexo.
Debo confesar que yo no me alejé por voluntad de su lado, ni él se alejó de mí, así como la vida nos unió, de la misma forma nos separó, sin avisos, sin peticiones ni arrepentimientos, sólo nos separó de raíz. Al cabo de un tiempo, fue que pude visualizar lo mal que me hacía esa relación, y a Martín le pasó lo mismo. Para poder cambiar teníamos que alejarnos.
Sé que muchas personas pasan por mi situación, y es que las relaciones tóxicas son adictivas. Sin embargo solo desde el nivel de pensamiento que tengo ahora es que puedo ver el cómo se me habría hecho un poco más sencillo poder terminar con esa relación, de esa forma:
Acá te dejo mis 5 consejos para salir de una relación tóxica
1. Reconócelo
2. Aléjate
Yo realmente no sé si fuera sido capaz de alejarme por voluntad, la vida se encargó de hacer eso por mí.
3. Rodéate de amigos
4. Ocúpate
5. Date un tiempo y vive el luto
Forma parte de mis monstruos porque le temo volver a involucrarme en una relación tóxica, aunque en eso estoy trabajando en fortalecer mi interior para no volver a donde estuve, pues quedarse en una relación toxica, también tiene que ver con baja autoestima, ya que si te amas de verdad, no permites una relación así.
Siempre que cuentan algo personal, se siente esa emoción; ésta publicación no es la excepción. Valoro la valentía de contar la historia en primera persona. El mejor remedio para todo; es MUCHO AMOR propio. Gracias por compartir. Un abrazo desde México :)