Hoy les contaré sobre una persona muy especial en mi vida, su nombre es Carmen Zoraida y hace muy poco pasó a formar parte de los ángeles de Dios.

Nació un 22 de noviembre del año 1950. Día doble especial para mí, ya que este mismo día se celebra: Día del Músico.

Sus padres fueron Jesús Rafael y Luz Del Valle y éstos ya no se encuentran físicamente con nosotros.

Desde muy joven fue una persona temerosa de Dios, a los 14 años se bautiza en la Iglesia Bautista Bethel; desde esa edad nunca desconfió de la palabra del Señor, siempre fue una fiel seguidora de su palabra.

Se casó con el señor Pedro Ávila y estuvieron juntos 46 años, sin fallas, sin errores, sin engaños, sin infidelidades de ella hacia él, intachable, siempre fiel a sus creencias como cristiana.

De ese matrimonio nacieron 4 hermosas mujeres que al igual que ella siempre estuvieron y han estado en los caminos del señor; la mayor Zoar Karile, ya casada y con 3 hijos: Natalia, Adrián y Adrián; le sigue Carmen Florencia, igualmente casada y con dos pequeños retoños: Zoraida como su abuela y Marcos; le sigue Izor Hailen, sus pequeños se llaman Delinett, Pedro y Dello; y por último, la más pequeña está Zoé Kairusan, también con dos bebés llamados Elías y Elif.

Sus años de vida fueron ejemplo para todos aquellos que la rodearon.

Laboralmente le dedicó 30 años de arduo trabajo a la Corporación Venezolana de Guayana, poco a poco fue ascendiendo hasta su jubilación hace más de 15 años como Secretaria Ejecutiva.

Siempre fue única como persona, para mí fue y será siempre más que mi segunda madre, con su apoyo incondicional en todo momento hizo que mi amor y cariño fueran un modelo ejemplar en todo lo que realizaba, puedo decir con firmeza que todas las cosas bien hechas que he logrado en mi vida fueron gracias a sus consejos, siempre los mejores.

Mi cachetona, tus palabras resuenan en mi mente cada día. Nunca podré olvidar toda la ayuda que recibí de ti el día que me case, desde el vestido, los zapatos hasta la casa en la que vivo actualmente, sin tu apoyo todo hubiese sido más cuesta arriba.

Tu cuerpo descansa de todas las fallas que ya tenían, ya no más infecciones ni gripes, ya no más trasnochos ni insomnios, ya no más dejar de tomar agua y ya no más diálisis.

El día 28 de septiembre te fuiste dejando una tristeza en mi corazón… Tía, te extrañaré por siempre.